Hombre dedicado y alegre, así fue el Padre 'Panchito' en Culiacán

Leopoldo Medina
15 diciembre 2020

"Tras 52 años de servicio a la iglesia, a los 82 años de edad, Monseñor Francisco Méndez Aguirre falleció por Covid-19; sus restos se colocan en la cripta del templo de Cristo Rey, donde ministró por 24 años"

Una persona afable, alegre, estudiosa, y querido por muchos, así es como recuerdan al Monseñor Francisco Méndez Aguirre, quien después de varios días de haber sido internado en el hospital del IMSS, la Diócesis de Culiacán informó la lamentable muerte a los 82 años del “Padre Panchito” debido a las complicaciones causadas por el Covid-19.

Méndez Aguirre murió cumpliendo 52 años de servicio a la iglesia, conocido por ser un importante formador en el seminario, además de ser una persona muy alegre, estudioso, y dedicado completamente a servir al Señor.

Méndez Aguirre nació el 31 de octubre de 1938 en La Piedad Michoacán, fue a los 17 años de edad que se desplazó de su pueblo natal a Culiacán, donde cursó humanidades en el Seminario Diocesano de 1955 a 1960.

Posteriormente realizó sus estudios de filosofía y teología con reconocido desempeño académico, y fue hasta el 29 de junio de 1968 cuando recibió la Ordenación Presbiteral por ministerio de Monseñor Lino Aguirre García, séptimo y último Obispo de Sinaloa, y primero de Culiacán.

El Padre Méndez se distinguió desde los inicios de la formación inicial por su personalidad afable, alegre, optimista, por ello, los padres formadores que lo acompañaron se refieren a él con un notable don para la amistad y el trabajo en equipo, razón que motivó a sus superiores inmediatos confiarle el oficio de colaborador con diferentes párrocos en sus primeros seis años de ministerio.

Durante este tiempo Méndez Aguirre, sirvió como Vicario en comunidades como San Juan Bautista, Badiraguato con sede en Tameapa, El Señor del Perdón en Ruiz Cortínez, así como en el Señor San José en Los Mochis, San Ignacio de Loyola en Choix, y finalmente en Nuestra Señora del Rosario en Guasave.

En 1974, Monseñor Méndez Aguirre inició uno de los ministerios que lo distinguiría, y cuyos frutos lo acompañaría hasta el final de su vida. El II Obispo de Culiacán Monseñor Luis Rojas Mena, quien le pidió integrarse al equipo de formadores del Seminario Diocesano, lugar donde a lo largo de 16 años, prestó diferentes servicios en la institución, desde capellán, confesor, prefecto de estudios y de disciplina, catedrático, secretario, y rector.

Fue particularmente como rector, oficio que desempeñó durante los últimos seis años con alto sentido de comunión y responsabilidad, tal y como se le agradecería en sentida carta con ocasión de sus muchos años de servicio al seminario.

Algo más que caracterizó a Monseñor Méndez, fue su perseverancia y entusiasmo por el estudio y las lecturas académicas y culturales fueron un auténtico distintivo en sus jornadas diarias.

Fue en 1982 cuando obtiene la licenciatura en Teología Moral por la Academia Pontificia Alfonsiana en la Ciudad de Roma, Italia. Ocho años después, el 27 de febrero de 1990, recibió la encomienda de acompañar pastoralmente a la naciente comunidad de Cristo Rey, en Culiacán, en calidad de capellán, y posteriormente como cuasipárroco, sirviendo con generosidad y alegre espíritu de servicio a los fieles de mencionada comunidad durante 24 años consecutivos.

Fue Monseñor Luis Rojas lo distinguió con el título de Monseñor por su reconocido ministerio, también en otros oficios encomendados entre los que destacan capellán, confesor, y director espiritual de comunidades religiosas, decano, miembro del consejo presbiteral, juez adjunto en el tribunal ecleciástico, y asesor del movimiento de Cursillos de Cristiandad.

Para el 2014, ya a los 76 años de edad, Monseñor presentó su renuncia al oficio de cuasipárroco en Cristo Rey, por lo que a partir de ese año y hasta el día en que fue hospitalizado, él compartió la alegría de su vida y ministerio en el seminario diocesano.

Como director espiritual animó la formación de los seminaristas, y como confesor incansable, testificó el gozo por su vocación y ministerio presbiteral de la Diócesis de Culiacán.

Con 82 años de vida y 52 años de servicio a Dios y a la iglesia, fue llamado a la Casa del Padre el 12 de diciembre de 2020, como consecuencia de una alteración grave en sus funciones vitales debido al síndrome respiratorio agudo severo Covid-19.

Sus restos fueron incinerados y colocados en una cripta del templo de Cristo Rey en Culiacán, ahí reposarán, esperando la resurrección de los justos.

Lamentan su partida

Una amistad inquebrantable es la que Rodolfo Díaz Fonseca tenía con Monseñor Méndez de más de 54 años de ser amigos y con quien cada martes se reunía para desayunar y disfrutar de largas charlas con él.

“Gracias a Dios tuvimos Francisco y yo bastante convivencia, él siempre fue una persona muy entregada, alegre, lo recuerdo con su escritorio lleno de libros, los que había que mover para poder verlo, era un hombre muy estudioso”, expresó Díaz Fonseca.

Recordó que fue Méndez Aguirre quien remodeló la parroquia de Cristo Rey, haciéndola más grande, y que hace algunos días tuvo la oportunidad de hablar con él antes de que falleciera.

“Nuestras charlas siempre eran de amistad, de lo que estábamos haciendo, recuerdos de antaño, era por el gozo de vernos, y creo que el legado que deja es una semilla sembrada en muchos corazones, porque era una persona muy querida y al que llamaban “Padre Panchito”, un ser bromista, amigable, detallista, dedicado siempre al estudio”, resaltó Díaz Fonseca.

Recordó también que fue un hombre muy minucioso para arreglar pequeñas cosas, siempre sencillo, pero sobre todo entregado.