¿Sumo y multiplico, o resto y divido?
Las operaciones básicas de las matemáticas no se utilizan solamente en ese terreno, sino que también encuentran un poderoso eco en el campo de las relaciones humanas. En efecto, hay personas que suman y multiplican, pero también otras que restan y dividen.
El ideal es cuestionarnos personalmente para ver si nos alineamos en un extremo o en el otro; pero, también conviene reparar en si somos personas que se reúnen con, o siguen a, líderes que restan y dividen. Tan negativa es una cosa como la otra, porque a la postre termina uno contagiándose de las personas con quienes alterna. La epidemia se puede tornar fácilmente pandemia.
En efecto, si se convierte uno en seguidor de líderes negativos, es evidente que se le inoculará lo peor de esas personas; tendrá una visión deformada de la realidad y verá en los demás sus defectos, más nunca sus cualidades y virtudes. Aprenderá a jamás escuchar ni someterse a retroalimentación y comentarios, porque él es el que sabe cómo se hacen las cosas. Lógicamente, no podrá reconocer la importancia de las aportaciones de los demás
En cambio, si se enlista uno con líderes positivos, inspiradores, carismáticos, luchadores, empáticos, emprendedores, guerreros y organizadores, es claro que se creará una relación de ganar-ganar. Es decir, el influjo y trascendencia que ejerza esa persona estimulará a sus seguidores a emular sus virtudes, organización y características.
En “El arte de la Fuga”, el escritor Sergio Pitol señaló: “Uno es los libros que ha leído, la pintura que ha visto, la música escuchada y olvidada. Uno es su niñez, su familia, unos cuantos amigos, algunos amores, bastantes fastidios. Uno es una suma mermada por infinitas restas”.
¿Qué prolifera más en mi vida: sumas y multiplicaciones, o restas y divisiones?