Falla el sistema penitenciario en su fin principal: la reinserción social, advierte Miguel Calderón Quevedo
Miguel Calderón Quevedo advierte déficit de personal, tecnología y programas de reinserción social
El titular del Consejo Estatal de Seguridad Pública de Sinaloa, Miguel Calderón Quevedo, reconoció que el sistema penitenciario estatal se encuentra en una condición obsoleta, deficiente y rebasada por las circunstancias.
Lo anterior al señalar carencias estructurales que comprometen tanto la seguridad al interior de los penales como la posibilidad real de cumplir con la función de reinserción social que mandata la ley.
Calderón Quevedo explicó que los problemas en los centros penitenciarios no se limitan a episodios recientes de violencia o hallazgos de armamento dentro de los penales, sino que reflejan una crisis acumulada durante años, marcada por falta de recursos, personal y equipamiento.
“Hemos dicho en anteriores ocasiones que tenemos un sistema penitenciario obsoleto, deficiente, de alguna manera rebasado por las circunstancias y de nuestra realidad”, afirmó el titular del Consejo.
“Y que hay un rubro que es el tema del número de custodios penitenciarios, en el cual tenemos un tema deficitario, pero también tenemos un déficit en ese mismo sistema de dotación de tecnología, de filtros de seguridad. El fin último del sistema penitenciario es la readaptación social.
El funcionario destacó que los programas preventivos dentro de los penales son insuficientes o inexistentes, lo que limita el objetivo fundamental del sistema: lograr la reinserción de las personas privadas de la libertad a la sociedad.
“No tenemos los diferentes programas preventivos al interior de estas cárceles, por ejemplo. Si uno deriva concepto por concepto de dónde es necesario el tema, vamos a ver que es muy complejo, y que si queremos ser integrales en la solución, tendríamos entonces que abocarnos justamente a ese estudio”, señaló.
Calderón Quevedo subrayó que el problema requiere un enfoque técnico y especializado, más allá de las observaciones de la sociedad civil.
“Los expertos son ellos. Nosotros somos miembros de la sociedad civil”, mencionó.
Un sistema en crisis estructural
Las declaraciones de Calderón Quevedo se dan en un contexto en el que los penales de Sinaloa enfrentan recurrentes episodios de lo que han calificado por Derechos Humanos y organismos civiles como ingobernabilidad.
En los últimos meses, el Centro Penitenciario de Aguaruto, en Culiacán ha sido escenario de decomisos de armas, drogas y equipos de comunicación, así como del hallazgo de túneles y antenas satelitales que permitían comunicación externa, de acuerdo con reportes de la Secretaría de Seguridad Pública del Estado.
Estos incidentes han derivado en cambios de directores y revisiones extraordinarias, pero también en señalamientos por violaciones a derechos humanos, de acuerdo con la Comisión Estatal de Derechos Humanos. La institución ha documentado quejas por presunta tortura, autogobiernos y falta de acceso a servicios básicos y programas de reinserción.
A nivel nacional, el Diagnóstico de Centros Penitenciarios 2024 de la CNDH señala que Sinaloa se ubica entre los estados con mayores rezagos en infraestructura y seguridad interna, además de carencias en personal técnico y operativo. Este déficit se traduce en sobrecarga para los custodios y en mayor vulnerabilidad frente a grupos delictivos.
La deuda con la reinserción
El Consejo Estatal de Seguridad Pública, encabezado por Calderón Quevedo, ha insistido en que el sistema penitenciario debe concebirse no solo como un problema de seguridad, sino como un componente clave de la política de justicia y prevención. Sin embargo, las condiciones actuales muestran que ese objetivo está lejos de cumplirse.
“El fin último del sistema penitenciario es la readaptación social. ¿Hasta qué punto estamos garantizándola?”, cuestionó.