Vivir leyendo

Rodolfo Díaz Fonseca
24 abril 2021

El 23 de abril fue escogido para celebrar el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor por la Unesco, en 1995. Se eligió simbólicamente esta fecha por la rara coincidencia del fallecimiento de los célebres escritores Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, acaecido el 23 de abril de 1616.

En realidad, parece que Cervantes murió el 22 y lo sepultaron el 23; además de que en ese tiempo se regían España e Inglaterra por calendarios diferentes que variaban alrededor de 10 días en su contabilidad: el Juliano y el Gregoriano.

Independientemente de estas variantes, no deja de ser feliz la iniciativa de celebrar el Día Mundial del Libro en esta simbólica fecha, a la cual agregan el fallecimiento del escritor Garcilaso de la Vega.

Quien lee, se enriquece con la vida, experiencia, relatos y narraciones de otros, como aseguró Umberto Eco: “Quien no lee, a los 70 años habrá vivido una sola vida: la propia. Quien lee habrá vivido 5 mil años: estaba cuando Caín mató a Abel, cuando Renzo se casó con Lucía, cuando Leopardi admiraba el infinito... Porque la lectura es la inmortalidad hacia atrás”.

El profesor de filosofía, escritor y crítico literario, Rafael Narbona, expresó: “Un hombre apasionado por la música o la literatura no conoce el tedio. Por el contrario, los que confunden la felicidad con el alboroto y el frenesí, tienden a aburrirse con facilidad. Sus mentes están volcadas hacia fuera, hacia lo que se desliza por la superficie, y no son capaces de apreciar la profundidad de la existencia”.

Añadió: “Una vida entre libros no es una vida desperdiciada, sino una vida con muchas vidas. Si me espera el paraíso, creo que lo reconoceré de inmediato, pues sé con certeza que tiene forma de biblioteca”.

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