Prohibido leer esta columna

Fernando García Sais
13 agosto 2020

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fernando@garciasais.mx


“El comportamiento es impulsado por un conjunto mucho más rico de valores y preferencias” (Gary Becker, Nobel de Economía 1992. Discurso)

 

En México, y particularmente en Oaxaca y aparentemente próximamente en Tabasco y la Ciudad de México, más todos los que se puedan sumar a esta inquietante iniciativa de salto al vacío, está prohibida la obesidad infantil, gracias a la creatividad legislativa. La desobediencia de la ley no ha sido, por lo pronto, contemplada. Tampoco los incentivos que dicha prohibición acarreará.

Tipificar una conducta como prohibida y asignarle una pena económica/corporal, según las enseñanzas de uno de los grandes pensadores del movimiento del análisis económico del derecho, Gary Becker, no hace que disminuya la actividad delincuencial. Es más, a veces, lo único que produce es que dicha conducta se realice por la utilidad que puede producir frente a los riesgos o costos bajos que realizar la conducta implican.

El catálogo de delitos no es sino un menú de opciones para los delincuentes. El “crimen” es una industria importante. Inmoral e ilícita. Una persona cometerá un delito si la utilidad esperada para él excede la utilidad que podría obtener usando su tiempo y otros recursos en otras actividades, dice Becker. Algunas personas se convierten en “criminales”, por lo tanto, no porque su motivación difiera de la de otras personas, sino porque sus beneficios y costos difieren.

Previo a la comisión de un delito el criminal desarrolla un ejercicio de racionalidad, teniendo en mente la maximización de utilidades. Los delincuentes no delinquen, dice el profesor Becker, exclusivamente por tener alguna enfermedad mental o por opresión social. Los delincuentes buscan una utilidad y juzgan la dimensión del castigo previsto en la ley o la probabilidad fáctica de que se les imponga. Si la ganancia obtenida les representa en su ecuación una utilidad van a materializar la conducta prohibida.

Las penas en términos generales pueden consistir en una privación de libertad (encarcelamiento), una multa económica, o ambas (siempre implican un precio, sea en tiempo encerrado o en dinero). El costo de un encarcelamiento, para el que delinque, es la suma descontada de las ganancias perdidas y el valor asignado a las restricciones corporales (la libertad y todo lo que ello implica).

Pero, los castigos impactan no solo al delincuente, también a la sociedad ya que con sus impuestos se administra el sistema del castigo: procedimientos administrativos (sueldos de funcionarios) y costos de recaudación. Las cárceles implican gastos en guardias, personal de supervisión, edificios, comida, etc.

Elevar las penas tampoco es una solución mágica para combatir y prevenir que dichos actos ilícitos se cometan. Estacionar el vehículo en un lugar prohibido implica, por parte del sujeto previo a la realización de la infracción, la toma de un conjunto de decisiones en torno a la probabilidad de ser infraccionado, a la posibilidad de impugnar la sanción o la multa, y a los beneficios después de sustraído los costos suponiendo que se pagará esa multa.

Llama poderosamente la atención que esta ola prohibicionista de los productos chatarra comienza en uno de los estados con mayor marginación, desigualdad y escasez de infraestructura pública de calidad tanto educativa como urbana. ¿Tendrá las instituciones de prevención de delito que se necesitan para vigilar adecuadamente que no se lleve a cabo la venta de productos chatarra a los menores de edad? Estoy cierto que no.

Sin necesidad de acudir a literatura médica y científica especializada en materia de obesidad, se puede concluir con facilidad que es una manera de combatirlo es promoviendo mejores hábitos alimenticios, facilitando a los niños el acceso a actividades físicas y deportivas, creando un entorno favorable para la toma de decisiones que produzcan mayor bienestar, siendo la familia el eje de la toma de decisiones, insisto a partir de la información que facilite la toma de decisiones racionales.

Si usted leyó esta columna, hizo algo prohibido. ¿Por qué lo hizo?