Por los desaparecidos de ayer y hoy
Afrenta política que el crimen reedita

Alejandro Sicairos
02 octubre 2025

A Martha Camacho Loaiza le sobran fuerzas para mantener viva en la memoria colectiva aquella Guerra Sucia de la cual fue víctima hace casi cinco décadas al sufrir ella los abusos perpetrados por el Estado mexicano con la desaparición forzada, tortura y el asesinato de su esposo José Manuel Alapizco, pero sobre todo le queda entereza en la lucha con el propósito de que nadie olvide a las heroicas madres que tatuaron en todo México la dolorosa exigencia de “¡vivos se los llevaron, vivos los queremos!”.

Su batalla es ahora contra el olvido en las nuevas generaciones preocupadas y ocupadas en resolver otras crisis de derechos humanos, como la que afecta a Sinaloa debido a la llamada narcoguerra que por razones no del todo distintas a las de los años 70 reporta la privación ilegal de la libertad de más de 2 mil personas e igual número de familias que taladran la conciencia gubernamental con el punzante “¿dónde están?”

Los ciclos trágicos se repiten con puntualidad asombrosa y las mismas motivaciones muestran el comportamiento circular que las hace coincidir en el mismo punto sin importar las brechas cronológicas. Los que atestiguaron hace 57 años la masacre de la Plaza de las Tres Culturas, en Tlatelolco, y enseguida sufrieron la persecución política, creyeron que con el avance que presenta el País a favor de las garantías constitucionales jamás ocurrirían otras crisis que cobraran tantas vidas humanas como la que deriva hoy de la pugna entre organizaciones sinaloenses del narcotráfico.

Con las “Jornadas por la Memoria y la Resistencia de las Madres en Lucha”, que se lleva a cabo en Culiacán del 29 de septiembre al 2 de octubre, Martha Camacho engarza el pasado de la atrocidad decretada por el Gobierno con fines de represión, con la realidad actual de delincuencia vertebrada que sistematiza el horror y reto a las autoridades, añadiéndole cada vez más el ingrediente político a su prolongada confrontación intracártel.

Las jornadas que se realizan en el edificio del Archivo Histórico de Culiacán incluyen la exposición museográfica “Disidentes” que mediante el recuerdo les da vida a víctimas a quienes jamás debemos ofrecerlos el olvido porque de hacerlo nos estaríamos asestando los ciudadanos el peligro de la repetición. El mismo día se realizó la ceremonia de inauguración con la presencia de Alan García Campos, Oficial de Derechos Humanos en la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, y Eugenia Allier Montaño, integrante de la Comisión de la Verdad, quien impartió una conferencia sobre el rescate de la memoria histórica en relación con acontecimientos de la Guerra Sucia.

También asistieron Froylán Enciso, titular de la Unidad para la Defensa de los Derechos Humanos de la Secretaría de Gobernación, e Isabel Silva Valtierra y Rodrigo Bustamante Igartua, subdirectora de Fortalecimiento Institucional y Coordinador de Planeación, Monitoreo y Evaluación, ambos de la organización Servicios y Asesorías para la Paz. En el mismo programa, ayer realizamos en compañía de María de los Ángeles Moreno, Marcos Vizcarra y José Alfredo Beltrán el conversatorio “Periodismo y Acompañamiento” en el cual se destacó la responsabilidad social de la prensa al ir al lado de las víctimas de todo tipo de violencia. Hoy será proyectada la película “Rojo Amanecer”, dirigida por Jorge Fons.

Al abrazar la esencia y el recuerdo de la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos en el pasado, homenajeamos también a las que en el presente mueven cielo, mar y tierra para encontrar a los retoños que les fueron arrancados de los hogares antes mediante la fuerza pública y hoy con las armas del narco. Lo mismo honramos a Chuyita Caldera, que en 2006 murió sin saber de su hijo José, que a Sandra Luz Hernández, que en 2014 fue asesinada al intentar encontrar a su hijo Edgar.

Sobreviviente y mantenedora del esfuerzo tenaz de las familias que continúan hurgando en la historia negra de México para saber dónde están los que apartó de ellos la Guerra Sucia, Martha Camacho representa la herida vivencial expuesta a las nuevas generaciones con el propósito de que sepan del Estado opresor de ayer y el avasallante crimen organizado de hoy.

Martha fue detenida en 1977 en Culiacán con ocho meses de embarazo, por elementos de Ejército, Dirección Federal de Seguridad y Policía Judicial de Sinaloa, dio a luz a su hijo estando en calidad de presa política, y frente a ella fue torturado, mutilado y asesinado su cónyuge José Manuel Alapizco. Dicho esto nada queda por agregar, pero tampoco el silencio es permitido.

Es una búsqueda que resiste,

Por las madres que allí estarán,

Y mientras haya voces que griten,

Desaparecidos ¿dónde están?

El Instituto Nacional de Antropología e Historia tarda en liberar los permisos para que las Sabuesos Guerreras instalen el memorial en una de las banquetas frontales de Catedral en Culiacán, o de lo contrario la dependencia evidenciará el absurdo de pretender cuidar un monumento histórico a través de borrar la historia de las víctimas de desapariciones forzadas y las madres rastreadoras que también aportan a que la evocación social tenga presente el episodio inhumano que recalca la senda por la que nunca más debemos andar.