Vejez y envejecimiento

Rodolfo Díaz Fonseca
19 octubre 2022

rfonseca@noroeste.com

rodifo54@hotmail.com

Envejecimiento y vejez son dos cosas muy diferentes. El primer concepto comienza desde la concepción (aunque, en realidad, se contabiliza desde el nacimiento) y la vejez inicia formalmente a los 60 años, constituyéndose como la última etapa de la vida. En pocas palabras, todos estamos envejeciendo, aunque no todos hemos llegado a la vejez. Empero, todos estamos inscritos en este proceso de involución.

Desde la mitad del siglo pasado se constató un aumento de personas envejecidas debido, sobre todo, a dos fundamentales factores: el aumento de la esperanza de vida y la disminución de los nacimientos. En este aumento, lideran las mujeres, en una proporción de 6 a 10, con esperanza de vida de 78 años y 73 para los varones.

El ideal no consiste solamente en lograr una mayor esperanza de vida, sino también una mejor calidad de vida. ¿De qué serviría vivir más si se vive peor? Es decir, si no se cuenta con pensión, casa, asistencia social, servicios de salud y se padecen múltiples enfermedades y achaques.

Al respecto, cabe recordar las palabras que dirigió Sigmund Freud en una carta a la escritora y psicóloga Lou Andreas-Salomé, en 1915, donde se queja del horror de la vejez, que en ese tiempo supuestamente llegaba a los 40 años:

“¿Qué grado de espiritualidad hay que alcanzar para soportar el horror de la vejez? La mente no es capaz de acceder profundamente a la idea de la cercanía de la propia muerte... Lo cierto es que crecidos o no, un día notamos que aquella juventud maravillosa que tuvimos se ha desvanecido, desaparecido, terminado, derrumbado, esfumado, disipado, evaporado... (y hay más sinónimos a los cuales no quiero recurrir para no amargar a los que tienen más de cuarenta).

¿Cómo vivo mi envejecimiento? ¿Preparo adecuadamente mi vejez?