Página
en blanco
La vida de cada uno es una página en blanco, para escribir las más grandes tragedias, comedias, enredos, fracasos, triunfos, cobardías, heroísmos, sucesos o historias de amor. De nosotros depende cómo queramos llenarla, si hacemos correcciones, tachaduras o borrones; o, por el contrario, somos capaces de sacarle punta al lápiz y perfilar bellas historias y creaciones.
Tanto para el escritor como para el compositor existe ese problema llamado página en blanco, según reconoció Ennio Morricone: “Delante del compositor hay una página en blanco. ¿Qué ponemos en la página? En ese espacio hay un pensamiento que se debe desarrollar, aunque muchas veces no sabemos lo que buscamos”.
En efecto, hay ocasiones en que sentimos que no podemos sacar adelante una tarea y, de pronto, todo se ilumina y se nos ofrece una vía alterna, como cuando pidieron a Ennio que se encargara de la música de la película Cinema Paradiso. Morricone, de entrada, se negó, pero le sugirieron leer el guión; entonces, llamó por teléfono a la casa del director Giuseppe Tornatore y le dijo: “Soy Ennio Morricone. ¿Podemos encontrarnos?”. Tornatore prosiguió: “Me preguntó si quería música folclórica siciliana. Yo no pensaba en nada por el estilo. Entonces, me miró y dijo: voy a trabajar en la película. Fue una lección de vida, porque Ennio me trató como un compañero en el oficio, y yo era apenas un novato. Él ya había hecho 350 de sus 500 películas”.
Agregó que cuando apenas escribía el guión de la película “El pianista sobre el océano”, Morricone ya escribía la música. Lo paradójico es que Ennio no quería trabajar componiendo música para el cine. En los 70, decía que se retiraba en el 80; después, que en el 90, y posteriormente, que en 2000.
¿Qué escribo en mi página?