Un gobierno que no gobierna
Como los comentarios sobre la columna anterior acerca de ¿quién gobierna en México? fueron del tenor de: “No se aportan pruebas” de que los narcos o los militares ‘controlan’ a México, o de que Trump cada vez ‘se mete’ más en los problemas de inseguridad, migración y de economía; bastaría que algún lector quisiera “asomarse” a cualquier población rural en Sinaloa, Michoacán, Zacatecas o el Estado de México, más aún que quisiera investigar en alguna de las colonias “populares” de la Ciudad de México, para darse cuenta que: o no se puede entrar o no se puede salir de ellas, que las autoridades locales nada pueden hacer si no cuentan con la “aprobación” del “jefe de la plaza”; pero igualmente respecto al Ejército, que cada vez controla más actividades de naturaleza civil como son los puertos, las aduanas, el transporte en trenes y aviones, además de sus actividades militares que le permiten “controlar” ciudades y capitales de los estados, para darse cuenta que el gobierno civil está ya sumamente limitado en sus acciones gubernamentales.
En cuanto a Trump, ni qué decir que tiene en sus manos el futuro de la economía nacional, manteniendo en suspenso los aranceles y bloqueos a los productos nacionales, amén de sus exigencias al gobierno mexicano para que actúe más y mejor contra los cárteles; con todo ello, no deja gobernar a la Presidente Sheinbaum, aunque el Presidente Trump le dedique “flores”, mismas que son solo “de dientes para afuera”.
Por otro lado, en cuanto a que el gobierno mexicano, cada vez “gobierna” menos, se tienen varias evidencias que, si bien no son “pruebas de carácter jurídico”, sí lo son como una realidad que el pueblo de México sigue sufriendo, aunque lo tranquilicen con el reparto de pensiones, becas, apoyos y demás, que no alcanzan a cubrir las carencias en salud, educación, medio ambiente y desorden urbano como en el área metropolitana, donde viven más de 20 millones de mexicanos:
1. Sigue la escasez de medicamentos en el IMSS-Bienestar, pues aunque surten paracetamol, lozartan, pravastatina y analgésicos y otros productos menores, los tratamientos para el cáncer y la diabetes o no hay o están escasos; igualmente la atención médica en operaciones graves, así como la saturación inexplicable en urgencias, donde no hay camas, ni sillas ni equipamiento suficiente, más aún, según el Paquete Económico para 2026, el gasto en salud, educación y programas sociales aumentará apenas un 4 por ciento, mientras que el de pensiones subirá casi un 13 por ciento.
2. En el caso concreto de la educación, según Mexicanos Primero, “más de la mitad de los compromisos en materia educativa están en el papel, pero no es el presupuesto”. Se invita también a los lectores a visitar cualquier escuela en el medio rural, y no sólo a las escuelas de la sierra, sino en cualquier población en el campo o cercano a las ciudades, para que constaten que no hay maestros, la escuela está cerrada o en estado deplorable, los niños no asisten o simplemente las familias ya abandonaron los pueblos y ranchos por la inseguridad.
En resumen, si el gobierno no atiende la seguridad, la salud y la educación a los ciudadanos, realmente no está gobernando.
3. La falta de buen gobierno también se aprecia en la atención del medio ambiente, ya que con el desequilibrio del mismo ahora son más frecuentes las inundaciones, las sequías, los hundimientos y socavones por el exceso en la extracción de agua del subsuelo; igualmente porque no se ha logrado detener la tala ilegal de los bosques y montes del país; ni siquiera se asigna presupuesto suficiente para el control de la basura, de las aguas negras y de la contaminación de playas, esteros y bahías que constantemente pierden capacidad para la pesca y el turismo; así pues, en esta materia, el gobierno tampoco “gobierna” como debiera.
4. El drama que viven los habitantes del área metropolitana con sus inundaciones, las rupturas en los sistemas de drenaje y agua potable, el congestionamiento en todo el sistema de transporte urbano, los colapsos en el tránsito por las marchas, bloqueos y toma de edificios públicos, además de la inseguridad en calles e instalaciones de servicios públicos y ante el incremento en las extorsiones, robo de autos, asaltos de los “cárteles citadinos”, muchas veces coludidos con los mismos policías y autoridades, son indicativos que los gobiernos en el Estado de México y en la Ciudad de México, sólo actúan “poniendo parches”, sin atender a fondo el cúmulo de problemas urbanos más elementales.
No se requieren pruebas, sólo constatar la realidad.