Sinaloa, años luz de la rendición de cuentas

22 octubre 2017

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Ernesto Villanueva

Mientras en Sinaloa todavía hay debate sobre el gatopardismo en la integración del sistema estatal anticorrupción, en otros países se ha transitado esa simulación y existe tolerancia cero. Hace tiempo, Sonja, una joven abogada sueca estuvo en una estancia conmigo. De entrada, ella notó que el sistema de transparencia mexicano no era amigable para que una extranjera como ella tuviera datos de dónde hospedarse en México y cómo movilizarse en el país. Le pedí que como trabajo de investigación final hiciera un reporte de un caso notable de cómo se percibe y se trata la corrupción en su país. Sabía la relevancia fundamental de Suecia en estos temas, pero no me era desconocido que los suecos son renuentes a escribir en sus portales web en otros idiomas que no sea el sueco. Algunas cosas mínimas las publican en inglés de ahí mi interés por conocer de primera mano la experiencia sueca de alguien en el poder judicial sueco que supiera hablar inglés. Me presentó un texto que narraba lo que se llamó Tobleroneaffären, que en inglés sería el Toblerone Gate.
Ese caso tuvo un alto valor noticioso en la prensa sueca. Apareció a ocho columnas en los influyentes Svenska Dagbladet  y en el Dagens Nyheter. La nota no era para menos, la viceprimera ministra sueca Mona Shalin, en 1995, quien era inminente que ascendería a primera ministra, cometió un grave desliz que motivó su renuncia al Congreso y al gobierno: había cometido un acto de corrupción. En efecto, Shalin hizo uso de su Riksdag card (tarjeta de crédito oficial) para comprar 35 dólares estadounidenses en chocolates toblerone y se había atrasado 15 días en reembolsar esos dólares.
La nota de ocho fue aplastante “Shalin descubierta en grave caso de corrupción”. Y no es mentira o broma lo que aquí escribo. Usted lo puede consultar en las fuentes disponibles en Internet. Sé que en México y en Sinaloa eso no sólo es ilegal, sino que hasta entra en el fondo revolvente de los altos funcionarios por nuestra normalidad corruptora. Pero en Suecia no. Tómese en cuenta que ya a mediados del Siglo 17 este país nórdico tenía una ley fundamental de acceso a la información. Y esa ley hizo que se diera vida a una pauta cultural anticorrupción que se ha internalizado en la sociedad y en el gobierno suecos. Por esa razón, Suecia es uno de los países con mejores niveles de calidad de vida donde las asimetrías entre los que tienen mucho y los que tienen poco son reducidas. No hay un Slim, pero tampoco una persona en situación de calle.
Quizá en nuestro entorno muchos podrían decir 35 dólares ¡por favor! si eso es lo que doy de propina en un restaurante como servidor público y el pueblo feliz de la vida. Y si no lo está lo oculta muy bien porque nadie me lo ha reclamado y el que calla otorga. El tema en Suecia no fue si eran 35 dólares o 3 millones de dólares. Era un asunto de confianza, de abuso de confianza, de probidad, algo que no se encuentra en el vocabulario de los políticos y de una apreciable parte de la sociedad. Eso que aquí muchos no entienden fue lo que motivó la defenestración de Shalin quien incluso debió escribir un libro años más tarde para explicar a la comunidad cómo pudo haber incurrido en esa falta. Tiempo después la ex viceprimera ministra ha vuelto a la política tras años de retiro del servicio público y de una amplia labor de control de daños con mesas redondas y conferencias en universidades para pedir disculpas y explicar lo que era explicable. Sé que eso, por ahora al menos, es imposible que pase en Sinaloa en este tortuoso proceso de integración del Sistema Estatal Anticorrupción y del Magistrado anticorrupción, quien, con plena seguridad, no es un alma prístina. Si los funcionarios sinaloenses (y casi todos los mexicanos en general)  fueran suecos ya estarían condenados a cadena perpetua y se tendría problemas para ver quien cerraba la puerta de la cárcel. Pero parafraseando a Max Weber en El político y el científico, hay que intentar repetidamente lo imposible, porque de otra forma no se llegará nunca a lo posible.
 
PD. Les comparto una videocolumna que hice donde pongo al descubierto cómo hasta quienes se dedicaron alguna vez a la investigación del combate a la corrupción se mimetizan en los cargos públicos en perjuicio del interés público. (http://bit.ly/2iqadsl)
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