¿Te atraen los 'chicos malos'? Toma chango tu banana
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Descortés, brusco, soez, burdo, procaz, incorrecto, descarado; existe un gran repertorio de sinónimos para describir a aquellas personas que no son cordiales con los demás, particularmente con extraños. El argot sinaloense tiene términos muy específicos y precisos para este tipo de personas, pero no son apropiados para una columna periodística.
Mi padre alguna vez me dijo "no te fíes mucho de las personas que son groseras con un mesero". A pesar de ser una técnica de evaluación conductual un poco burda, este simple consejo tiene muy buen tino.
A la mayoría de la gente le desagradan las personas con falta de cortesía. Y aunque la mayoría de los humanos prefieren a la gente "buena onda", un estudio encontró que a los bonobos (simios) les atraen más los "mala onda". Esto resulta interesante, ya que estos simios africanos (nuestros parientes más cercanos, junto con los chimpancés) son menos violentos que los chimpancés.
En un experimento realizado por investigadores de la Universidad de Duke, los bonobos presenciaron una obra teatral donde un actor deja caer un animal de peluche mientras camina. Posteriormente, otro actor recoge el peluche e intenta devolverlo a su dueño, pero antes de que pueda realizar su buena obra del día, un tercer actor irrumpe en escena y le arrebata el muñeco de felpa.
Subsecuentemente, los bonobos elegían aceptar un pedazo de manzana del buen samaritano o del ladrón.
En cada experimento, los bonobos podían distinguir del bien y el mal, justo como lo hacemos los humanos. Pero a diferencia de los humanos, los bonobos prefieren a los "malos". Asimismo, los investigadores también encontraron que los bonobos preferían todavía más al "malo" si este se comportaba violentamente.
Los científicos concluyen que hay una explicación muy coherente para este tipo de conducta (la cual se puede extrapolar a muchos sinaloenses). Los bonobos interpretan la conducta grosera y déspota como una señal de estatus social y prefieren a los individuos que muestran este comportamiento dentro de su círculo social con el fin de tener "aliados poderosos".
Para los bonobos, cotorrear con individuos dominantes implica un mejor acceso al alimento, parejas sexuales y otros beneficios; así como ser menos propensos a ser víctimas del "bullying".
Para los humanos, desaprobar a los "malos" no solo ayuda a encontrar una mejor pareja, sino también desmotiva a estos "malos" a comportarse inapropiadamente. La amenaza del rechazo social los mantiene a raya (en teoría).
Este tipo de conducta es lo que permite a los humanos trabajar colectivamente en grandes números, aun con individuos desconocidos. Este rasgo parece ser único en nuestra especie y es lo que nos ha hecho evolucionar como sociedad.
Por eso no resulta sorprendente que Culiacán parece un zoológico; repleto de changos que se pasan el semáforo en rojo, suben la troca al camellón, se estacionan en el lugar de discapacitados, etc.
Si no queremos degenerar como sociedad, debemos ser más humanos y menos bonobos.