El lugar donde creció Pedro Infante
"Cuando compraron esta casa no le advirtieron del valor histórico del lugar"
GUAMÚCHIL._ Les voy a contar la historia de esta casa y el museo que está a un lado: aquí había tres chozas y un taller de carpintería. Este es el lugar donde creció Pedro Infante.
Aquí vive ahora María García Sandoval, una mujer originaria de Mexticacán, Jalisco, un pueblo con tradición paletera. Llegó aquí sin querer, por amor, porque se casó con un hombre que era de su pueblo pero que se instaló en Salvador Alvarado para expandir el negocio de las paletas.
Cuando compró esta casa no le advirtieron del valor histórico del lugar. Fue un negocio complicado.
La señora María llegó a ese lugar porque quería tener una casa amplia dónde vivir, y buscó a Cristóbal Castro Corrales, un corredor de bienes raíces que le dio a escoger sobre varias casas, todas viejas, de techos altos y paredes gruesas.
"Yo quería una casa para vivir, para lo que me alcance dije y me gustó esta zona porque está muy céntrica", dice y no miente. Esa casa está en lo que fue el centro de Guamúchil, donde aún está levantada la estación del ferrocarril.
Vio casas en distintos lugares de Guamúchil, pero la que le interesó fue la de la esquina de Avenida Ferrocarril y Doctor Luis G. de La Torre, porque vio que era amplia y céntrica.
El precio inicial fue de 800 mil pesos, una estimación que hizo el corredor de bienes raíces, pero que luego cambió por solicitud del dueño, el señor Daniel Mcconell. Entonces el costo pasó de 800 mil a un millón de pesos, sin posibilidad de negociar ni de adquirir el predio que estaba a un lado.
La señora María pidió hablar con el dueño de la casa, le dijo que no tenía todo el dinero que pedía, "le dije que tenía 500 mil pesos, que yo lo tenía ahorrado de toda mi vida". Y entonces se abrió a la negociación "Yo creo que le caí bien".
"Yo dije que a ver cómo me las averiguo pero que yo quería la casa. Yo no sabía nada de la casa, ni historia de la casa. Nada", señaló.
El trato fue que en seis meses terminaría de pagar el resto del costo y que en lugar del predio de a lado le darían otro en la parte de atrás de la casa.
Pasaron los seis meses, la señora María terminó de pagar y entonces comenzó a hacer arreglos necesarios como resanar y pintar la casa. Hasta ese momento, ella no sabía la historia de ese lugar, hasta que el señor Cristóbal, el corredor de bienes raíces, se lo contó.
"Alguna pintada, resanada porque tenía dinero para hacer otra cosa, porque yo ya quería irme a vivir a la casa y me dijo que le parecía bien, y luego me dijo 'ven, vamos a platicar,para contarte la historia de la casa, del lugar donde vas a vivir'", recordó.
"¿Apoco tiene historia? Dije yo, porque es una casa antigua y pues debe de tener, entonces dice él: 'sabías tú que en ese lugar donde tú vas a vivir vivió su niñez y su infancia el ídolo de México…?', ¿quién?,le pregunté… 'el ídolo Pedro Infante...'".
Incrédula le cuestionó al señor Cristóbal el por qué, teniendo tanta valía cultural la casa, nadie antes se interesó en comprarla, en modificarla y sacar provecho de ella, y él entonces le dijo que tampoco sabía, sólo que Pedro Infante había sido su amigo.
Le contó que ahí vivió su infancia el artista, debajo de tres chozas y a un lado de la carpintería de su padre, donde también aprendió ese oficio.
También recordó cómo Infante tomaba su guitarra y en la esquina de ese lugar se ponía a cantar junto a sus amigos por las tarde hasta entrada la noche, cuando tomaban camino a dar serenatas a las muchachas de Guamúchil.
