Un hombre bueno

Rodolfo Díaz Fonseca
10 septiembre 2019

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¿En qué consiste y radica la grandeza de un hombre? Algunos la miden por la nobleza de su origen, la suma de su riqueza, el grado de poder que ostenta o la cantidad de títulos que atesora.

Alejandro fue llamado Magno por su extraordinaria estrategia para conquistar tierras y derrotar a los ejércitos enemigos. Sin embargo, no siempre se alcanza la grandeza por los logros militares, económicos o de fama que se acumulen. Gandhi fue llamado Mahatma (Alma grande) por características muy diferentes a las de Alejandro.

Jesús fue reconocido también como alguien muy grande, pero su grandeza provenía de su humildad, amor, bondad y mansedumbre. Un joven rico se le acercó y le llamó “Maestro bueno” (Mc 10,17-22), pero Jesús le preguntó para ponerlo a prueba por qué lo llamaba bueno, puesto que solamente Dios es totalmente bueno.

El ser humano, hechura de Dios, está también llamado a ser bueno para alcanzar su verdadera estatura y grandeza. Quien quiera ser grande debe hacerse pequeño y servidor de todos, dijo en otro momento Jesús (Mt 20,17-28).

Quien es humilde y servicial demuestra fehacientemente su bondad, como expresó Ludwig van Beethoven: “El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad”.

Por este motivo, me dio mucho gusto ver cómo definieron sus hijos en sus muros de Facebook a Raúl Zazueta Astorga, recientemente fallecido en Culiacán: un buen hombre y una buena persona.

Es normal que los hijos se expresen con palabras elogiosas al referirse a sus padres; sin embargo, Raúl sí fue un hombre bueno, generoso, sencillo, alegre y entregado. Como todos, tuvo también sus defectos y errores, cosa comprensible, pero nadie podrá negar sus valores de nobleza, desprendimiento y amistad. Su pequeñez de estatura la compensó con la grandeza de su corazón.

¿Soy bueno?

 

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@rodolfodiazf