Existe mucho tabú sobre las enfermedades mentales: Stephany, paciente psiquiátrica
"En el marco del Día Mundial de la Salud Mental, celebrado cada 10 de septiembre, Stephany cuenta cómo es vivir con trastorno limítrofe de personalidad"
CULIACÁN._ Con medicación desde los 16 años, cuando ella pensaba que solo tenía depresión, sumado a la terapia que recibe, Stephany es ahora una joven de 23 años, docente de secundaria, que ha visto notables avances en su tratamiento de la enfermedad mental que padece y por ello, hace una invitación a la ciudadanía a que deje de lado los tabúes y busque apoyo como ella.
“Yo creo que uno debe primero aceptar que tiene un problema, es muy difícil aceptar que uno tiene un problema y también existe mucho tabú de las enfermedades mentales e incluso aunque se podría decir que casi a cualquier persona tú le puedes preguntar y te puede decir que ha pasado por depresión o por ansiedad”, declaró la paciente.
“Estoy tomando en este momento el citalopram, quetiapina y lorazepam. Me lo han ido cambiando, pero he estado tomando medicación desde los 16 años y actualmente tengo 23”, agregó Stephany, quien considera especialmente importante que los padres y madres de familia estén alertas a las conductas diferentes que tengan sus hijos e hijas y buscar ayuda.
La joven notó a los 16 años que tenía depresión, a la par que estaba atravesando por anorexia, por lo que pidió ayuda para ir con psiquiatra y después de dos diagnósticos le hicieron saber que padecía de trastorno limítrofe de la personalidad, lo cual había traído consigo otros padecimientos como trastornos alimenticios, depresión y ansiedad, que la llevaron a acciones como la autolesión.
“Yo ya me había dado cuenta que yo estaba mal, que no eran conductas que tenían todos mis compañeros de escuela o amigas, entonces se podría decir que quien me lo hizo notar fue mi novio de aquel entonces”, abundó Stephany.
A Lilium, como también le dicen sus amigos y amigas, le sirvió que desde preescolar presentaba rasgos diferentes a los de una niña de su edad, por ejemplo, su madre le comentó que era más sensible y también era más impulsiva, por lo que tuvo apoyo psicológico.
“A mí me llevaban con psicólogo desde preescolar y durante la primaria durante la secundaria y en preparatoria no, pero fue donde se podría decir que yo estaba más mal y cuando decidí pedir ayuda a mi mamá y decirle: -mamá necesito ir al psiquiatra- mi mamá sí se sacó de onda, pero me dijo que estaba bien, que ella me apoyaba en lo que yo quisiera, porque ya se había dado cuenta que necesitaba ayuda”, expresó.
Al iniciar el tratamiento psiquiátrico y al haber pasado por un cuadro de anorexia, a la joven docente le preocupaba subir de peso, lo cual sucedió, pero el primer mes de tratamiento se sintió, pero después empezó a notar que también podía causar el efecto contrario, deprimirla más y lo cual también ocurrió, pero sobrellevó gracias a la terapia.
Otro punto de apoyo fue la confianza con la que su psiquiatra le pidió que cuando quisiera hablar se comunicara con él en el momento que fuere, además de las terapias en grupo en las que coincidía con personas de su edad y el mismo trastorno o trastornos parecidos con quienes a veces había terapia grupal.
“Yo considero que es muy importante la terapia junto con la medicación, porque por ejemplo, si yo no tuviera la terapia, siento que muchas cosas yo no las hubiera canalizado y también si no hubiera tenido tratamiento medicado, pues yo tampoco produjera la serotonina que yo necesito producir, porque mi cerebro no la produce, no produce la suficiente, por eso mi trastorno, le faltan algunas sustancias que la subo con los medicamentos”, detalló.
Haber crecido y madurado, pues son ocho años los que lleva en tratamiento, además de la terapia ocupacional, pues descubrió cosas que le gusta hacer y que le apasionan, aunado al apoyo de su familia ha hecho más llevadero el proceso para Lilium.
“Al principio yo iba cada semana o cada 15 días y actualmente voy solamente cuando me siento muy muy mal, por ejemplo, la última vez que fui fue en febrero de este año, ya van bastante meses en los que ha estado muy estable”, enfatizó.
El medicamento también ha tenido sus cambios, en ocasiones le han aumentado la dosis o disminuido, en este momento consume la dosis más baja que ha tenido. Al principio sólo tomaba citalopram y quetiapina, después le incluyeron la lorazepam y con la combinación de estos tres se siente bien, la quetiapina y la lorazepam se las redujeron un poco.
Entre el llamado a la ciudadanía para que cuide su salud mental, la extiende a los padres y madres de familia y a los psicólogos y psicólogas que trabajan en centros educativos para que vean el comportamiento y las inquietudes desde que las personas son jóvenes, prestando atención a señales que se podrían presentar en la disminución de calificaciones o también en compañía de qué personas están estos alumnos y alumnas.
“Creo que hay muchos indicativos y muchos factores por las que las personas se podrían dar cuenta de lo que pueden llegar a estar sufriendo”, concluyó.