Sarcasmos

Guillermo Fárber
23 julio 2021

Nevería: copretérito del verbo jamás.

Dudas

¿Por qué escriben “haber”, cuando quieren decir “a ver”? ¿Y por qué pronuncian “moustro”, si es “monstruo”?

Solemos creer que “los europeos” son un pueblo civilizado, sofisticado, tolerante. Para nada. Pero para NADA. La verdad es que “el europeo” ni es una sola cosa homogénea, ni son civilizados. Son tal vez un poco más educados y cultos, pero igual de brutales y crueles que el peor de sus (nunca mejor dicho) semejantes. Como todo grupo humano de la historia, “los europeos” es un amasijo de tribus salvajes que se han estado dando de mazazos-flechazos-lanzazos-balazos-bombazos entre sí, docenas o quizá cientos de miles de años: los fenicios, los griegos en sus dos variantes atenienses y espartanos, los romanos, los cartagineses, los vikingos, los celtas, los francos, los godos, los íberos, los teutones, los bárbaros, los alanos, los vándalos, los anglos, los sajones, los tártaros, los normandos, los etruscos, los pictos, los galos, los escitas, los tracios, los magiares, los otomanos, los hérulos, los taifalos, los gépidos, los reutungos, los ávaros, los daneses, los bretones, los varegos, los lomardos, los bintinos, los escandinavos, los suavos, los burgundios, los rugios, los fineses, los lapones, los tosios, los cimbros, los queruscos, los illirios, los escotos, los arévacos, los titos, los belos, los lusones, los pelendones, los vacceos, los carpetones, los olcades, los lobetanos, los celsios, los sefes, los vesiones, los autrigones, los nerviones, los caristios, los tigurens, los nantuates, los ráuracos, los retios, los sedunos, los sántonos, los alamanes, los tartessos, los merinís, los flamencos, los moldavos, los dacios, los carpos, los galateos, los heduos, los vénetos, los vascones, los aquitanos, los autrigones, los caristios, los várdulos, los macedonios... y mil etcéteras.

De manera que no te creas esas idioteces de que los mayas o incas o aztecas o chichimecas o apaches o tehuelches o chiripas era “la raza más feroz jamás creada”. Todos esos pueblos no fueron peores (más desalmados-inhumanos-violentos-sanguinarios-atroces) que los europeos.

La triste verdad es que todos los seres humanos pertenecemos a una truculenta especie muy poco evolucionada, con apenas una superficial capa milimétrica que en el mejor de los casos medio encubre por encimita nuestro esencial primitivismo (para quienes creen en la reencarnación, quizá es signo de una alma colectiva demasiado nueva).

El Gustavo: “‘Les devuelvo la energía eléctrica’, dijo el Presidente López Mateos en 1960. ¡Achis! ¿Pos cuando nos la quitaron? ¿En qué momento llegaron los ingleses, canadienses, etcétera, y pistola en mano, le quitaron al pueblo mexicano las presas, las turbinas, las salas de máquinas, el cableado, las torres de conducción, construidas ¿por los toltecas? ¿zapotecas? ¿mexicas? Sí, quizá Cortés y sus huestes quedaron boquiabiertos con el espectáculo ‘Luz y Sonido’, que presenciaron desde la terraza del palacio de Axayácatl.

Watt fue un extranjero ladrón que se robó el desarrollo tecnológico vernáculo y con todo descaro, que ahora su apellido es la unidad de medición del fluido eléctrico. Y esa palabreja no viene del griego, como dicen los saqueadores, sino del náhuatl y algunas variantes purépechas.

‘Nacionalizar’ es la palabra sagrada de los patrioteros del subcontinente.

Es un aporte al lenguaje político-patriotero de México. Cada vez que un político no encuentra por dónde chantajear a un grupo de industrias de capital foráneo, echa mano del patrioterismo acompañado del lenguaje grandilocuente y cursi, pero ‘pegador’.

Ese y otros discursos de Fito López Mateos, quien se curaba la melancolía con felaciones a domicilio por cuenta de estrellitas del cine nacional -en eso sí que nos adelantamos a Clinton-, provocarían carcajadas si no fuesen la expresión de una conducta gubernamental altamente nociva.

Los mexicanos debíamos, a estas alturas, estar curados de espanto. Pero los medicamentos -el sistema educativo, las bibliotecas, las universidades rigurosas- no se aprovechan, se pudren, y las curas son a base de conjuros de brujos de Catemaco o de ‘detentes’. ¡Viva México, cabrones! ¡Los gringos nos la pelusquean!”.