Precandidato al Gobierno del Estado de Sinaloa 1975-1980
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Mario Arturo Huerta Sánchez
A principios de diciembre de 1973 viajé a la ciudad de México, a fin de aprovechar una cita que tenía el señor Gobernador Alfredo Valdés Montoya con el señor licenciado Mario Moya Palencia, Secretario de Gobernación, con quien deseaba ya tratar el asunto de la construcción de la cárcel en Mazatlán. Previamente ya había yo negociado favorablemente con el Ejido del Castillo que donaran al Ayuntamiento de Mazatlán diez hectáreas de su terreno, para ahí construir la Cárcel, a cambio de que el Ayuntamiento les desmontara y limpiara diez hectáreas de su terreno. Una vez lograda dicha permuta, solicité al señor arquitecto Raúl Cárdenas Duarte que elaborara el proyecto arquitectónico correspondiente, lo cual realizó satisfactoriamente.
A las 6:00 p.m., hora de la cita, llegamos puntualmente el licenciado Valdés, su secretario particular el licenciado Rigoberto Elenes Bringas y yo a la Secretaría de Gobernación en donde nos pasaron a la Sala de Reuniones, en la Planta Alta, junto al balcón a la calle Bucareli, ahí apareció un empleado quien le avisó al Gobernador que el licenciado Moya había sido llamado por el Presidente licenciado Echeverría, por lo cual tuvo que salir a Los Pinos, pidiéndole que por favor lo esperara.
Una vez que el licenciado Valdés aceptó, me invitó a acompañarlo al balcón. Ahí empezó diciéndome que ya se acercaban los tiempos electorales y que íbamos a empezar a prepararnos. Que él iba a proponer al ingeniero Ernesto Ortegón, al doctor Mariano Carlón, a mí y al licenciado Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, en ese orden, como precandidatos a Gobernador del Estado. Fue para mí una inesperada sorpresa, ya que yo nunca expresé a alguien que yo tuviera aspiraciones para ello, y menos que yo se lo hubiera mencionado al señor Gobernador, por lo que me quedé sin hacer algún comentario: siguió el licenciado Valdés pidiéndome que le tratara el punto a “mi tocayo” (como nos llamábamos) el licenciado Moya; que me iba a dejar solo en el balcón para que meditara cómo plantear este asunto. Yo me encontraba confundido, porque no estaba seguro de que yo quisiera ser Gobernador, además de que dudaba de que estuviera de acuerdo mi esposa Vira.
Más que nada por disciplina y lealtad al Gobernador del Estado, llegado el momento frente a frente con el Secretario de Gobernación, le dije: “Tocayo” deseo informarle que el señor Gobernador Valdés va a hacerme el privilegio de incluirme en una lista que va a proponer al Partido para precandidatos a Gobernador del Estado de Sinaloa”, con una reacción que sentí franca y sincera me contestó: “Me da mucho gusto lo que me ha dicho Tocayo, cuente usted con mi apoyo, pero le sugiero que en este momento vaya usted con su íntimo y buen amigo Leandro (refiriéndose al ingeniero Leandro Rovirosa, Secretario de Recursos Hidráulicos) para que le haga saber de este asunto, asegurándole que él personalmente va a tratarlo con el señor Presidente Echeverría”.
Al informarle al licenciado Valdés de la plática con el licenciado Moya, me llevó de inmediato a la Secretaría de Recursos Hidráulicos.
Como era mi costumbre, subí por el elevador privado que me condujo al despacho del ingeniero Rovirosa, en el piso nueve. Al llegar me hizo una señal el ingeniero Rovirosa para que me acercara a su escritorio en donde se encontraba acompañado de los Sub-Secretarios ingenieros Cruishank y Amaya Brondo tratando asuntos oficiales, con quienes me presentó, advirtiéndoles que yo era de todas sus confianzas , por lo que podían seguir tratando sus asuntos sin necesidad de hacer omisiones. Me pidió el ingeniero que me sentara mientras terminaban su plática, lo cual hice concentrado en mi problema sin poner atención a lo que ellos trataban.
