Sinaloa y su futuro

Manuel Clouthier Carrillo
04 febrero 2022

Hace 11 años comenzaba el Gobierno del corrupto Gobernador de Sinaloa Mario López Valdez por lo que me reuní con él y le pregunté a rajatabla: ¿cuál es la actividad detonadora de la economía sinaloense, Gobernador? Me contestó a botepronto con aires de sapiencia, la agricultura. Nooo ¡Gobernador, eso fue hace 50 años, ya la agricultura en Sinaloa no es detonadora de nada, le contesté!

Hoy, a casi tres meses de haber iniciado un nuevo sexenio en Sinaloa la misma pregunta debemos hacerle al recién estrenado Gobernador Rubén Rocha Moya, ya no solo para detonar la actividad económica sino para sentar las bases de una verdadera transformación en mi estado natal.

Rocha Moya corre el riesgo de que le pase como algún otro Gobernador que tuvimos en los 90, que su sueño de vida había sido “ser Gobernador”, de tal manera que al “serlo” se había cumplido el sueño por lo que ya no era importante gobernar. Rubén Rocha ya es Gobernador de Sinaloa, pero ¿qué quiere hacer en su gobierno? Y ¿cómo quiere que sea su gobierno?, ¿en dónde pondrá los acentos y cuál será el factor o factores distintivos de esta debutante administración?

A los que nos tocó vivir en Monterrey en el sexenio de don Alfonso Martínez Domínguez (1979-1985) sabemos que “hay un Monterrey antes y después de Martínez Domínguez”.

Hoy sabemos que en Sinaloa hay un Culiacán antes y después de Francisco Labastida, un Altata antes y después de Malova, un Navolato antes y después de Toledo Corro, un Mazatlán antes y después de Felipe Calderón y Quirino Ordaz, un narcotráfico antes y después de Juan Millán, y una corrupción antes y después de Malova.

¿Cuál será el sello de este incipiente gobierno de izquierda? Por lo pronto el Gobernador Rocha cuenta con el control del 70 por ciento del Congreso estatal, también 17 de los 18 municipios son gobernados por personajes electos por Morena o partidos afines, tiene el control del Poder Judicial y además acaba de tomar el control de la Fiscalía estatal. En otras palabras, esta administración tiene “todo”, por lo que no tendrá pretexto para no hacer lo que disponga, pero le falta rumbo y sello.

Cuando en 1995 Vicente Fox tomó posesión de la Gubernatura de Guanajuato gritó a todo México y el mundo que su estado era “tierra de oportunidades” y así inició el despegue económico del Bajío hace 27 años y lo convirtieron efectivamente en la tierra de oportunidades de inversión junto con Aguascalientes, Querétaro y San Luis Potosí, entre otros estados que se sumaron a este movimiento.

Se dice que la economía en nuestro país crece en el norte dos veces lo que crece en el sur y que el Bajío crece dos veces lo que crece el norte.

Creo que Sinaloa tiene que planear y actuar basado en sus fortalezas pero que a su vez estas sean las que tienen perspectiva de futuro; por esto ya no puede ser la agricultura el detonante, porque su perspectiva es la de una industria madura. El 68 por ciento del PIB estatal lo genera el sector terciario, 23 por ciento el sector secundario y solo el 9 por ciento el sector primario.

Por otro lado, un Gobierno de izquierda debe poner sus acentos en actividades sociales que ayuden a cerrar la brecha de la desigualdad, como lo son la salud, la educación, la justicia y los servicios urbanos básicos, y por supuesto la seguridad pública.

Philip Korter en su libro “Marketing places” nos dice que los lugares deben ser vivibles, visitables e invertibles; hay mucho que hacer en Sinaloa para lograrlo. Sobre todo, por los rezagos acumulados que generaron los malos gobiernos que hemos tenido.