Por lo visto...

Guillermo Osuna Hi
26 noviembre 2023

Indudablemente, Mazatlán ocupa un lugar preponderante dentro del mercado turístico nacional, específicamente, en el segmento llamado turismo de masas, mismo que se potencializó, principalmente, gracias a la llamada carretera Mazatlán-Durango. Este nicho, considerado de poca capacidad de gasto, de alguna manera sirvió para hacer que reflotara la actividad turística del puerto, metida en una seria crisis a fines de los años noventa y principios de este nuevo siglo.

Ciertamente, los flujos turísticos que recibimos no forjan grandes ganancias, pero por lo menos, generan lo necesario para que las empresas de servicio turístico mantengan su operación con un pequeño margen de rendimientos que, en mucho de los casos, no corresponde a la rentabilidad de la inversión empresarial.

Los atractivos naturales del puerto y los servicios de diversión y gastronómicos, también son factor importante en la exitosa dinámica turística local, sin embargo, también hay que decir, que estamos transitando por el peligroso adagio que dice: “cría fama y échate a dormir”, lo cual, puede provocar que la curva ascendente empiece a declinar rápidamente, y es que las bellezas naturales, no están siendo sostenidas por una infraestructura municipal acorde a un lugar exitoso.

Deficiencias que van en aumento, ante la pasividad del empresariado turístico, cuyos liderazgos, ni tan siquiera en corto, se manifiestan para que las autoridades cumplan con lo que les corresponde realizar y les siguen el juego de la simulación. Fingimiento, acto que me sirve de pie para brincar a lo siguiente.

La simulación, entre otras acepciones, se refiere a la práctica de representar algo, imitando o fingiendo lo que no es; es una treta que ha estado presente a lo largo de nuestra historia nacional.

Por ejemplo, durante décadas se simuló que en nuestro país imperaba la democracia o bien, se crean instituciones que aparentan trabajar por el bienestar ciudadano, como son centros médicos y escolares, pero que en la práctica, no rinden lo esperado, porque no son proveídas de los recursos necesarios para cumplir con su misión, y al final, solo sirven de numerología en los informes gubernamentales.

Otra más. La llamada 4T, supuesto plan de renovación nacional, también ha resultado una mera simulación y el ejemplo más cercano, se encuentra en el campo del juego electoral por el que estamos transitando, supuestamente, apegado a lo que marcan los mandatos electorales. Ejemplo de tal simulación, son las etapas que deben cubrirse para elegir a quienes serán postulados para procurar anotarse la diana de llevarse la designación de ejecutivo federal, o en su caso, los propuestos para integrar el poder legislativo, las cuales, desde hace meses han sido rebasadas

Mire usted, lo que contemplan los ordenamientos electorales, en cuanto dicho proceso. Supuestamente, estamos en precampañas, las cuales, se desarrollarán del 20 de noviembre de 2023 para concluir el 18 de enero del 2024. En esta etapa, se supone, que los pretensos se muestran ante los integrantes de los partidos y del electorado en general, para ser considerados como postulados por sus órganos políticos. Simulación uno.

Luego, del 19 de enero al 29 de febrero del 2024, vendrán las intercampañas, fase en la cual, los partidos eligen a los que serán los candidatos a las representaciones en juego. Descarada simulación dos.

Finalmente, entraremos a las campañas, las cuales, se desarrollarán del 1 de marzo al 29 de mayo, periodo dentro del cual, los candidatos le exponen al electorado su proyecto de gobierno, los cuales, para no variar, estarán llenos de simulaciones. Viendo la realidad, desde hace meses estamos en esta última fase electoral. Cínica simulación tres.

Por lo visto, la simulación continuará siendo la divisa de los tres niveles de gobierno, en tanto continuemos amodorrados ante el accionar gubernamental y considerando que el juego político, es tema exclusivo de la rapaz clase política de nuestro país. ¡Buenos días!