OPINIÓN: Eres gay, gracias a tu mamá

Alberto Kousuke De la Herrán Arita
07 mayo 2018

"De cómo la herencia de los cromosomas influye en las preferencias sexuales"

“A ti que me diste tu vida, tu amor y tu espacio. A ti que cargaste en tu vientre dolor y cansancio. A ti que peleaste con uñas y diente, valiente en tu casa y en cualquier lugar...” los hombres homosexuales también pueden añadir a esta canción “a ti que me heredaste la preferencia sexual”.

Seguramente después de leer el título se les vino a la mente personajes de la literatura como Richard Brown, de la obra ganadora del Pulitzer “Las horas”, de Michael Cunningham; o Joel Knox de “Otras voces, otros ámbitos”, la ópera prima de Truman Capote; o Loras Tyrell de “Juego de tronos”, de George Martin, para los lectores de títulos más convencionales.

Los hombres homosexuales comúnmente describen la relación con su madre como “más cercana” en comparación con la relación con el padre, la cual a veces es descrita como “distante y hostil”. Probablemente esto se debe a que los niños homosexuales muestran ciertas conductas que le desagradan a los padres, pero que agradan a las madres. Como resultado, las madres se vuelven más protectoras de un hijo que es expuesto a burlas u hostilidad por parte del padre o de otros niños.

Lo anterior tiene mucha coherencia; sin embargo, eso no es a lo que me refería.

Para contestar la pregunta “¿se nace o se hace?”, la respuesta es “se nace”, y es un rasgo genético heredado de la madre (en el cromosoma X).

Los hombres (XY) heredamos un “cromosoma X” de la madre y un “cromosoma Y” del padre, mientras que las mujeres (XX) heredan un “cromosoma X” de la madre y un “cromosoma X” del padre. Los hombres “heredan” el sexo a su descendencia y las madres “heredan” la preferencia sexual a su descendencia.

Esto se comprueba fácilmente con el hecho de que la gran mayoría de los hombres homosexuales no tienen descendencia (excluyendo a aquellos que “no han salido del clóset”). Un gen con tan baja tasa de heredabilidad hubiera desaparecido hace milenios.

Ahora tal vez piensen: “Eso no tiene nada que ver con la teoría de que se nace y no se hace”.

Por décadas, hemos sabido que la orientación sexual en hombres, gracias a estudios realizados en gemelos (uno gay, y uno heterosexual), es modulada por variaciones genéticas en el cromosoma X y son, en gran parte, responsables de la preferencia sexual. Se ha reportado que los hombres gay tienen un polimorfismo en el marcador genético Xq28. Cabe aclarar que un polimorfismo no es una aberración, es una versión distinta de un gen (como el color de los ojos, todos tenemos un color distinto: azul, verde, café, etc.).

Asimismo, se ha reportado otro polimorfismo en el gen SLITRK6, el cual modula la arquitectura de una región del cerebro llamada “hipotálamo”. El hipotálamo es un área crucial durante la maduración sexual. Los cerebros de hombres gay tienen patrones de actividad similares a las de mujeres heterosexuales.

Otro polimorfismo involucrado, se encuentra en el gen TSHR (cromosoma 14). Este gen codifica el receptor de la hormona tiroidea, la cual se encarga de acelerar el metabolismo. Ya se había encontrado un vínculo entre la función tiroidea y la homosexualidad. La condición llamada “Enfermedad de Graves”, es una alteración de la función tiroidea, la cual acelera el metabolismo y ocasiona pérdida de peso, y es más común en hombres homosexuales. Esto también explica el por qué la mayoría de los hombres homosexuales tienden a ser muy delgados (aunque con la epidemia de obesidad en México, ya no es tan común).

Distintos genes juegan un rol importante en la orientación sexual, lo cual explica por qué algunas personas son bisexuales o ven la orientación sexual como un espectro.

Desde el punto de vista biológico/evolutivo, nuestra única función en este planeta, tanto machos como hembras, es la de procrear y perpetuar la especie. Dije “tanto machos como hembras”, antes de que se me echen encima.

Ahora tal vez se pregunten: “¿Qué función tiene la homosexualidad, desde el punto de vista biológico/evolutivo, si nuestro único propósito es la de tener hijos?”.

Si un rasgo genético o conducta es detrimental para el éxito reproductivo de un organismo, uno esperaría que la selección natural se encargaría de desaparecerlo eventualmente (los hombres homosexuales tienen 80 por ciento menos hijos que los heterosexuales). Pero la homosexualidad ha existido desde el inicio de los tiempos. De hecho, se ha observado en más de 1500 especies, ya que preguntaron.

Muchos científicos han encontrado distintas ventajas en la homosexualidad, desde el punto de vista biológico/evolutivo.

Por poner un ejemplo, se ha reportado que las hermanas de hombres homosexuales tienden a tener más hijos que la mujer promedio. La teoría es que el gen gay vuelve más fértiles a las mujeres. Asimismo, se tiene la noción de que los hombres homosexuales son tíos más diligentes en comparación con los tíos heterosexuales (Tío: hermano de la madre. Ni que fuera español...).

Otra teoría postula que durante el paleolítico, cuando la humanidad se dedicaba a la recolección y la cacería, era necesario que alguien cuidara a las mujeres mientras los hombres iban a cazar. Los hombres homosexuales personificaron el candidato perfecto, proporcionaban protección y a la vez, no representaban un competidor sexual para el resto de los hombres.

Sin duda alguna, todos somos producto de los genes, el ambiente, y la crianza; pero el ser homosexual tiene un fuerte componente genético. Esta característica es prueba de que la orientación sexual no es “una elección de estilo de vida”.

Hoy en día, debería de resultar absurdo que todavía existan controversias o que algunas personas den un trato distinto a otras, solo por el hecho de tener cierta orientación sexual, género, sexo, raza, religión (la cual es adoctrinada por los padres), o cualquier otra característica sobre la cual un individuo no tiene inferencia alguna, es decir, características sobre las cuales una persona no tuvo la opción de elegir.

En lo que sí hay que enfocarnos, es en aquello sobre lo cual decidimos sea parte de nuestra persona. Valores como la honestidad, bondad, integridad, respeto, etc.

 

P.D. El aire de Culiacán sigue oliendo a popó.