La señora María se encantó de escucharlo y guardó esa historia para sus amigos y familiares, hasta que empezó a relacionarse con los habitantes de Guamúchil, que le preguntaban por el lugar y al mismo tiempo le contaban más historias.
Entre los relatos le dijeron que ahí se pensaba hacer un museo, pero que no se concretó sino hasta diciembre 2004, el terreno a un lado de la señora María, el que no le quisieron vender con la casa.
El señor Daniel Mcconell le dijo cuando la negociación que prefería darle un terreno en la parte de atrás, porque en ese terreno tenía un negocio de veneno para ratas.
"Le dije que por qué no me iba a vender la cochera, porque era la cochera y ahí está la puerta con la que se comunicaba, y me dijo que esa cochera la estaba utilizando para hacer venenos para las ratas y las tengo como negocio", recordó la señora María.
Después de que murió el señor Daniel, un hombre de nombre Sergio Mario Sánchez compró la cochera y puso ahí otro negocio, una comercializadora de semillas a la que le llamó "Semillas Infante". De eso quedó sólo el recuerdo de los vecinos y cheques que hoy están exhibidos como reliquias.
Realmente Sergio Mario Sánchez no tenía ningún parentesco con Pedro Infante, pero pudo capitalizar su apellido y su imagen para su negocio.
"Él le había comprado a don Daniel porque a mí ya no me interesó, porque ya tenía yo de este lado de acá y pensé que de todas maneras no había pavimento, que ya estaba mejor aquí", dijo la señora María.
Años más tarde, a principios de la década del 2000, el Ayuntamiento de Salvador Alvarado compró el terreno de la comercializadora y anunció, por fin, la construcción de un museo en honor al "Hijo Predilecto de Guamúchil", el cual se terminó en 2004.
A partir de esa fecha, se comenzó a hacer festivales en honor a Pedro Infante, justo en su aniversario luctuoso y en su aniversario de natalicio.
Ahí han ido artistas de talla nacional e internacional, es también una plataforma para los locales frente a productores y el público que busca conocer más del cantante y actor mexicano que participó en más de 60 películas y grabó 344 canciones.
También ha sido el lugar de encuentro entre los hijos y hermanos de Pedro Infante, quienes han llegado a la casa de la señora María para recordar al ídolo y compartir el pan y la sal.
El lugar tomó mayor relevancia, el valor ya no sólo estaba a la vista de los habitantes de Salvador Alvarado, sino de México y por eso comenzaron las ofertas de compra.
"En una ocasión llegó una persona interesada en comprarme la casa, entonces le dije yo que no se la vendía,que no vendía la casa", dijo.
"Me preguntó por qué no y le dije que a la única persona a la que yo se la puedo vender, para que la casa fuera apreciado, sería al Ayuntamiento, para que pudieran ampliar el museo, y a ellos sí se los vendería, porque valdría la pena que ampliaran el museo".
Sin embargo, el Gobierno municipal se interesó en comprar la casa hasta la administración del ex Alcalde Jorge Casal González, en 2008, pero este desistió al enterarse del precio de la propiedad, para ese momento era mucho más del millón de pesos que le costó a la señora María.
Pasaron ocho años más cuando el Ayuntamiento de Salvador Alvarado volvió a interesarse, cuando Liliana Cárdenas Valenzuela era Alcalde.
"Vinieron unas personas de México para hacer una evaluación del turismo que podíamos atraer si le dábamos más publicidad a la imagen de Pedro Infante y al museo que está aquí enseguida", recordó.
"Y me dijo la Licenciada 'si mañana o pasado bajamos un proyecto para ampliar el museo, ¿estarías dispuesta a cederle la casa al Ayuntamiento?', y le dije que sí, que si era para ampliar el museo y lo requería el Ayuntamiento que sí se lo vendía".
Después de esa plática, ya no tuvo más acercamientos por la casa y, en cambio, se enteró que el Gobierno de ese municipio tiene un proyecto de hacer un museo en otro lugar de Guamúchil.