Resucitar en vida

Rodolfo Díaz Fonseca
24 octubre 2022

En la columna anterior hablamos de la necesaria resurrección ética para transformar el mundo de sus dolencias y desarreglos. Normalmente, utilizamos la palabra resurrección para referirnos a lo que acontecerá después de la muerte; sin embargo, también se puede aplicar este concepto para significar que se opera una transformación en la vida, como aseguró José Luis Martín Descalzo:

“Nos hemos acostumbrado a pensar que la resurrección es sólo una cosa que nos espera al otro lado de la muerte. Y nadie piensa que la resurrección es simplemente entrar “más” en la vida... Los resucitados son los que tienen un “plus” de vida, un “plus” que les sale por los ojos brillantes y que se convierte enseguida en algo contagioso, algo que demuestra que todo hombre sobrepasa al hombre que es y que prueba que la vida es más fuerte que la muerte”.

Precisó: “Por de pronto podremos conseguir que la muerte no llegue antes de la muerte. Porque hay muchos hombres que, porque se han hundido en su falta de ganas de vivir, se mueren mucho antes de morir, viven muertos una buena parte de su vida y, así, cuando la muerte llega, ya no tiene nada que hacer, porque le han dado su trabajo hecho”.

Martín Descalzo agregó: “Para resucitar, para rejuvenecer, no hace falta ir a ningún médico yugoslavo. Basta chapuzarse en el río de las propias esperanzas para salir de él chorreando amor a los demás”.

Con presteza indicó: “En el mundo hay mucha gente resucitada sin necesidad de acudir a médicos, sin esperar a la muerte: jóvenes que se dedican a atender a minusválidos; ancianos que tienen el coraje de vivir como jóvenes que fueron; matrimonios que son felices gracias a que tienen un hijo deficiente mental...”

¿Resucito en mi vida?