Señores...
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“Mi gusto es y quién me lo quitará, solamente Dios del cielo, me lo quita, mi gusto es...”
Según mi convicción este fragmento de la gustada y socorrida canción por los amantes de la música sinaloense, entre los cuales me incluyo, es un planteamiento retador, y a la fecha, afortunadamente no ha sido prohibida su interpretación en eventos públicos.
De un tiempo para acá y pasando por encima de la libertad de expresión y de creación artística, bajo el pretexto de prevenir la violencia, a algunos gobiernos estatales, y por réplica, los municipales, les ha dado por prohibir la ejecución pública de corridos.
“...Y aunque me den de balazos, tope en eso, tope en eso, que al cabo mi gusto es...”
¿Así o más claro el ejemplo de bravuconada y desprecio por la vida, contenido en la canción Mi gusto es? De la que por cierto, se tomó un pequeño fragmento musical para integrarlo a la canción Puro Sinaloa, la cual forma parte de la marca distintiva del actual gobierno estatal, lo cual fue un desatino de los creadores.
Para algunos, tal vez el corrido no tenga nada de artístico, pero indudablemente lo es, aunque los respingados críticos lo consideren de la más baja categoría. Sin duda, tiene su chiste armar la narrativa y darle los tiempos y armonías musicales que ésta requiere.
Los corridos de hoy y siempre, refieren los hechos que predominan en determinada época y describen predominancias de la vida de algunos personajes. La mayor parte de ellos hablan de bravucones armados, borracheras, secuestros de mujeres y otras lindezas que hasta antes del gobierno de Calderón, a nadie preocupaban.
“Gabino Barrera no entendía razones andando en la borrachera, cargaba pistola con seis cargadores, le daba gusto a cualquiera...”
Famosos son los corridos interpretados por el cantante Antonio Aguilar y por el primer actor Ignacio López Tarso, y las letras de algunos de ellos no son precisamente ejemplo de buenos modales o decálogos de principios morales, sin embargo, retratan una realidad que a la fecha sobrevive, la del valentón, la del misógino, la del insolente que no respeta leyes, y mucho menos, a sus semejantes.
“Gabino Barrera dejaba mujeres con hijos por donde quiera, por eso en los pueblos donde se paseaba, se la tenían sentenciada...”
Me pregunto si las autoridades estatales y municipales, en una eventual presentación de don Ignacio López Tarso diciendo sus corridos, le prohibirían interpretar los citados y otros similares, o si acaso les solicitarán a los programadores radiales y de televisión retirar de la difusión dichas piezas.
“...echó mano a la cintura y una pistola sacó, y a la pobre de Rosita, nomás tres tiros le dio... Rosita le dice a Irene, no te olvides de mi nombre, cuando vayas a los bailes, no desprecies a los hombres...”
¡Misoginia pura! ante lo cual cuestiono, si las autoridades que pretenden adjudicarse el derecho de decidir qué sí y qué no debe escuchar la ciudadanía también prohibirán la ejecución de dicho corrido.
Los corridos forman parte de nuestra cultura musical; narrativas similares también lo son de otras civilizaciones y continuarán vigentes, hablándonos de hechos y personajes que están en el imaginario popular.
Por otra parte, el contenido, vamos a decir, no deseable de los corridos, comparado con lo que difunden otras canciones como Felices los cuatro o de telenovelas cargadas de erotismo desenfrenado o con temática de varones del narco, resultan composiciones infantiles.
“Si conmigo te quedas, o con otro te vas, no me importa un carajo... y si con otro pasas el rato, vamos a ser feliz, vamos a ser feliz, felices los cuatro...” ¿Alguna diferencia contra el contenido de algunos corridos? ¿Censurarían las autoridades a Maluma en una eventual presentación en algún evento de Carnaval?
¡Y qué decir de las tremendas escenas de sexo, por citar algunas, que se han visto en La Patrona, en Tres veces Ana y El señor de los cielos! cuyos fogosos contenidos colocan al Komander y al Remy Valenzuela a la altura de El Ratón Vaquero, creado por el inmortal Gabilondo Soler, pieza que también hace notar el peso de los empistolados.
“Señores, un corrido yo les voy a cantar, los del gobierno no se hartan de robar, y con un falso actuar, censuran el cantar popular”. ¡Buen día!
osunahi@hotmail.com