Renuncia voluntaria, opción para Estrada
Último subterfugio que Morena le ofrece

Alejandro Sicairos
20 mayo 2022

Entre las puertas de emergencia que le abren al Alcalde de Culiacán para que tenga una salida cuasi decorosa sin enfrentar la vergonzante destitución en vías de determinarse por la Comisión Instructora del Congreso del Estado, está la de la renuncia voluntaria al cargo y que la crisis política afecte lo menos posible a él y la gobernabilidad de Sinaloa. Es el único pasadizo que el Gobierno Federal le puede ofrecer a Jesús Estrada Ferreiro con tal de que no dañe más a la Cuarta Transformación con la cual Andrés Manuel López Obrador quiere que la historia reconozca su régimen.

Se trata del plan “B” del cual Estrada ya debe estar enterado. En sus reuniones con el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, la discusión se ha centrado en que la carrera política del abogado de Culiacancito salga lo menos apaleada, poniéndose en el centro del interés de Palacio Nacional ya no el resolutivo legislativo muy probable de remoción sino cómo darle al todavía Presidente Municipal una última balsa de consideración y ésta sería la deferencia para que se vaya en paz.

López Obrador les ha otorgado toda la facultad a los gobernadores emanados de su partido para que corrijan los renglones que se le han torcido a la 4T en lo local. Y sí, primero va el capítulo Culiacán y luego el de Mazatlán con la condescendencia mínima de que se les proporcionen opciones indispensables de dignidad antes de implementar la crueldad de la deposición forzada por la ley, que trae la etiqueta federal de “úsese en caso necesario”. Entonces el punto es si Estrada Ferreiro acepta o desecha esa concesión presidencial.

Es que a los gobernadores les corresponde la operatividad para que en dos años, antes del 2 de junio de 2024, el Movimiento Regeneración Nacional se fortalezca en las entidades federativas y para lograrlo harán lo que tengan qué hacer, inclusive sacrificar a personajes y grupos empoderados que resultaron ser un fiasco gubernativo. Esto significa que la depuración de malos perfiles y políticas públicas deja de ser asunto del gobierno de Rocha Moya, interés de Feliciano Castro Meléndez en el Congreso del Estado, o mala leche de la lista de enemigos que el Alcalde alucina detrás del juicio político. Consiste en la estrategia de Morena para quitar los abrojos en el camino hacia 2024.

Entonces volvemos al origen de las causas que llevaron a Estrada Ferreiro al banquillo de los acusados: al negarles la ayuda a viudas de policías muertos en el cumplimiento del deber y quitarles descuentos en predial y agua potable a las personas de la tercera edad y con capacidades diferentes, quiso buscarle tres patas a la 4T de López Obrador, metiéndose con los programas insignias de AMLO en lo que respecta a asistencia social. ¿En qué momento el Munícipe de Culiacán se olvidó del eslogan “por el bien de todos, primero los pobres”?

Para qué escudriñar en busca de más culpables, complots, intrigas, ambiciones políticas o lo que se acumule en la desesperada defensa mediática que urde el gobernante culiacanense. Estrada fue perdiendo los votos que la gente dio de buena fe, no a él sino a López Obrador, y en la coyuntura del actual procedimiento para destituirlo se le ha alejado también la parte de la sociedad que le sostenía el respaldo y en cuestión de días lo abandonarán también aquellos que le juran lealtad. Así es el poder; así es la naturaleza humana cuando acude a la regla de “el rey ha muerto, viva el rey”.

De esta forma es como se ha llegado al punto de ponerlo en la encrucijada de la renuncia voluntaria, para cuidar la estabilidad sinaloense y que un nuevo Alcalde tome posesión del despacho principal de Palacio Municipal sin que sea puesta en duda la legitimidad del relevo, o bien llevar a sus últimas consecuencias el juicio de procedencia y expulsarlo del equipo cuatroteísta por métodos extraordinario y nada honorables.

La pauta para llegar a un acuerdo conciliatorio de ese tipo la abrió ayer el Consejo de la Judicatura Federal al detener el juicio político en tanto se resuelve de manera definitiva el amparo que el Alcalde interpuso contra el procedimiento que corre en la 64 Legislatura estatal, la última carta que el Edil puede jugar al ver que está perdiendo la partida. Es decir, en del dominó de la impunidad está acorralado porque nomás le queda a Estrada una ficha que es mula y está ahorcada.

Pero como AMLO estima a aquellos que se la jugaron con él en los momentos duros de la búsqueda del timón nacional les quiere ofrecer una puerta más o menos airosa. Aunque la decisión la ha dejado en manos de Rubén Rocha, el Presidente ofrece algo así como el último deseo a quien va directo al paredón: renunciar, por la causa que sea, antes de que lo empujen por el tobogán del descrédito.

Diga, Alcalde, la verdad,

Qué usted va a escoger,

Entre algo de dignidad,

O los residuos de poder.

Es obvio que por la reserva que guarda la Comisión Instructora de la investigación de supuestos delitos que le imputan a Jesús Estrada Ferreiro, y la estridente defensa que el Alcalde hace diciéndose víctima de persecución política, caiga sobre el Diputado Feliciano Castro la presión de quienes necesitan saber qué estado guarda el juicio de procedencia. Por eso el Presidente de la Junta de Coordinación Política volvió a desmarcarse al señalar que “para nosotros no hay rencores. Para nosotros no inciden las declaraciones, sustentadas o no, difamaciones o no. Son asuntos de Estado y nos vamos a conducir con toda responsabilidad. Le vamos a cumplir bien a Sinaloa, de frente a nuestra responsabilidad”. Que no vaya a resultar de esto que el Alcalde sea el que mató el pato y el Congreso el que lo pague.