PANtano vendido a Cuén. PAStel a Zamudio y socios

Alejandro Sicairos
16 enero 2018

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Con la mentira de poner el interés de Sinaloa al frente, el Partido Acción Nacional entró al punto sin retorno de la degradación política al pasar, debido a un manotazo de codicia, de ser la primera fuerza electoral a convertirse en servidumbre y ariete del Partido Sinaloense. Sacrifica las antes dignas siglas albiazules para ofrendarlas mancilladas a Héctor Melesio Cuén Ojeda. 

El extravío del PAN al venderse al PAS como mercancía de segunda mano implica el destino preconcebido de la ignominia. Arreado por la sed de poder de Ricardo Anaya, su precandidato presidencial, el animal albiazul vuelve a tropezar con la misma roca que en 2013 le significó el hecho de apoyar a Lucero Sánchez López para que ocupara una curul en el Congreso del Estado. 

O recaer, fiel al oficio de crear coaliciones siniestras, en la enfermiza ambición de poder que en 2010 le ocasionó instalar como Gobernador a Mario López Valdez y luego avergonzarse a medio sexenio por la traza facinerosa del régimen que hasta la fecha no ha sido exhibido en toda su dimensión corrupta. 

Este 2018 el PAN vuelve a las andadas en Sinaloa. Rehén de la ambición de Anaya y de la gavilla política que encabeza Sebastián Zamudio, no tiene ni idea del costo político que pagará por desvanecer sus siglas para que dominen las del Partido Sinaloense, en la alianza en la cual también participan el PRD y Movimiento Ciudadano. 

Aún si obtuviera algunas posiciones de elección popular, el dispendio ideológico y programático del PAN es inestimable. Ofrendarle a Cuén Ojeda todo el legado doctrinario que dejaron panistas como Manuel Gómez Morín, Manuel Clouthier del Rincón, Luis H. Álvarez y José Ángel Conchello, entre otros, no tiene nombre. 

Precio sí tiene precio y este se calcula con base al negocio que harán Zamudio y la tribu que se apoderó de las decisiones al interior del PAN. El atrevimiento de arrodillarse ante el partido cuenista con un nivel de abyección que repugna a la militancia panista dejó de ser una posibilidad de ganar votos para trasmutar a la emergencia de jalar dinero. 

¿Cuánto le costará a Cuén el "arreglo" con Sebastián Zamudio y los dos panistas de la trinidad del bolillo de oro? Si alguien creyera que nadie ganaría con esta extraña coalición, que no se confíe. Nunca el PAN se había cotizado tan alto en la subasta de las ideologías devaluadas. 

Por ejemplo, la Alcaldía de Culiacán es una permuta vergonzosa pues las huestes de Sebastián Zamudio la dan en cambalache de beneficios para ese grupo que tiene secuestrado al PAN. Representa un trueque indigno para el PAN por develar su baja estatura para la competencia electoral y penoso para el PAS porque tiene el tufo del chantaje. Eso no es negociación; es coacción. 

Además, el PAN y el PAS fingen que el matrimonio aliancista es por avenencia. Faltan a la verdad los dos porque es un contrato de ambiciones desequilibradas cuya armonía no resistirá la luna de miel de las precampañas, al estar próxima a asomar la discordia de la incompatibilidad ideológica. 

Se entienden muy bien en la alcoba del oportunismo político y se llevan exageradamente mal en el lecho de la participación democrática. Pronto lo corroboraremos.

 

Re-verso 

La militancia cuestiona,

Si a Cuén a cambio de nada,

Le dieron PAN y empanada,

O quizá también la dona.

 

Jorge Abel o Pucheta 

Al PRI se le dificulta decidir si le permite a Fernando Pucheta buscar la reelección como Presidente Municipal de Mazatlán o dejar que tal proyecto se estrelle con la eventual candidatura de Jorge Abel López Sánchez. A diferencia del actual Alcalde que desbarató la estructura partidista, López Sánchez ha reconstruido la plataforma territorial del tricolor y no está dispuesto a prestársela a quien ha sido el peor gobernante mazatleco.

 

alexsicairos@hotmail.com