TRIBUTO... ¡Gracias!

Juan Alfonso Mejía
16 mayo 2021

Finalmente llegó el día. En Sinaloa, los docentes están vacunados. Casi 80 mil maestros y maestras, en tan sólo cuatro días, del 11 al 14 de mayo; además, un día adicional para quien tuvo algún problema durante el proceso. El mérito es de todos, un auténtico trabajo en EQUIPO.

Bien decía mi abuelo, “nadie nos hacemos solos”. Mientras el Gobernador Quirino Ordaz logró el pronunciamiento del gobierno de la República, el Presidente López Obrador cumplió, nos envió las dosis necesarias antes de terminar el ciclo escolar. Además, instruyó a la Secretaría de Educación Pública (SEP) para que nos guiara a lo largo de este trayecto; la Dra. Carmen Rodríguez fue trascendental para nosotros.

La Secretaría de la Defensa Nacional actuó con institucionalidad y gran generosidad; omito los nombres de los generales por discreción en su proceder, pero les recordamos a todos, a los coroneles, tenientes coroneles y capitanes involucrados. El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), a través del delegado estatal, del Dr. Luis Rafael López Ocañas, nos acompañó en el terreno en todo momento; las jefas de enfermería, Leticia Mendoza y Claudia Valenzuela, no descansaron hasta vacunar al último de los presentes diariamente. La Delegación de Bienestar, el Ing. Jaime Montes Salas, mantuvo abierto siempre un canal de comunicación, nos capacitó y compartió su experiencia para este nuevo reto. Ni que decir de la Secretaría de Salud del estado, el Dr. Efrén Encinas es reconocido por su solidaridad.

A la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS) le debemos su prestancia; no sólo contamos con el liderazgo del Rector Juan Eulogio Guerra Liera y el Secretario General, el Dr. Gerardo Alapizco, sino de toda la disposición de la casa rosalina para acondicionar cuatro sedes a lo largo del estado. Además, casi la totalidad de los aplicadores de la vacuna, cerca de 400, eran provenientes de esta casa de estudios.

A los líderes de las secciones 27 y 53, a sus líderes Edén Inzunza y Fernando Sandoval respectivamente, mi más alto agradecimiento. Lo volvimos a hacer.

La vacuna es un símbolo, un estandarte, el ansia de una victoria de la que todos formamos parte. Estas líneas son un TRIBUTO a todos aquellos que lo hicieron posible, empezando por los maestros.

Gracias a CONALEP, a la Escuela Normal de Sinaloa, COBAES, UTC, CECyTE, la Politécnica del Mar y la Sierra, ISEA, CESGAC, el ITSG, la UADO, CEB, la Universidad de Durango porque gracias a Ustedes participaron 1,136 voluntarios, jóvenes con un espíritu renovado de servicio por “el otro”; no es casual que sean voluntarios, porque “en el otro” radica una de las mayores lecciones de esta experiencia.

Contar con este equipo permitió a los funcionarios de la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC) el organizar un dispositivo en cuatro ciudades y ocho sedes, mediante un mecanismo de planeación con datos precisos para el registro de más de 88 mil personas del sistema educativo, su invitación a la sede más cercana a su hogar y operar las jornadas con una estructura organizacional que implantó un sistema de procesos centrados en las personas. Todos con un sólo objetivo: compartir la dicha de la comunidad educativa, de nuestros profes.

Extendemos nuestro agradecimiento a la experiencia de las otras entidades que han desplegado modelos de vacunación masiva, y que, como Jalisco, compartieron con México los aciertos y errores de una tarea tan delicada y compleja.

Tres principios, nos guiaron como equipo y fueron imperantes en los procesos: orden, que un docente vea una organización digna; flujo, que no llene papeles a mano, no haga filas kilométricas y que en tan solo 40 minutos (contando el tiempo de espera, salga vacunado); y amabilidad, que en todo momento se le trate de la mejor manera.

El éxito, no es la eficiencia de las más de 2,351 vacunas por hora o 42 por minuto en hora pico, ni siquiera el haber vacunado al 94 por ciento del sector educativo, tampoco que nadie se quedara sin ser vacunado, en caso de así desearlo; el verdadero éxito está en la recuperación de la esperanza al coronar el esfuerzo de tantos hombres y mujeres que se han dedicado a cuidar el sueño de la escuela, que no es otra cosa que el sueño de nuestros hijos. ¡Enhorabuena!

Que así sea.

Posdata. Escribí estas líneas para rendir honor a quien honor merece. En los últimos días he recibido cientos de mensajes y correos felicitándome por el dispositivo puesto en marcha. Nada más falso, he tratado de compartir la verdadera historia, ahí están los méritos. Gracias Alejandro Ordoñez, Julieta Hernández, Alma Petris, Alonso Salazar, Fernando Mendoza, Blanca Hernández, Oscar Ruiz, Héctor Burgos, Janneth Aldecoa, María Gorgonia Bañuelos, Noé Urías, Dora Alicia Soto, Felipe Inzunza, Emma Padilla, Victoria Cebreros, Abel Sánchez, Susana Corral, María Isabel Mora, Francisco Verdugo, Consuelo Matus, Aldo Misael Espinosa, Felipe Urías, Trinidad Espinoza, Cinthya García, Felipe Ruiz y TODOS los miembros de sus equipos; además, Álvaro Galicia, Ignacio Cisneros, Roberto Aguilar, Luis Ibarra, Manuel Ramos; y claro, no podían faltar, Aldo Quiñones, Ramón Castro, Aurora Aviña y Milton Rojo. Ellas y ellos sacaron adelante esta jornada histórica, en principio inimaginable e irrealizable, pero no imposible. ¡Felicidades! No cabe duda: uno es la gente que nos rodea. GRACIAS.

Para todos aquellos que no mencioné, seguro es porque están concentrados en la estrategia de Centros Comunitarios de Aprendizaje (CCA), el Reforzamiento Educativo, Desde Hoy a la Escuela y la difícil “cotidianidad”. A todos Ustedes, mi total reconocimiento. Vamos por lo que sigue.