Umbral

Lorenzo Q. Terán
31 diciembre 2025

Estamos en el umbral del nuevo año, los ciudadanos de este país están optimistas, porque enero inicia con un aumento del salario mínimo y este 2026 las cámaras legislarán la reducción de la jornada laboral a 40 horas. Estas medidas de protección a las clases laborales, junto con el avance de las obras de infraestructura, que se vienen realizando en todo el territorio nacional, les dan a los ciudadanos certeza de que el desarrollo con bienestar en el país seguirá profundizándose, con repercusiones positivas en la economía y en su bolsillo.

Razones por las cuales reciben, con mucha alegría, el nuevo año; seguros que --pese a dificultades e inercias heredadas del pasado-- el país marcha por buen sendero en lo que respecta a los asuntos de la vida nacional. No se ve nada que enturbie los planes de transformación democrática que se vienen impulsando, conforme avance el tiempo se van a ver hechos en bien de la sociedad.

Con excepción de los catastrofistas, que a todo le ponen peros. Que si el gobierno resarce en parte su deuda histórica con los adultos mayores, con las mujeres y jóvenes antes olvidados, ponen el grito en el cielo y se oponen a los programas de bienestar para la población. Son los mismos que por décadas se opusieron a aumentar los salarios, con el falaz argumento de que eso era “inflacionario”. La cosa ha resultado al revés: el circulante, producto de estos beneficios, ha dinamizado la economía y aumentado el poder adquisitivo de las clases laboriosas, que son inmensa mayoría en el país.

El Plan México, de desarrollo, está firmemente cimentado, tiene objetivos claros y el fortalecimiento de la infraestructura en el país avanza tal como se ha planeado. Los polos industriales, como el del istmo de Tehuantepec, se consolidan, pronto van a dinamizar su funcionamiento, de manera que sus efectos se notarán en muchas regiones del país. El dragado de puertos va a permitir su ampliación, teniendo una repercusión enorme en el intercambio de mercancías del país con el resto del mundo.

La puesta en marcha de los ferrocarriles de pasajeros y de carga van a volver a darle impulso a esta importante red de comunicaciones. La ampliación y mejoramiento de la red de carreteras también se viene impulsando a niveles inusitados. En resumidas cuentas, hay un sinfín de obras de infraestructura que el gobierno nacional está impulsando a lo largo y ancho del país, que están cambiando de manera acelerada el rostro de la nación; estos avances no pueden ocultarse, están a la vista de los ciudadanos.

Y, lo más importante, estos avances positivos para el desarrollo del país cuentan con la aprobación y el soporte de las clases sociales laboriosas, que tienen claro que el progreso con bienestar ha sido un modelo muchísimo más beneficioso que el que aplicaron, por tres décadas, los neoliberales salinistas. Con ese modelo de triste memoria sólo se enriquecieron los más ricos, mientras al trabajador se le tenía con salarios que no cubrían ni siquiera sus elementales necesidades básicas.

Por eso, junto al respaldo a un modelo económico de bienestar social, ha habido una creciente politización del pueblo, una revolución de las conciencias y un tajante apoyo a los gobiernos de la cuarta transformación. Y es que, cada vez más, los ciudadanos identifican con mayor claridad cuando una política económica busca su beneficio y está acorde al programa de regeneración nacional... o sólo se le ofrece un “refrito” de aquellas políticas neoliberales, de privilegios para unos cuantos.

No hay que equivocarse, el pueblo sabe instintivamente tomar partido por quienes le aseguran su bienestar, no con falsas promesas o demagogia como en el pasado, sino con programas y acciones concretas viables, tangibles. Hechos son amores.

Esta es la realidad que ha hecho que la ciudadanía se haya volcado a favor de los partidos que promueven la cuarta transformación y le ha dado definitivamente la espalda a los partidos tradicionales, que sueñan en volver al país del pasado, donde sólo unos cuantos se embolsaban los derechos y los frutos de una Constitución que, claramente, en su letra dice que estos derechos deben ser garantizados por igual para todos los mexicanos.

Allí está el detalle, la politización del pueblo es la base de cualquier fuerza política en el México contemporáneo. No le busquemos mucho, mientras el partido Morena mantenga su política social, con el ahínco con el que lo ha venido haciendo hasta ahora, va a contar con el apoyo popular de los ciudadanos.