Al despedirse los ingenieros Sub-secretarios, el ingeniero Rovirosa me pidió que lo siguiera a un cuartito en donde había un sillón de peluquero en el cual se recostó diciéndome que iba a cerrar los ojos pero que escucharía lo que yo le tratara. Le dije lo que el Gobernador Valdés y el licenciado Moya me dijeron, reaccionando el ingeniero Rovirosa con un salto y dirigiéndose a su escritorio, hizo una llamada con el ingeniero Luis Enrique Bracamontes poniéndolo al tanto del asunto sugiriendo que juntos se lo plantearan al Presidente Echeverría con quien volarían al sureste la semana siguiente. Le pidió que me recibiera lo más pronto que pudiera y a las once de la mañana estaba ya en su despacho, en donde conversamos sobre el tema y me hizo algunas preguntas sobre el Estado de Sinaloa. El ingeniero Rovirosa pidió al ingeniero Juan Grijalva, Director de Gran Irrigación, que me instruyera en el Plan Hidráulico del Noroeste “PLHINO”, proyecto en el que el Presidente Echeverría tenía mucho interés. El ingeniero Grijalva, que había sido mi compañero en la Brigada de Prácticas de Topografía en el primer año en la UNAM en diciembre–enero de 1944, fue muy explícito y claro en sus exposiciones por lo que me consideré ampliamente preparado para enfrentarme al licenciado Echeverría.
Por indicaciones del PRI, a efectos de investigarme como precandidato a Gobernador del Estado de Sinaloa, el licenciado Fortunato Álvarez Castro, Presidente del PRI estatal estuvo en mi oficina para organizar un corto viaje a Los Ángeles, Ca., en el crucero FAIRSEA, del 23 al 26 de enero de 1974 de una comisión integrada por el Senador licenciado Luis M. Farías (ex Gobernador del Estado de Nuevo León 1971-º973) acompañado por el señor Carlos Wise y el licenciado Pedro Pablo Treviño.
El ingeniero Rovirosa me invitó a una cena en su casa con motivo de festejar su santo en enero de 1974, a la que asistimos mi esposa Vira y yo. Cuando entramos a la sala, se levantó a saludarme el licenciado Víctor Bravo Ahuja, Secretario de Educación Pública, con brazos abiertos diciéndome bienvenido señor Gobernador, se que fue palomeado por el Presidente Echeverría para Sinaloa. Yo ignoraba que el Presidente había aceptado la propuesta de Leandro y Luis Enrique Bracamontes de que ellos estarían en contacto conmigo permanentemente. Pedro Ojeda y Mario Moya también me felicitaron y Leandro me confirmó la aceptación del Presidente. Yo no quedé convencido de que eso fuera a progresar, por que consideré prematuro mi destape y que, como sucedió, me bloquearan.
Muy pronto, con la celebración del 43º Aniversario del Congreso del Trabajo el Lunes 18 de Febrero, después del desayuno efectuado, el Sr. Fidel Velázquez, Secretario General de la CTM, le mencionó al Presidente Luis Echeverría, que tenía un asunto muy urgente, por lo que este consultó con su Secretario la fecha que podía recibir a Don Fidel. Al decirle al Presidente que un día de la siguiente semana, inmediatamente Don Fidel le dijo que su asunto no podía esperar ese tiempo, por lo cual el Presidente le dijo a Don Fidel que en ese momento le tratara su asunto. Don Fidel le dijo que su asunto era la Gubernatura de Sinaloa, que el Senador Alfonso G. Calderón se había preparado esmeradamente para ser Gobernador y le pedía su aceptación, a lo que el Presidente le contestó a Don Fidel que contara con ello.
