¿No importan los delitos contra la UAS?
¡Es la Universidad, patrimonio de todos!

Alejandro Sicairos
14 septiembre 2023

Sus razones tendrán y la libertad de decir les asiste a aquellos que reducen a persecución política los procesos que las instituciones de procuración e impartición de justicia desarrollan contra funcionarios de la Universidad Autónoma de Sinaloa liderados por el Rector Jesús Madueña. Poco voltean a analizar la materia de los juicios de vinculación a proceso, los ya emitidos y los que están por venir, por lo cual tal miopía a conveniencia lleva a preguntarles si frente a las carpetas de investigación y batería de pruebas que sostienen las acusaciones es válido proponer el estado de excepción donde la ley no valga.

Otro enfoque desafortunado tiene que ver con el planteamiento de que es la UAS la que está a disposición de la justicia y no quienes la dirigen. Le hablan a los sinaloenses como si éstos no contaran con la capacidad de análisis para tomar sus propias conclusiones y tener sus consideraciones particularísimas al respecto. A esa masa social que le vale la arenga a paralizar Sinaloa pues lo que le concierne y defenderá es que a sus hijos se les garantice educación de calidad, sin que les echen a perder el futuro.

La UAS, en su propia estrategia política que contrasta con la ausente operación jurídica, elige el juego de resistencias internas y externas. La presión que ejerce sobre sus trabajadores para que se movilicen cuantas veces se les ocurre a los funcionarios universitarios es una liga que de tan estirada pronto habrá de romperse. Impensable que en estudiantes de avanzado libre albedrío prenda la incitación a abandonar las aulas para tomar las calles. Inclusive está a la vista lo inviable de la otra apuesta, que es la de los abogados traídos desde la capital del País con onerosos pagos, para retardar lo más posible del proceso judicial en tanto aparece por allí la tabla de salvación del talante que sea.

Pero se está pasando por alto que los presuntos delitos existen y que de la parte querellante nadie se ha doblado, mientras la cara defensa universitaria se aferra a que prenda en la ciudadanía el alegato del ataque a la autonomía. Entonces inicia otro torneo de la infamia para determinar quiénes en realidad atentan hasta la ignominia contra las libertades propias del recinto del saber, civilidad e inteligencia que para todos, gobierno y mandos de la UAS, deben ser sagradas.

Es tan sencillo como justificar por qué las compras millonarias de tortillas y carne de res y pollo; los motivos por los que universitarios con cargos directivos se convierten en súbitos proveedores cobrando sumas cuantiosas sin siquiera poseer la agudeza de establecer los domicilios fiscales; a quién le beneficia que haya portales y comunicadores que subsisten solamente con el dinero que les suministra la Universidad; ventilar los arqueos contables que la UAS oculta porque aduce que el hecho de rendir cuentas va contra su autonomía, así como revisar el incoherente speech cupular donde un día alega que no recibe recursos estatales y al día siguiente le pide al Gobierno local que se los aumente y entregue.

Hay realidades que por grandes no caben bajo los tapetes de la simulación. La UAS debe transformarse en el primer interesado de que sus funcionarios actúen en estricto apego a derecho y los que se alejen de tal obligación paguen por ello, preferentemente resarciendo los daños causados. Es correcta la postura externada por Madueña ayer de abrirse a la rendición de cuenta si el gobierno de Rubén Rocha otorga los 2 mil 600 millones de pesos solicitados como recursos estatales para la Universidad.

Es muy probable que el Rector dé virajes hacia la transparencia y al esquema de la ley aplicada a los ilícitos cometidos en el campus. Madueña no es víctima de persecuciones políticas; es rehén de grupos de poder que se resisten al escrutinio de instituciones de fiscalización y órganos de la sociedad, queriendo esos apetitos aviesos que la máxima autoridad universitaria pague por los platos rotos, los presupuestos malversados, que otros cometieron. Allí debiera estar el apoyo a Madueña: que no sea escudo de los verdaderos saqueadores.

Entonces no vale, no cabe, el extravío en conciencias que antes parecían estar a favor de lo mejor para la Universidad. Que borran los frutos perennes de las convicciones de Raúl Cervantes Ahumada, Juan Eulogio Guerra Aguiluz, Eduardo Franco, Jorge Medina Viedas, Liberato Terán Olguín y tantos universitarios que edificaron los cimientos de dignidad para que el campus floreciera la razón y el conocimiento y secaran los arroyos de impunidad que riegan las parcelas política y de expoliación.

Los gritos que sacralizan a los indiciados no ayudan; servirían más si trazaran rutas de evacuación para que la UAS no se ahogue en otros albañales. Creando el itinerario de la negociación con la cláusula inextinguible de transparencia que limpie lo ya podrido y contenga las sentinas futuras. De lo contrario, al no crearse consensos para el rescate de la Universidad se está permitiendo que FGE y Poder Judicial hagan la liberación con todo y lo traumático que ello pueda ser.

Urgen los planteamientos que empujen lo que más le conviene a la UAS, no lo que quisieran quienes la piensan como inagotable expendio de privilegios. Salvémosla de los cautiverios actuales y actuemos para que nadie, ninguno, la vuelva a sujetar creyéndola su muy particular gallina de los huevos de oro. ¡Es la UAS, entendamos!

Que lo registre el Dios Kronos,

Este episodio de escoria,

De quienes erigen sus tronos.

Encima de la UAS y su gloria.

El Presidente Andrés Manuel López Obrador se apropia de una ceremonia esencial para los mexicanos, que es la rememoración del Grito de Dolores. Borra del ritual al Poder Judicial y recalca la omnipresencia de quien es Mandatario federal, líder de partido, jefe del ala morenista en el Congreso, campañista de Claudia Sheinbaum y dueño de instituciones que las manda al diablo cuando se le antoja. Nomás falta que evite que repiquen las campañas creyendo que suenan a duelo por la 4T que ya se va.

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