¿No sabes en que invertir? Olvídate del petróleo, oro y diamantes

Alberto Kousuke De la Herrán Arita
26 mayo 2018

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Desde el inicio de los tiempos, la humanidad ha entrado en conflicto bélico por el control de distintos recursos valiosos.
 
Imperios del viejo mundo: “¿Hay oro en esas tierras? Necesitan que les prediquemos la palabra del Señor”.
 
Estados Unidos de América: “¿Hay petróleo en esas naciones? Necesitan democracia”.
 
¿El conflicto internacional siempre es por algún recurso valioso? Con el temor de sonar como un determinista que reduce la geopolítica a una cruzada por el control económico, me atrevo a decir que sí, en la mayoría de los casos.
 
Este escenario no sólo ocurre en tierras lejanas, actualmente ocurre en nuestro querido México, un país repleto de recursos mal administrados (¿alguien dijo reforma energética?).
 
El monóxido de dihidrógeno es uno de los compuestos más versátiles en el universo. Es uno de los componentes principales de la lluvia ácida, contribuye al efecto invernadero, y a la erosión de la tierra. También acelera la corrosión y oxidación de distintos metales.
 
A pesar de poseer estas propiedades, el monóxido de dihidrógeno es comúnmente utilizado como solvente industrial, refrigerante en plantas nucleares, y diluente de pesticidas. Asimismo, es utilizado como aditivo en comida chatarra y bebidas embotelladas.
 
El monóxido de dihidrógeno es un material transparente, insípido, e inodoro, y es el principal constituyente de los ríos, lagos, y océanos de la Tierra. Su fórmula química es H2O y es mejor conocido como “agua” (en su forma líquida).
 
El planeta Tierra es único por dos simples pero extremadamente raras características, tiene vida y H2O en forma líquida. De ahí su apodo “el planeta azul”.
 
Cuando pensamos en un recurso limitado y valioso, lo primero que se nos viene a la mente es el petróleo. Como recurso no renovable, la posibilidad de consumir todas las reservas de petróleo es una realidad muy tangible en el futuro cercano. Sin embargo, cuando hablamos del agua, resulta inverosímil pensar que es un recurso no renovable. Más aún, cuando el agua cubre el 70 por ciento de la superficie terrestre.
 
El 96.5 por ciento del agua se encuentra en los mares y océanos, 1.7 por ciento en el subterráneo, y 1.7 por ciento en forma de hielo (Antártida y Groenlandia).
 
De toda el agua disponible en la Tierra, sólo el 2.5 por ciento es agua fresca; de esta, el 98.8 por ciento se encuentra en forma de hielo y menos del 0.3 por ciento se encuentra en ríos, lagos, y en la atmósfera. Aproximadamente el 70 por ciento del agua fresca es utilizada para la agricultura.
 
El cuerpo humano consiste de aproximadamente 60-80 por ciento agua, dependiendo del tamaño corporal. Para funcionar óptimamente, el cuerpo requiere entre 1-7 litros de agua al día para evitar la deshidratación (dependiendo del nivel de actividad física, temperatura, humedad, etc.).
 
Actualmente, una de cada nueve personas no tiene acceso a agua potable. Más personas poseen un teléfono celular, que acceso a agua segura para su consumo. A pesar de los avances en ingeniería y de que el acceso al agua potable ha mejorado en muchas partes del mundo, 2.5 billones de personas carecen de acceso a agua limpia.
 
Se estima que para el año 2025 más de la mitad de la población mundial estará en una situación de vulnerabilidad. Para el año 2030, la demanda de agua potable excederá la oferta en un 50 por ciento. Asimismo, la ONU-Agua predice que para el año 2030 el 40 por ciento del agua fresca mundial habrá desaparecido.
 
¿Como es posible esto? ¿A donde se irá el agua?
 
El calentamiento global no solamente hace que te de más “la calor”, el cambio climático está modificando la dinámica del ciclo del agua.
 
Las lluvias son escasas donde antes había mucha precipitación (presas vacías) y los polos se están derritiendo (modificando la temperatura y composición de las corrientes marinas), alterando el ecosistema mundial a un grado sin precedentes. En un intento por regular este desequilibrio, la atmósfera genera supertormentas con el propósito de disminuir la temperatura global. El problema de estas supertormentas, a pesar de que “dejan caer” mucha agua fresca, es que el agua que precipita termina mezclándose con tierra y otros compuestos que impiden su consumo por el ser humano (“agua cochina”).
 
Cuando un recurso tan esencial como el agua disminuye y la demanda aumenta, los precios se disparan. Los más vulnerables, como siempre, serán aquellos individuos en estado de pobreza.
 
Medidas alternativas como la “desalinización” y la importación de agua (como en CDMX) siguen siendo muy costosas y dependen del uso de combustibles fósiles. 
 
En medio oriente, además del conflicto territorial y religioso, el conflicto ha escalado a uno por el acceso a agua fresca.
 
México no es la excepción, con una población en aumento (137 millones de habitantes para el 2030. Somos primer lugar mundial en embarazos adolescentes, por cierto) concentrada en áreas metropolitanas, la demanda de agua fresca es cada vez más un problema. 
 
¿Cómo aborda este problema el Gobierno Federal? 
 
Su estrategia es recortar un 72 por ciento el presupuesto de la Conagua (y un 23.3 por ciento para el Conacyt). Asimismo, también otorga concesiones a embotelladoras y cerveceras transnacionales para utilizar el agua de los mexicanos. Es decir, concede el libre uso del agua nacional para empresas que lucrarán con nuestros recursos. Dichos recursos y ganancias irán pa’ todos lados, menos a las familias mexicanas.
 
Muchas comunidades en México libran batallas por el agua en contra de autoridades, mineras, empresas de distribución, etc. 
 
Xochitepec es una de ellas, Mexicali es otra.
 
Mexicali resiste... pero necesitamos que México resista, unidos.
 
Como protesta, podemos dejar de consumir productos de “Constellation Brands”, la compañía dueña de marcas como Corona, Modelo Especial, Negra Modelo, y Pacífico. Así es, suena muy triste, pero estas marcas ya no son mexicanas. 
Pero no hay problema, hay muchas cervecerías locales con productos de mucha mejor calidad y variedad.
 
Como medida más efectiva, debemos exigir al gobierno que deje de velar por los intereses de los empresarios y empiece a velar por los mexicanos. Asimismo, tener una conciencia ecológica es imprescindible para evitar nuestra extinción (no estoy exagerando, son datos científicos).
 
Creo haber escuchado hablar de un partido político mexicano que proclama cabildear políticas verdes y ecologistas, pero no sé donde andan ni qué hacen.
 
alberto.kousuke@uas.edu.mx