El Ing. Rovirosa luego se enteró de esto y llegando a su oficina me llamó a Mazatlán pidiéndome que me fuera esa tarde para tratar que me recibiera el licenciado Echeverría. Hice los arreglos necesarios y a las 7:00 p.m. me hice presente en la oficina del ingeniero Rovirosa quien de inmediato se comunicó por la línea roja con el licenciado Echeverría diciéndole “Sr. Presidente, el ingeniero Huerta, Alcalde de Mazatlán de quién hablamos con usted el ingeniero Bracamontes y yo está aquí en mi oficina preparado para verse con usted de acuerdo con sus indicaciones”. El ingeniero Rovirosa quedó callado escuchando lo que le decía el Presidente, hasta que le contestó el ingeniero “no tenga usted cuidado señor Presidente, el ingeniero Huerta es de todas mis confianzas y no va a causar ningún problema, eso se lo garantizo”, algo más le dijo el Presidente al ingeniero, quien le contestó “muy bien Sr. Presidente , yo le trasmitiré sus palabras al ingeniero Huerta, gracias y hasta luego”. El ingeniero Rovirosa me dijo que asuntos prioritarios para el país obligaron al Presidente a tomar la decisión que tomó con relación a la Gubernatura de Sinaloa y que me dijera que yo pidiera lo que yo quisiera. Yo le dije a Leandro que yo no pedía nada y que le agradecía mucho su ofrecimiento al licenciado Echeverría.
En el acto de Toma de protesta como candidato del PRI a la Gubernatura de Sinaloa de Alfonso G. Calderón en Culiacán, fuimos presentados como precandidatos el licenciado Gilberto Ruiz Almada, el licenciado Salvador Robles Quintero, el ingeniero Ernesto Ortegón Cervera y yo. No asistieron el doctor Mariano Carlón y el licenciado Francisco Rodolfo Álvarez Fárber, también precandidatos. Yo viajé a Culiacán en el avión especial que venía desde México y que bajó en Mazatlán para recogerme, en el que viajaban el licenciado Jesús Reyes Heroles y el ingeniero Miguel Ángel Barberena, Presidente y Secretario del PRI Nacional y los otros precandidatos.
En noviembre de 1974 se celebró en Mazatlán el Congreso Nacional del Colegio de Ingenieros Civiles y el ingeniero Rovirosa asistió con la representación del Presidente Echeverría. Una tarde en el Club Balboa, Leandro me ofreció la Dirección de la oficina de Recursos Hidráulicos en el Estado de Sinaloa, que previamente el Director vigente ingeniero Carlos de la Isla Pozo me había pedido que yo le solicitara ese cargo al ingeniero Rovirosa a cambio que a él le diera la oficina de Querétaro. Estaba conmigo mi esposa cuando Leandro me hizo este ofrecimiento, y ella dijo que no quería irse a vivir a Culiacán. Leandro queriendo convencerla le dijo que tendría casa con sirvientes y mayordomo, dos automóviles con choferes, velador, avioneta de ocho plazas y un importante sueldo (no me acuerdo cuánto me dijo) sin embargo no la convenció.
Leandro se sentía comprometido conmigo por no haberse concretado la Gubernatura de Sinaloa, a pesar de que yo nunca me lamenté de ello. Él pensó en abrir una residencia del sur de Sinaloa, pero yo le dije que no se preocupara por mí, que le agradecía todo el apoyo que me dio para beneficio de Mazatlán, no solo el sino también el ingeniero Bracamontes con apoyo en carreteras y el ingeniero Víctor Bravo Ahuja con apoyo en escuelas. El licenciado Pedro Ojeda Paullada, el ingeniero Eugenio Méndez Decurro, el licenciado Mario Moya Palencia y el licenciado Hugo Cervantes del Río, me apoyaron en diferentes gestiones. De todas maneras Leandro no quitó el dedo del renglón. Me ofreció un puesto de Asesor en la Secretaría de Recursos Hidráulicos que no acepté y después ya siendo Gobernador Electo de Tabasco quiso que yo formara y presidiera la COMUN, para realizar obras por cooperación en Villahermosa. Yo no acepté por que le dije que quien presidiera la COMUN debía ser una persona muy conocida y respetable que la gente tuviera confianza, lo cual yo no cumplía, ya que nadie me conocía.
Siempre he vivido agradecido a Leandro por que es una de las personas importantes que me ayudaron a sobre salir y a triunfar en la vida.