Sugar Daddies
El término “sugar daddy” nació en Estados Unidos a principios del Siglo 20, cuando la modelo y socialité Alma de Bretteville empezó a llamar así a su pareja Adolph Spreckels; un millonario empresario, director de la fábrica de azúcar de San Francisco, y 24 años mayor que ella.
El término actualmente se ha popularizado en todo el mundo para referirse al hombre maduro (soltero o casado) que tiene un vínculo amoroso con una mujer mucho menor que él, denominada “sugar baby”.
El “sugar daddy” mantiene la relación a cambio de regalos, dinero en efectivo, viajes, u otros beneficios financieros y materiales. El término también aplica a las relaciones en las que la mujer es la mayor en edad, en ese caso “sugar mommy”. Aunque el modelo predominante es el descrito primero.
Se trata de relaciones entre individuos con perfiles socioeconómicamente asimétricos, en las que existe un acuerdo de intercambio, en el cual el hombre maduro ofrece un capital económico, y la mujer ofrece su juventud y belleza. Es decir, se trata de una relación de “ganar-ganar”.
En estas parejas, las mujeres que tienen una “cotización alta”, intentan también obtener mucho de los sugar daddies. Ellos por su parte, se ven presionados para darles muchos beneficios materiales, para no ser sustituidos.
Los psicólogos sociales John Thibaut y Harold Kelley, argumentan que una relación entre dos o más personas, debe tener como resultado algún tipo de gratificación para las partes involucradas, o de lo contrario la relación desaparecería. Para evitar la disolución de la pareja debe existir una recompensa, independientemente de si esta fuese material o simbólica.
Una teoría social que bien puede explicar este tipo de relaciones, es la teoría del intercambio social. Desde este enfoque, la conducta social es un intercambio de bienes, bienes materiales, pero también no materiales.
Esta teoría económica la utilizamos en expresiones todos los días. Como por ejemplo cuando decimos “encuentro a fulano muy valioso”; o “he obtenido mucho de él”; o, incluso, “hablar con él me costó muchísimo”, hacemos referencia al intercambio social.
Sin embargo, en muchas relaciones “azucaradas” el factor financiero no es el único atractivo, sino que influyen también otros recursos que se adquieren con la edad, como son la experiencia y el conocimiento. Aquí los jóvenes son comprendidos como los novatos, los que entran en las disputas propias del campo cultural desde posiciones de relegamiento. Las personas de edad superior, son las que generalmente ocupan las posiciones dominantes y de más prestigio en el campo cultural.
Ahora bien, cuando se trata exclusivamente de un intercambio de favores, y viéndolo desde una perspectiva crítica de la economía y la sociedad contemporánea en México, el “sugardismo” es resultado del patriarcado histórico, en el que la brecha salarial entre hombres y mujeres es bastante significativa. Pero especialmente para las mujeres en situaciones de vulnerabilidad, como las adolescentes, jóvenes estudiantes y/o migrantes en condición de pobreza.
En ese contexto, el sistema económico capitalista y altamente consumista, es el que estimula esas relaciones. La situación económica precaria de muchas mujeres jóvenes ha empeorado, y por lo tanto aumenta también el número de ellas que ven en los hombres mayores y solventes, una vía para mejorar sus ingresos y condición de vida.
Es cuanto...