Aquí nacimos, y aquí vamos a morir: Esther y Venancio, toda una vida en Tacuichamona

Emma Leyva
03 agosto 2022

Esther Martínez y Venancio Rocha, son dos habitantes de esta sindicatura, que su amor por su pueblito, los ha hecho pasar sus días de vida en este lugar lleno de historia

En el pequeño pueblo de Tacuichamona, son pocos los habitantes que han decidido pasar toda su vida ahí, pero para Esther Martínez y Venancio Rocha, su comunidad es el mejor lugar para vivir y por eso nunca lo han dejado.

“Aquí nací y aquí me voy a morir”, dice Esther, mientras espera ser atendida por su problema en las rodillas, la mujer de 87 años nunca ha salido de su pueblo, más que para ir algún que otro mandado a Culiacán.

- ¿No sale de aquí?
No, no. A Culiacán voy, cuando voy por alguna medicina, pero no me gusta”.

Esther, tiene problemas del oído y apenas escucha, y entiende las preguntas, pero sí contesta que lo que más le gusta de su pueblito, es toda la gente que vive ahí, y la poca familia que le queda.

La señora de 87 años, ya es viuda, dice que su “viejo”, ya se le fue, y que con él tuvo 15 hijos, de los cuales nomas le quedan vivos seis.

En todos estos años, doña Esther se dedicó a las labores de la casa; dice que cuando estaba “nueva”, todavía podía hacer quehaceres, pero que ahora se la pasa sola en su casa, y apenas sale, pero para ir a la iglesia.

“Ahí en la casa me la paso sola, los hijos vienen por allá cada ocho días y se van, vienen ahora y se van mañana”, cuenta.

Don Venancio también es otro de los habitantes que nunca ha querido salir de Tacuichamona; dice que a sus 88 años, todavía le gusta vivir en su pueblo, “aquí nací y aquí si Dios lo quiere, aquí voy a quedar”, dice.

Aunque hubo unos pocos meses que se fue a Estados Unidos, Venancio relata que nunca le gustó estar fuera de su pueblo, y que siempre regresaba para echar su siembra, cuidar de sus parcelas y de uno que otro animalito.

“Toda la vida yo aquí mi’ja, nomás salí como unos cuatro meses, pero fui tres veces a Estados Unidos en el 57 y hasta el 59, después ya no volví a ir pa’ ninguna parte, aquí me la he llevado todo el tiempo”, explica.

“Yo me dediqué todo el tiempo a la agricultura, y uno que otro animalito, ahorita no tengo nada, porque me enfermé del Covid y mi hijos me las vendieron”.

“Sembraba ajonjolí y sorgo, algo de maíz, pero ya después lo dejé, y ahorita hasta la fecha he querido sembrar sorgo, pero ya un hijo mío es el que está queriendo sembrar, es el mismo que trabaja en Culiacancito”.

“Mi señora decía, ya vende las parcelas, al cabo tú ya no vas a poder sembrar nada, pa’ que no haya pleitos, para que no se peleen”.

“Yo trabajé en la agricultura y fui albañil también, me decía un amigo que era albañil o ‘engañil’”.

Con una memoria muy certera, recuerda datos muy precisos sobre fechas importantes, “yo nací el 1 de abril de 1934”.

Toda su familia es de Tacuichamona, sus papás y bisabuelos, quienes murieron a una edad mayor, también nacieron y murieron ahí.

A don Venancio su esposa le dio nueve hijos, de los cuales algunos ya se le murieron y nomás le quedan cuatro vivos, los cuales viven en Culiacán, y se dedican a la música.

Recuerda que él estudió nada más hasta cuarto de primaria, “en ese tiempo con una libretita hacíamos todo, ahora los plebes no pueden con la mochila con un montón de libros”.

Venancio relata que en su pueblo, lo que más resalta son las festividades de Semana Santa y Día de Muertos, días en los cuales se arma una gran fiesta y también las tradiciones religiosas.

“De todos los compañeros que cantábamos y rezábamos en la iglesia, ya murieron todos, ya nomas quedo yo”, lamenta.

En el pueblo de trazo circular, la vida continua, y sus habitantes siguen queriendo vivir en este sitio, en el que la tranquilidad y tradiciones predominan.