Virtualidad literaria
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Con la llegada de la tecnología de punta, pareciera que el ser humano se adentró en el terreno de la virtualidad, cuando lo más preciso sería decir que se internó en el campo de lo digital.
¿Cuál es la diferencia entre ambos conceptos? El diccionario de la Real Academia Española, al definir el concepto digital, presenta varias alternativas: la primera de ellas se refiere a lo perteneciente o relativo a los dedos, sin embargo, también indica: “Dicho de un dispositivo o sistema: Que crea, presenta, transporta o almacena información mediante la combinación de bits”. O, también: “Que se realiza o transmite por medios digitales. Señal, televisión digital”.
Al tratar el concepto de virtual, señala: “Que tiene existencia aparente y no real”. O, también: “Que está ubicado o tiene lugar en línea, generalmente a través de Internet. Tienda, campus, curso, encuentro virtual”.
De hecho, cuando cursábamos preparatoria, era normal que resolviéramos un problema haciendo gráficas de imágenes virtuales reflejadas o refractadas por un rayo de luz que se encontraba en un punto más allá del espejo.
La realidad virtual siempre ha existido en la literatura, pues se narra o reproduce una trama ficticia para que el lector pueda interactuar y tomar parte, creando en su mente todo lo que el autor describe.
Stefan Zweig comentó que un día entró un amigo de Balzac en su estudio, sin previo aviso. Balzac estaba escribiendo una novela y, con lágrimas en los ojos, le dijo: “¡Qué horror! La duquesa de Langeais ha muerto”.
El amigo quedó perplejo, pues conocía a toda la sociedad parisina y esa dama no existía. Al ver su cara de interrogación, Balzac se dio cuenta de que ya no se encontraba en la novela, sino en la realidad.
¿Recreo la virtualidad presentada por el autor?