En Culiacán vuelve la venta de atole y gorditas

Manuela Bustamante
18 octubre 2022

Son casi una decena de puestos ambulantes los que ya se encuentran instalados en las esquinas, paradas de camiones y puntos concurridos del centro de la ciudad ofreciendo atole, avena, chocolate caliente y las tradiciones gorditas de harina

En Culiacán apenas hace un par de días empezó a bajar la temperatura en las mañanas y con ello, los puestos de atole y gorditas no se han hecho esperar.

Los antojitos que inicialmente eran consumidos en la temporada de invierno para calmar el frío, ahora se consumen sin importar la estación, solo hace falta que el termómetro baje unos grados para que a todos se les antoje una bebida caliente y un postre de harina.

Son casi una decena de puestos ambulantes los que ya se encuentran instalados en las esquinas, paradas de camiones y puntos concurridos del centro de la ciudad.

Ofrecen atole, avena, chocolate caliente y las tradiciones gorditas, algunos más innovadores han incluido en su menú pan con mantequilla y sandwichs.

Desde las 5:30 de la mañana, estos puestos ambulantes están listos con el aceite caliente para cocinar al momento las gorditas de harina, y en los característicos termos naranja se encuentra la bebida que alcanza los casi 100 grados celsius.

Los principales clientes son estudiantes que llegan al Centro de la ciudad para transbordar o personas que se dirigen a sus empleos en las primeras horas de la mañana cuando el termómetro aún se encuentra por debajo de los 20 grados centígrados.

María de los Ángeles Escobar está por cumplir 20 años vendiendo atole y gorditas cada temporada en el centro de Culiacán, siempre ubicada en la esquina de Domingo Rubí y Miguel Hidalgo.

“Ya voy para casi 20 años, siempre en este punto, vengo a dar un servicio porque la gente que trabaja temprano lo necesita, a ellos se les antoja un chocolate caliente, una gordita y pues es algo tradicional en el tiempo de frío”, explicó.

Fue su madre quién le heredó el oficio y le compartió la receta, misma que se ha transmitido de generación en generación.

“Mi mamá toda la vida vendió atole en las mañanas, allá en la escuela de medicina”, comentó.

A lo largo del tiempo, los puestos de atole y gorditas se han hecho de sus clientes, desde muy temprano se pueden observar largas filas y tumultos en torno a estos comercios.

Liliana Elizabeth Samudio, otra de las vendedoras de atole comentó que los clientes han recibido con mucho gusto el regreso de los antojitos.