Sinaloa tiene un grave problema de seguridad y reconocerlo es primer paso para solucionarlo: James Tobin
El coordinador de la Mesa de Seguridad en Quintana Roo explica el fenómeno de la inseguridad en Sinaloa como un paralelo a la historia que vive su entidad y ve en la cooperación ciudadana la única forma de paliarla
Para salir delante de la grave crisis de seguridad que atraviesa Sinaloa, en análisis el caso específico de Mazatlán, por sus similitudes con ciudades como Cancún o Tulum, ciudades meramente turísticas que son blanco fácil de la corrupción y el crimen organizado, se debe dar el primer paso, que es reconocer la existencia del problema y reunir a los afectados, señaló James Tobin.
El coordinador de la Mesa Ciudadana de Seguridad y Justicia de Quintana Roo, invitado a un encuentro ciudadano en Culiacán, recordó que en Quintana Roo los empresarios no se conocían entre sí, por lo que se impulsó la creación de una mesa de seguridad, en la que distintos sectores comenzaron a coordinarse.
“Lo primero es reconocer que hay un problema, lo segundo, juntar a la gente, que esto fue lo que nos pasó. Ni siquiera nos conocíamos, es decir, los empresarios hoteleros todos se conocen, pero los dueños de los hoteles. Y después ¿qué pasa con los de las carnicerías y qué pasa con los que son los que también están afectados?”, cuestionó.
“Entonces lo que se hizo fue a través de México SOS y de la Red Nacional. Ellos tienen claro cómo es el modelo y dijeron, júntense todos y hagan una mesa, es tan sencillo como eso, así fue”.
Otro reto al que se podría enfrentar un proyecto similar en Sinaloa sería el de la financiación. El ejemplo de Quintana Roo se explica con aportaciones voluntarias de los empresarios que se sumaron.
Con esos recursos se contrató personal, se rentó una oficina y se dio estructura a la organización. Hoy la mesa agrupa a más de 100 empresarios; y quienes no pueden aportar dinero participan con trabajo o servicios profesionales.
“En Quintana Roo cada hotelero hacía una aportación mensual de 10 mil pesos. Así empezó. Con eso se contrataron personas, se rentó una oficina, se empezó a trabajar y se le empezó a dar estructura y orden. Hoy, algunos aportan más, otros que son pequeños aportan un poco menos, pero en general todos tienen una aportación que dar y nuestra asociación civil lo que hace es buscar o si no tiene recurso y quieres participar, puedes participar con trabajo”, explicó.
“Tenemos cualquier cantidad de abogados, si es el caso de que llegara a ver alguna situación de extorsión, lo que se busca es que el abogado vaya y haga acompañamiento directamente con las víctimas, porque la gente tiene miedo”.
Tobin explica que el punto de quiebre en materia de seguridad en el estado de Quintana Roo fue entre 2016 y 2017, tras el cambio de gobierno de Roberto Borge a Carlos Joaquín González, cuando surgieron nuevos grupos criminales y se rompió la aparente “pax narca”.
Hubo hechos de alto impacto como una balacera en el BPM de Playa del Carmen y un ataque a la Fiscalía Estatal, que marcaron el deterioro de la seguridad y motivaron la organización ciudadana.
Este punto de quiebre, en su opinión, está viviéndolo Sinaloa con la violencia generada tras la ruptura interna del Cártel de Sinaloa y todos los cambios de lealtades que esta situación pudo generar.
Sumando la cantidad de atrocidades que ha vivido el estado como son las masacres, asesinatos en vía pública y desapariciones forzadas.
Parte del éxito de las mesas de seguridad es el mecanismo de verificación para cada uno de sus integrantes: se verifican antecedentes penales y se excluye a quien tenga aspiraciones políticas o vínculos dudosos. El método de trabajo se basa en la confianza y diálogo cerrado, sin presencia de medios para evitar distorsiones.
“Nosotros, para que tú (estés) en a la mesa, te la verificamos en plataforma México, revisamos tus antecedentes penales, revisamos todo, ya una vez que ya hayas pasado por los filtros, ‘pásame por aquí’ y se le dice, si vas a participar en política de una vez, hermano, no entras. ¿Por qué? Porque eso es lo que genera los contrastes”, explicó.
“Nosotros cuando nos sentamos con algún presidente municipal o alguna autoridad, nos sentamos quienes tenemos que ir con los que tienen que estar. Y no abrimos, desgraciadamente, a medios de comunicación, porque si no, los medios pueden hacer que la contraparte confunda las palabras. Algunos medios pueden ser muy buenos, pero otros no lo son. Y esto genera estas distorsiones y nos genera contrastes”.
James Tobin sugiere replicar el modelo en Sinaloa mediante una Mesa de Seguridad y Justicia local, donde empresarios, autoridades y sociedad civil se sienten a planear soluciones adaptadas a la realidad de cada municipio.
Advierte que el cambio es lento, puede tomar de 20 a 30 años, y requiere paciencia, compromiso y fe en los resultados.
“Mientras haya ciudadanos comprometidos y haya personas que tengan la capacidad de estar, porque es cansado. Empiezan, pero no acaban. Y lo que empezó hoy va a acabar en 25 años, 30 años. Entonces, vamos a tener que tener muchísima paciencia y de eso tenemos que estar conscientes porque cansa”, señaló.
“Y después no vemos resultados, vemos resultados muy pequeños. Pero es un resultado muy pequeño que pudo haber empeorado, pudo haber sido del otro lado. Entonces, yo creo que ese sería el primer paso y el segundo paso es no pierdan la fe. No perder la fe”.