Integridad

22 febrero 2017

"Columna Religiosa"

Padre Amador Campos Serrano

Necesario es encontrar la integridad del ser humano, como respuesta a la primaria intención de Divino Artífice, quien en un momento de la eternidad elaboró en diseño plegado de bellezas, compitiendo consigo mismas, para crear una ininterrumpida sucesión, que partían de un ínfimo punto, hasta llenar la vasta dimensión de un universo en expansión continua.
Encontrar la completa dimensión del humano ser, es una búsqueda a plena luz, por encontrar un hombre de verdad, insaciable tarea del filósofo legendario de Sinope, una búsqueda dirigida hasta la profundidad del ser, dotado vida y con la impronta de Dios.
El divino texto, impreso en todas las creencias evoca el culminante momento de la materialización de lo creado. Es el hombre una creación a imagen y semejanza de su Creador, dignidad y capacidad creadora también con Él, dueño universal de un cosmos, salido desde el ser divino, para llevarlo a un buen funcionamiento y un óptimo destino.
Fue un momento en esos inicios de la historia, todavía no escrita bajo la codificación, creada en aras de la comunicación, el momento clave para la capacidad del buen uso de una verdadera libertad en el ser humano, poseedor del invaluable don del raciocinio y la decisión. Pero la decisión, fruto de la libertad, le apartó de su armonía, dañando la integridad, al dar primacía a la sensación del instinto sobre la razón.
Las trágicas consecuencias no se hicieron esperar y continuarán vigentes en una perpetuidad que solo será interrumpida en el reencuentro con la armonía entre su ser formado de materia y de  etérea forma, en cuya integración está la impronta divina, solo así el ser humano se reencontrará haciendo buen unos de su inteligencia y de su voluntad.
Esparcidas semillas del original glorioso destino del ser humano, se encuentran, como recónditas ínsulas en el vasto océano de la vida, bellezas increadas que el ser humano materializa algunas veces, despertando la ilusión de la sublimidad de un mundo creado para él en el momento original.
Surge la pregunta ¿Qué es el hombre?, un misterio es el ser humano, el cual una vez decidió regirse por el instinto de lo sensible, olvidando su razón, para encontrar una momentánea satisfacción, pero ene ello encontró el vacío en su naturaleza plena, ante la carencia de la trascendencia causa original de su presencia en este mundo.
Integrar al ser hombre en su humanidad, es volver al plan divino en sus orígenes, es responder a una pregunta, cuya respuesta está esparcida e inmersa en toda la obra del ser humano, en todas la religiones que se esfuerzan en la búsqueda de un reencuentro con Dios. Una respuesta que no procede de la dispersión sin el encuentro.
La integridad del ser humano está en la escucha de esa voz que nos habla desde un sitio más allá del tiempo y la materia, invitándonos al encuentro con la armonía de la naturaleza humana creada a imagen y semejanza de Dios.