Sociedad fragmentada
En 1854, Charles Dickens publicó su décima novela, titulada “Tiempos difíciles”, y es que los tiempos nunca han sido fáciles. Cabe recordar esta premisa en este tiempo tan agitado por la violencia, no para consolarnos o resignarnos, sino para recobrar fuerzas y renovar la esperanza.
En 2015, mi estimado amigo Ronaldo González Valdez me hizo el favor de comentar los dos primeros tomos en que se recopila la columna de Éthos, y me permitiré citar algunas de sus palabras:
“No voy a decir que vivimos tiempos agitados y revueltos, de ruido y de furia, de enconos y confusión. Cada época tiene esos tiempos. A cada generación le toca vivir situaciones desgraciadas ocasionadas por la guerra, la enfermedad, los desastres naturales o los malos gobiernos.
“En los medios de comunicación convencionales, impresos y electrónicos, y sobre todo en las redes sociales, se echa de ver el recamo social, expresado de mil y un maneras: con humor (no pocas veces negro), ironía, pesadumbre, indignación o hasta en tono celebratorio: ¡qué bueno que todo se desmorone, que se vengan abajo todas las instituciones, que renuncia el Presidente de la República! Es más, ¡que nos lleve a todos el carajo!, gritan casi nuestros curiosos anarquistas del altiplano, los tropicales y los semitropicales.
“Sin duda, por lo mismo, una de las tareas ingentes de nuestros días es modular el griterío, mantener la indignación y el reclamo, pero propiciando el diálogo, el discurrir por medio de la palabra, del logos, de la racionalidad. Esa, desafortunadamente, no es la tonada dominante de nuestra lírica pública: la nuestra es una canción sin armonía, una balada que es puro estribillo redundante. En ello va el gran riesgo de convertir nuestro pluralismo social y cultural, no en pluralidad política, sino en terrible fragmentación”.
¿Combato la fragmentación?