¿Por qué los incompetentes se sienten superiores?

Alberto Kousuke De la Herrán Arita
19 septiembre 2021

Todos somos buenos para algo, no obstante, hay algunos que se creen expertos todólogos.

Saber qué tan competentes somos en comparación con otros individuos nos ayuda a determinar cuándo podemos seguir adelante con nuestras propias decisiones e instintos, o pedir consejos cuando sea necesario.

Sin embargo, la ciencia sugiere que no somos muy buenos para autoevaluarnos correctamente. Este fenómeno se conoce como el efecto “Dunning-Kruger” y explica cómo es que algunas personas padecen una ilusión de superioridad.

La realidad es que a todos nos llega pasar en algún momento. Nos juzgamos a nosotros mismos mejor que otros al grado de transgredir las leyes de la realidad.

Aquellos con menor capacidad son los que más tienden a sobrecalificar sus habilidades. Individuos con un nivel bajo de razonamiento lógico, gramática, e inteligencia emocional, se califican más favorablemente que aquellos quienes son expertos en algún tema.

¿Quiénes son más vulnerables a sufrir esta ilusión?

Desafortunadamente, todos nosotros. Esto se debe a que todos tenemos algún grado de incompetencia o ignorancia que no somos capaces de reconocer.

Dunning y Kruger describieron este efecto en 1999 y concluyeron que aquellas personas que carecen del conocimiento y habilidad en un área particular sufren una doble maldición.

La primera es que estas personas cometen errores y toman malas decisiones. En segundo lugar, su ignorancia les previene reconocer sus errores. En otras palabras, estas personas carecen de la experiencia para reconocer lo malos que son.

Por ejemplo, los investigadores estudiaron a un grupo de estudiantes en un torneo de debate. Los equipos que perdieron el 75 por ciento de los debates en las rondas preliminares creían que habían ganado en al menos el 60 por ciento de las contiendas. Al desconocer las reglas del debate, los participantes no eran capaces de reconocer cuándo o cómo sus argumentos eran refutados.

El efecto Dunning-Kruger no es una cuestión del ego cegándonos ante nuestras debilidades. La mayoría de la gente admite sus déficits o errores cuando se dan cuenta.

En otro experimento, estudiantes que habían salido mal en un examen de lógica y que posteriormente tomaron un curso exprés de lógica, calificaron su rendimiento en el examen como deplorable.

Esto explica el por qué las personas con una moderada experiencia o expertise se sienten menos confiados en sus habilidades. Saben los suficiente para saber que no saben muchas cosas. Estas personas también cometen un error: asumen que todas las personas poseen conocimiento.

El resultado es que la gente, ya sea inepta o con habilidad, se encuentran atrapados en una burbuja de auto-percepción incorrecta. Cuando son ineptos, no pueden ver sus propias fallas; cuando son competentes, no son capaces de percibir la rareza de sus habilidades.

Dado que el efecto Dunning-Kruger es imperceptible para uno mismo, ¿cómo podemos saber si somos buenos para algo o no?

Aunque sea difícil de escuchar, la retroalimentación de otras personas es la mejor herramienta para determinar esto. Asimismo, lo más importante es seguir aprendiendo. Entre más expertos nos volvemos en un tema, es más difícil que nos topemos con algún hueco en el conocimiento.

“Cuando alegues con un tonto, primero asegúrate de que la otra persona no está haciendo lo mismo”.