Salga a votar por favor

David Cristóbal Álvarez Bernal
01 junio 2021

He escuchado tanto de jóvenes como de personas maduras el comentario de que no piensan ir a votar este 6 de junio, porque les da lo mismo quien gane.

Pues déjeme decirle que no da lo mismo votar por uno o por otro candidato, veamos por qué.

Por ejemplo, un Presidente municipal puede ordenar el desarrollo urbano o desordenarlo y destruir el futuro de una ciudad o de una zona de esta.

Es decir, puede meter en cintura a los desarrolladores inmobiliarios que están construyendo, violando todas las normas legales aplicables, afectando a los vecinos y poniendo en riesgo los servicios públicos y de cierta manera haciéndoles competencia desleal a los desarrolladores inmobiliarios que sí son respetuosos de la ley.

Pero también puede hacer negocio con los permisos de construcción, y entregarlos a diestra y siniestra, y un día, usted puede despertarse con la sorpresa de que a un lado de su casa le van a construir un edificio que le tapara la vista o lo dejara encerrado o hará que tenga problemas de estacionamiento porque el trafico de vehículos se va a incrementar.

El desorden en el desarrollo urbano por la construcción ilegal de edificios de departamentos es un hecho notorio y si no me cree, hay que darse una vuelta por la Avenida del Mar, el Cerro del Vigía, el Cerro de la Nevería, Palos Prietos, Lomas de Mazatlán, Gaviota, El Dorado y Sábalo Country, por solo mencionar algunas zonas.

Un Presidente municipal puede decidir un día que va a quitar a los vendedores ambulantes de lugares en donde tienen años y años trabajando, nada más porque se le antojó, afectando la fuente de ingresos de varias familias.

Un Presidente municipal puede tomar decisiones que le pueden costar cientos de millones de pesos al municipio, ya sea porque alguien lo demanda y gana el juicio o porque asigna obras a sus cuates o a empresarios corruptos, que cuestan por lo menos el doble de lo que cuestan realmente.

Pero también un Presidente municipal puede hacer muy bien su trabajo y puede hacer obras que lleven servicios públicos a las zonas más desamparadas. Puede traer inversiones al municipio que se traduzcan en más y mejores empleos.

Un Diputado local puede taparle los trapos sucios a un Gobernador y aprobar sus cuentas públicas a pesar de que sea un ratero y se haya robado miles de millones de pesos, como paso en sexenios anteriores.

Un Diputado local puede aprobar leyes estatales que nos ayuden o nos perjudiquen. Puede meterle mano al presupuesto y asignar o retirar dinero que pudiera emplearse en obras para beneficio de nuestra ciudad, barrio y familia.

Un Diputado federal puede aprobar leyes que garanticen o refuercen tus derechos o los limiten o incluso eliminen.

Un Diputado federal puede aprobar leyes que afecten la democracia o que la fortalezcan.

También puede incidir en el presupuesto anual del Gobierno federal y asignar o recortar recursos financieros (dinero) para obras que beneficien nuestro estado o que lo afecten.

Y de un Gobernador, ni se diga. Un buen Gobernador puede transformar para bien el Estado con obra pública necesaria y con buenas decisiones financieras, políticas y democráticas. Un mal Gobernador puede robarse mucho dinero y dañar bastante el desarrollo del Estado.

Puede afectar o fortalecer la democracia. Puede echar encima de un ciudadano o de un organismo de la sociedad civil incomodos todo el poder del estado para intimidarlos.

Un Presidente municipal y un Gobernador pueden apoyar la rendición de cuentas, transparencia y el combate a la corrupción o pueden obstaculizar el desempeño de los organismos creados para esos fines.

Y todos los mencionados pueden fortalecer o debilitar más los mecanismos legales que existen para la rendición de cuentas, la transparencia del actuar del gobierno federal, estatal y municipal y para el combate a la corrupción.

Como vemos, los servidores públicos que vamos a elegir este próximo 6 de junio pueden ayudar o pueden perjudicar a la sociedad así que, lo menos que podemos hacer es salir a votar para elegir a los mejores, a los más honestos, a los más capaces.

Como dice la Biblia: “Por sus obras los conoceréis”. Varios de los candidatos que buscan el voto ya tuvieron puestos públicos. Veamos cuales fueron sus obras. Veamos si en los hechos, ya en los puestos que buscaban, cumplieron las promesas que hicieron o si, por el contrario, las rompieron y solo robaron, hicieron negocios con sus cuates y utilizaron sus puestos para enriquecerse. Veamos como los transformo el poder en la persona que verdaderamente son.

En estas próximas elecciones hay candidatos buenos, regulares y malos. No necesitamos hacer un gran esfuerzo para identificar a cada uno en la categoría que le corresponde. Los ciudadanos no somos tontos.

Salga a votar. Vote por quien usted quiera y por quien usted crea que hará un mejor trabajo, pero vote. Si no lo hace, no tendrá derecho a quejarse si los que resultan ganadores nos salen corruptos, prepotentes y sinvergüenzas, como ya nos salieron varios.