Tirar la piedra

Rodolfo Díaz Fonseca
21 abril 2017

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Existen muchas maneras de tirar piedras, unas valederas y justas; otras, falsas y truculentas. “La piedra que desecharon los constructores se ha convertido en la piedra angular”, dijo Jesús citando el Salmo 118 para explicar lo que estaba sucediéndole, al ser rechazado por los poderes de este mundo.
En otra ocasión dijo a quienes acusaban a una mujer sorprendida en adulterio que si estaban libres de culpa que arrojaran la primera piedra, como estaba escrito en la Ley (Jn 8,7).
En nuestra cultura existe un refrán que dice: “Tira la piedra y esconde la mano”, para señalar que alguien actúa con hipocresía y maldad al realizar determinada acción, tratando de disimular que es obra suya.
En muchas ocasiones, con esta expresión se alude a que alguien incita a un pleito, pero sin entrar en la contienda y eludiendo cualquier responsabilidad. Hay personas que son especialistas en estos menesteres y ocupan su tiempo en propalar chismes y rumores sin ningún fundamento.
No obstante, también es lícito tirar la piedra para defenderse ante una situación adversa e injusta. En la mitología griega se cuenta que Jasón pidió al rey Eetes el vellocino de oro. El rey respondió que sí, pero antes debería colocar el yugo a un par de toros con pezuñas de bronce y que despedían fuego, así como arar el campo y sembrar unos dientes de dragón.
Sin embargo, la hechicera Medea, hija de Eetes, le alertó de una trampa. Le proporcionó un ungüento mágico que lo haría invulnerable por un día, y le dijo que de los dientes de dragón nacerían soldados listos para eliminarlo. Por tanto, le aconsejó tirar una piedra sin ser visto por los soldados, para que éstos desconfiaran unos de otros y se mataran entre sí.
¿Cómo tiro la piedra?
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@rodolfodiazf