Por lo que...
Hace algunos meses, un amigo notario, padre de un adolescente, me comentaba que a los hijos hay que imbuirles el sentido de la responsabilidad y del esfuerzo y en este último aspecto, me decía, el consejo debe acentuarse si se goza de una buena posición económica. Agregó que un día, su hijo le planteó la siguiente pregunta: “Oye, papá, ¿cuántas casas tenemos?”. Sin pensarla dos veces, me dice, le respondí: “Yo tengo cuatro; tú, ninguna”.
Ante la contundencia de la respuesta de su progenitor, el chamaco se quedó desconcertado y sin entender que estaba recibiendo en el terreno fértil de su conciencia la primera simiente de la responsabilidad y el esfuerzo que implica el construir su propio futuro y no estar atenido a los bienes futuros que le legaran sus padres y de ellos dependerá, nutrirlo de los valores necesarios para que la semilla cultivada germine y crezca con la fortaleza necesaria para dar los frutos procurados.
Recordé lo narrado porque hace algunos días, en un video mensaje del siempre controvertido Ricardo Salinas Pliego, cita la carta de Obregón a su hijo, cuyo contenido, según mi parecer, va en el mismo sentido de lo contado por mi amigo fedatario.
Álvaro Obregón Salido, General de formación, sonorense de cepa y Presidente de la República del 1 de diciembre de 1920 al 30 de noviembre de 1924, tuvo una decena de hijos con dos esposas. La primera de ella de nombre Refugio Urrea, y al fallecimiento de ésta contrajo nuevas nupcias con la señora María Tapia.
Con la señora Urrea engendró a Humberto y cuando éste cumplió 21 años, con lo cual, legalmente adquiría la mayoría de edad, su padre le escribió una carta relativa al suceso y lo que implicaba arrancar la ciudadanía plena y en torno a su favorable situación familiar, en cuanto a lo económico, así como las ventajas de su posición social, las que eventualmente se pueden convertir en factores que entre otras cosas, conducen a la soberbia, a la arrogancia con sus semejantes de estratos sociales menores, económicamente hablando. Consejos que no estaría mal que tomaran los actuales políticos encumbrados y enriquecidos con los frutos de la renta nacional para transmitírselos a sus críos.
Rescato unos fragmentos de la mencionada carta: “Tú perteneces a esa familia de ineptos, integrada, con muy raras excepciones, por los hijos de las personas que han alcanzado posiciones más o menos elevadas, que se acostumbran desde su niñez a recibir toda clase de agasajos, teniendo muchas cosas que los demás niños no tienen, y van por esto perdiendo, asimismo, la noción de las grandes verdades de la vida y penetrando en un mundo que le ofrece todo sin exigir nada; creándoles, además, una impresión de superioridad tal que llegan a creer que sus propias condiciones son las que los hacen acreedores de esa posición privilegiada. El valor de las cosas lo determina el esfuerzo que se realiza para adquirirlas y cuando todo puede obtenerse sin realizar ninguno, se pierde la noción de lo que el esfuerzo vale, se ignora el importante papel que éste desempeña en la resolución de los problemas de la vida, y el tiempo que nos sobra nos aleja de la virtud y nos acerca al vicio; y este es el otro factor negativo para los que nacen al amparo de posiciones ventajosas...”.
Por lo que nos muestra la realidad, en todos los niveles, fallamos en la educación integral de nuestros hijos y en el terreno político, el ejemplo del General Álvaro Obregón como padre de familia, simplemente no se multiplicó.
¡Buenos días!