¿Por quién votar?

Vladimir Ramírez
06 abril 2021

La respuesta a esta pregunta es la más valiosa de todas las interrogantes que en estos momentos se hacen los candidatos y sus asesores de campaña: saber qué motiva al elector para decidir su votar el día de la elección. En anteriores procesos al 2018, esta interrogante no era precisamente la más importante, pues se atendían otros elementos para garantizar el triunfo y no eran los de un discurso cautivador o propuestas atractivas, sino estrategias para asegurar el voto por otras vías.

Posterior al fiasco democrático que representó el gobierno de Vicente Fox, en las contiendas electorales aumentan las prácticas clientelares, los tipos de logística para comprar votos y movilizar electores a las urnas. Ganar una elección implicaba fundamentalmente costos financieros y cantidad de votos. Esta situación generó un ambiente de apatía ciudadana debido al uso indiscriminado de promesas incumplidas, falso ofrecimiento de cambio social y utilización de campañas sucias de miedo y desacreditación de rivales políticos, desplazando los temas sobre economía, empleo, seguridad, educación, salud, entre otros.

Como resultado aumenta la abstención y se promueven campañas para anular el sufragio. Esta situación se convertiría en el mejor escenario para inhibir el voto y sacar ventaja de la clientela política. Una nueva forma de corporativizar el sufragio en la manipulación de la información y el chantaje político.

Pero la elección del 2018 giró los escenarios y cambió los supuestos. Las elecciones se volvieron más competitivas y las viejas prácticas dejaron de garantizar la victoria. En el actual proceso electoral, la incertidumbre es un elemento presente en tanto que ningún escenario garantiza resultados previstos.

En Sinaloa, la contienda por la Gubernatura se concentra en dos aspirantes que encabezan las encuestas: Mario Zamora, del PRI-PAN-PRD, y Rubén Rocha, de Morena-PAS. A partir de este supuesto, se pueden analizan aspectos que pueden fortalecer o perjudicar la tendencia de ambos candidatos.

De los aspirantes de Movimiento Ciudadano, Fuerza México, Partido del Trabajo, Verde Ecologista, Redes Sociales Progresistas y Encuentro Social, se espera que su participación no sólo atraiga votos para sus partidos, sino que su desempeño mueva el resultado a favor o en contra de los candidatos Rocha y Zamora.

Para algunos, la salida de Sergio Torres y Rosa Elena del PRI para contender por la Gubernatura en otros partidos y la ausencia de sus antiguos aliados, los maestros en RSP y el Verde Ecologista, perjudican al PRI, sin embargo, para otros en realidad afectan a Morena, pues los partidos llamados también satélites juegan un papel de receptores de pequeños grupos de militantes priistas, pero también de indecisos y un número importante de electores decepcionado de los gobiernos de Morena. Saber a quién perjudica más esta fragmentación del voto, podría ser un dato importante para visualizar un posible resultado.

Otro elemento es la capacidad estructural, económica y de movilización para garantizar el voto el día de la elección. Aquí se supone que el PRI lleva ventaja por ser un partido con antiguas estructuras ya instituidas, además de lo que le abonan el PAN y el PRD. En el caso de Morena, que carece de estructura formal, su mejor carta para el caso es el PAS, un partido establecido en la entidad. La capacidad de organización y experiencia electoral, definirán parte del resultado el 6 de junio.

Un elemento más será lo que acontezca durante la campaña y el desempeño de sus candidatos. Aquí podemos decir que, al menos en esta parte, la competencia se empareja en más de dos candidatos si consideramos que los perfiles de Sergio Torres, Rosa Elena Millán y Tomás Sauceda pudieran dar un debate con propuestas de mayor competitividad.

Otro aspecto será el factor pandemia y su influencia para determinar el sentido del voto, el cual será proporcional a la experiencia vivida del elector durante la contingencia y la forma en que asocie su gratitud o reclamo al Gobierno, que bien pudiera ser federal, estatal o municipal. Los niveles de contagios serán igual factor decisivo de participación, esto dependerá del avance de la vacunación y el comportamiento ciudadano, incluyendo actos masivos de campaña.

Se puede anticipar que influirá el fenómeno del desencanto ciudadano frente a su experiencia con la pluralidad en los gobiernos y congresos local y federal. Igual se estima que para esta elección se mida el nivel de aceptación al gobierno de López Obrador, una especie de encuesta nacional que esperan ver reflejada en las candidaturas a diputaciones federales. Aunque a nivel local los candidatos de Morena pretenden el 4 de 4 con la intención y deseo de que se repita el fenómeno de 2018, sin embargo es muy probable que el voto se dé cruzado.

Estos y otros elementos habrán de incidir en la próxima elección. Una predicción múltiple resultado del reflejo y combinación del voto ciudadano cargado de castigo, hartazgo, empatía, conciencia, emotividad, esperanza y utilidad. El acertijo será descifrar a quién favorecerán.

Lo cierto es que para una gran mayoría de ciudadanos, la confianza estará en el refrendo de su voto o en la dificultad para volver a confiar.

Hasta aquí mi opinión, los espero en este espacio el próximo viernes.