Construcción de nueva isleta en La Lomita ocasiona caos vial; otra buena idea mal aplicada, dicen activistas
La isleta pretende evitar que los conductores formen filas en carriles que desaparecen después de Ciudades Hermanas y puedan provocar accidentes
Con la construcción de una nueva isleta, en el área de boyas que servía para dividir el tráfico por la avenida Álvaro Obregón y el bulevar Ciudades Hermanas, el caos vial en esa zona de Culiacán se reavivó.
Y es que de los seis carriles que existen en la Obregón, los conductores no solo usan los dos naturales de la derecha que continúan el ascenso a La Lomita, sino que los dos centrales también registran largas filas de autos en busca de una rendija para poder meterse sin esperar las filas más largas.
Solo basta un par de minutos en el lugar para darse cuenta que es la práctica más usada por los camiones de transporte urbano que tienen su rutas por ahí.
Apenas unos meses atrás, conductores y peatones también se quejaron de la construcción de una isla similar en el puente Juárez, esquina con el Malecón Niños Héroes, que permite a los viajeros de norte a sur dar una vuelta continua.
En el caso de la Obregón, la isleta pretende evitar que los conductores formen filas en carriles que desaparecen después de Ciudades Hermanas y puedan provocar accidentes.
“De manera frecuente, al menos dos veces a la semana, me desplazo por la avenida Obregón, siempre me ha parecido muy práctica, ya que es de las pocas calles que tiene los semáforos sincronizados, debido a eso es muy práctico cruzar la ciudad en muy pocos minutos, hace unos años hicieron el cambio y la dejaron en un solo sentido, circulando de norte a sur de la ciudad con lo cual ya no pude utilizarla para regresar, solo uso esta calle de ida a mi trabajo y aunque no estoy muy de acuerdo de alguna manera ya me acostumbré”, señala Luis Enrique García, de 41 años.
“El problema es que recientemente noté que empezarían con unos trabajos en el cruce de la calle con el bulevar Ciudades Hermanas, primero me llamó la atención y hace un par de semanas ya me provoca problema, porque al parecer están construyendo unos muros en los carriles centrales para evitar que los carros puedan hacer uso de ellos”.
García admite que ha visto cómo la “gran mayoría” de los automovilistas hacen uso incorrecto de esos carriles al esperar el semáforo y avanzar, porque se juntan muchos vehículos y todos quieren cruzar al mismo tiempo.
“... pero no creo que poner muros en los carriles va a solucionar el problema, porque el mismo tráfico que se genera actualmente es consecuencia que están haciendo la obra, será el mismo que se va generar cuando ya esté terminada, me ha tocado esperar de 10 a 15 minutos para poder cruzar esa calle, lo cual realmente es muy molesto, creo que deberían evaluar otras opciones que no afecten el trafico de los automovilistas”, agregó el vecino de La Conquista.
Sin embargo, además de la molestia para conductores, hay otra falla en la aplicación y el diseño de la idea: no hay beneficio para los peatones.
“Quieren organizar el tráfico y que pongan límites al carro está bien, eso está bien; sin embargo, el diseño de estas islas que están poniendo no es el adecuado, porque no están tomando en consideración al peatón, básicamente ese sería el problema más grave”, señaló Emmanuel Espinoza, activista del colectivo Guaiacum, una organización civil que busca un equilibrio en el entorno en que vivimos.
“Además, las islas se pueden construir de otra forma, está el manual de calle (de Sedatu), que te da ciertos datos, ponen islas, pero no toman en cuenta la reducción de velocidad, eso podría ser algo para que la gente respete más el paso del peatón”.
Otra opción, en lugar de las islas, son los bolardos, esos postes de un metro que se supone van clavados al suelo y sirve para delinear los límites de los automóviles y proteger a los peatones.
Guaiacum ya envió un posicionamiento sobre estas prácticas al Ayuntamiento de Culiacán cuando construyeron la primera isla en Xicotencatl y Niños Héroes.
“La colocación de una estructura rígida como la que actualmente se lleva a cabo constituye un obstáculo para la movilidad, ya que distorsiona las líneas de deseo peatonales, obligando a las personas a rodear la estructura para poder cruzar la calle, además de ser un objeto que reduce la visibilidad y no brinda ningún beneficio alternativo como sombra o resguardo, haciendo de su uso una experiencia desagradable”, dice el documento que le fue enviado al Presidente Municipal, Jesús Estrada Ferreiro, en julio pasado.
“A su vez, el diseño debe contemplar la diversidad de experiencias peatonales y brindar adecuaciones necesarias para facilitar los trayectos de personas de distintas edades o con condiciones que limiten su movilidad, así como los aspectos cotidianos que la influyen”.