Sarcasmos

Guillermo Fárber
27 febrero 2017

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Anoche me robaron las sillas: no sabes lo mal que me siento.
 
Un rasuradón financ­iero
Esto del chismorreo conspiranoico está resultando de lo más divertido. Entre todos, los individuos gringos deben (tarjetas de crédito, hipotecas, préstamos estudiantiles, médicos, para carros, etc) unos 3 anglotrillones de dólares: $3,000,000,000,000. Una mega burrada de lana que tiene a nuestros vecinos engrilletados a la angustia permanente de que les sobre demasiado mes después del sueldo (consecuencia inevitable de exigirles vivir más allá de sus medios, de por sí artificialmente reducidos por el 1% del 1% que tecnocráticamente los ordeña sin misericordia desde hace décadas). El ex CIA y ex marine Robert David Steele (minuto 24, https://youtu.be/nfX5QhqbCpM) le propone a Trump una medida que lo convertiría a él, Trump, al instante, en el populista más tremebundo de la historia gringa, al aflojar drásticamente esos grilletes: pedir a la población que lo autorice a negociar por ellos, en conjunto; y una vez obtenida de ellos esa designación, dar en su nombre (on their behalf) un ultimátum a los blood-sucking bancos: o recortan esas deudas en dos terceras partes, o le pedirá a cada uno de los endeudados dejar de pagar de plano, y él les concederá el perdón presidencial a todos y cada uno de ellos por ese delito (cosa que Trump está legalmente facultado para hacer). Como que la amenaza de una “revolución” doméstica en EU comienza a adquirir cuerpo real, ¿no? ¿Tú crees que Trump se aviente ese gordísimo trompo a la uña?
 
Armando Nava
Acabo de leer el libro sobre mi paisano mazatleco “Armando Nava y su obra” (Andraval Ediciones, Culiacán, Sinaloa, 2015). Es una espléndida obra de arte, mayormente integrada, cual debe ser, por una muestra de su extensísima producción pictórica (retratos, copias, místico, paisajes), y textos de Élmer Mendoza, Ulises Cisneros, Mario López Valdez, María Luisa Miranda Monrreal. Durante los 10 años en que viví en el centro de Mazatlán (1951-1961) fui su vecino a una cuadra, aunque no lo conocí hasta hace un par de años. En este espléndido libro (orgullosamente impreso en México, tras décadas en que la costumbre era hacer imprimir los libros de arte en Hong Kong porque supuestamente “era más barato y de mejor calidad”) se demuestra la vieja consigna caída en desgracia durante demasiado tiempo (y ya merecedora de renacer) de que “lo hecho en México está bien hecho”. De todos los cuadros reproducidos (todos ellos de soberbia factura) uno me atrapó la nostalgia, por razón natural: el elaborado al óleo por Nava en 2009 sobre una fotografía de 1920 (circa). Muestra las cinco cuadras de la calle Canizales (que yo vi asfaltar hacia 1957), vistas desde la ladera del cerro de la Nevería, de la capillita de San José a la catedral-basílica (sólo basílica en su primera etapa, de 1899 a 1941). Y es que ahí está la que fue mi casa de infancia (que ahora ocupa mi querida prima Concepción Córdoba de Álvarez Fárber). Desgraciadamente, ni en la foto ni en el pintura se ve bien si en 1920 ya existía esa casa duplex, construida por mi abuelo Juan Rodolfo (y en cuya segunda planta él murió en 1934).
 
Catedral Basílica

 

Wikipedia: (https://es.wikipedia.org/wiki/Catedral_bas%C3%ADlica_de_Mazatl%C3%A1n) “La construcción de esta catedral fue posible por las cuantiosas contribuciones económicas que otorgaron los principales comerciantes e industriales católicos de la ciudad. Uno de los principales benefactores en esta etapa, fue don Pedro Echeguren y de la Quintana, natural de la ciudad de San Sebastián, España, que era uno de los hombres más ricos de la región, dueño de las poderosas minas de “Guadalupe de los Reyes”, de la fábrica de Hilados y Tejidos, la Abastecedora de agua e innumerables fincas y terrenos urbanos. Se cuenta que su extrema e inusitada bondad, se debió a la solemne palabra de caballero que él había otorgado al padre Lacarra de terminar con su vida pecaminosa (vivía en amasiato con doña Concepción Moreno) casándose en la catedral una vez que estuviera terminada”.