Rocha y el destino de Ricardo Monreal

Ernesto Hernández Norzagaray
29 agosto 2021

Al Dr. Juan Carlos
Domínguez, mi agradecimiento

A la memoria de Jorge González Neri, buen viaje amigo.

Rubén Rocha, podría estar en su primera disyuntiva de los juegos del poder si se confirma el golpe a Ricardo Monreal, quien hasta ahora es presidente de la Junta de Coordinación Política del Senado de la República y coordinador de la bancada morenista, y si sus funciones sustantivas pasan a ser de Olga Sánchez Cordero, quien ha regresado a tomar posesión de la curul que dejó para irse a presidir el cargo de titular de la Secretaría de Gobernación en el Palacio de Cobián.

Y es que, el ascenso político del hoy Gobernador electo de Sinaloa está vinculado con el también ex Gobernador de Zacatecas, con quien habría hecho mancuerna en temas sustantivos de la agenda senatorial, y su intervención, habría sido definitiva, para allanar el camino del badiraguatense en la nominación como candidato morenista al gobierno de Sinaloa.

En el camino, recordemos, quedaron la Senadora Imelda Castro, vinculada al grupo político del mil veces cuestionado René Bejarano; los alcaldes suertudos Luis Guillermo Benítez Torres y Manuel Estrada Ferreiro, además, el Alcalde hoy electo, por el municipio de Ahome, Gerardo Vargas Landeros, malovista y cercano al grupo político del canciller Marcelo Ebrard.

La caída de Ricardo Monreal, se podrá decir que no alcanza a Rocha Moya, porque la curul está ocupada por su suplente Raúl Elenes, quien, como pocos sinaloenses, ha sido un cuadro de López Obrador y, si trata de votar el relevo del todavía líder del Senado, lo votará a favor sin ninguna duda y lo mismo sucederá, con Imelda Castro, quien, solo le debe a Monreal, que no haya sido obstáculo, para alcanzar la vicepresidencia de la Mesa Directiva del Senado.

Pero, si la suerte está echada, también el llamado a la disciplina, habrá que cerrar filas con el Presidente López Obrador, y a Ricardo Monreal dejarlo a la deriva, al borde del precipicio político en el que estuvo en las definiciones de 2017, cuando las encuestas de Morena lo situaron en tercer lugar, por detrás de Martí Batres y Claudia Sheinbaum, quien finalmente fue la candidata de Morena y hoy gobierna la Ciudad de México.

Y Monreal, recordemos, al verse desplazado y humillado se reunió con el PRI y el PAN que le ofrecieron ser candidato al gobierno de la Ciudad de México, pero, antes de tomar la decisión fue llamado por López Obrador, quien le ofreció no sólo la candidatura en la fórmula de mayoría capitalina al Senado de la República sino también, que en caso de ganar una elección cantada, sería el presidente de la Jucopo y coordinador de la bancada de Morena en el Senado, lo que lo llevó a terminar con el vínculo opositor y entregarse de lleno a la campaña presidencial del tabasqueño y la suya, continuando así una relación política que venía de lejos cuando abandonó el PRI para irse como candidato a Gobernador del PRD en su estado natal.

Sin embargo, el político zacatecano es una especie rara avis en un gobierno altamente personalizado como es el del tabasqueño, es leal al obradorismo, pero tiene voz propia; es morenista, pero moderado; y sabe que eso tiene sus costos, los está sufriendo en este momento, cuando todos se hacen a un lado para abrirle paso a Sánchez Cordero, pero él no se amilana ante el torrente, levanta la cabeza y dice desafiante y a los cuatro vientos que cumplirá su mandato.

En política, una afirmación de este tipo es un desafío que podríamos sintetizar en la máxima de “si me sustituyes en mis funciones de representación, lo asumo como una ruptura, y lo que no sucedió en 2017, habrá de ocurrir ahora, y hasta 2024”, y esto lo perciben distintos analistas políticos, si eso sucede no habrá vuelta atrás y Monreal empezará -o intensificará la ruptura que para algunos inició en 2017, y continuó en 2021- significando que un miembro prominente de Morena se vaya a la oposición.

Que un sector del morenismo minimizara, pero el paso de Monreal por el Senado no ha sido en vano, burocrático, ha hecho política para generarse su propio círculo político, se habla que de los 62 senadores morenista, 41 de ellos estarían con el Senador Monreal.

Es de dudar que se conserve si es real ese número, por el peso específico de AMLO, pero lo que resulte en caso de irse a votación seguramente contaría con los votos de la oposición prianista, perredista, que suman 31 senadores, y eso podría complicar este movimiento sucesorio, y más con la postura de freno a casi todas las iniciativas del Presidente.

Pero regresemos a Sinaloa, a primera vista Rocha Moya está fuera de esta decisión, no puede estar a favor, ni en contra del relevo de Ricardo Monreal, en el liderazgo de la Cámara alta, pero, en este tipo de procesos se mueve todo y más, cuando está en juego no sólo el corto sino ya el mediano y el largo plazo.

Si Monreal resiste y sale avante en este combate con el Presidente, conservando la posición privilegiada que tiene en esta Cámara, seguirá siendo decisivo en las reformas constitucionales que vienen, y como ejemplo, ahí está la ley reglamentaria de la reforma constitucional de revocación de mandato, que dicho de paso, Monreal aseguró que estará lista dentro la extensión que fijó la Corte.

Pero si aún persiste la acometida contra Monreal, el Presidente habrá construido un candidato presidencial alternativo al morenismo, que a lo mejor, aquel es lo que desea, ante un escenario acotado para perfiles como el suyo.

En esta circunstancia, ¿cuál será la postura de un Gobernador en ciernes al que le tocaría la mitad del gobierno de López Obrador y la mitad del siguiente de quien resulte Presidente? Una posición nada cómoda, cuando se la debe a Ricardo Monreal, ¿alguien se acuerda del discurso efusivo, contundente, durante la pasada campaña de Gobernador? Monreal reconoció en ese discurso que Rocha es uno de los suyos, que se la debe y las facturas en política se pagan cuando se necesitan. Así que, si no puede influir en los votos de los senadores Imelda Castro y Raúl Elenes, quedará como una deuda impaga.

Claro, lo mejor que puede suceder, es que se repita lo ocurrido en 2017 y se haga política dejando a salvo los intereses del Presidente López Obrador y los de Ricardo Monreal, pero si la decisión está tomada para que Sánchez Cordero releve y sea instrumento de humillación a Monreal, terminará abriéndose el camino de la ruptura y, con ello, la brecha de las definiciones en perspectiva el 2024. Y ahí es donde Rocha Moya tendrá una disyuntiva, que se sumará a sus mortificaciones de ascenso al poder.

Al tiempo.