Sistema penitenciario de Sinaloa no ofrece herramientas para la reinserción social: CEDH
El organismo advierte que las prisiones del estado carecen de condiciones para la reintegración de las personas privadas de la libertad, al no existir carreras universitarias, bibliotecas ni talleres laborales activos
El sistema penitenciario de Sinaloa no ofrece actualmente las herramientas necesarias para que las personas privadas de la libertad logren su reinserción social, reconoció el presidente de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos, Óscar Loza Ochoa.
Señaló que los centros de reclusión mantienen un rezago histórico en materia educativa, laboral y de desarrollo humano.
Recordó que durante años, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos ha reprobado a los penales del estado en sus evaluaciones anuales al evidenciar carencias estructurales en casi todos los rubros relacionados con el trato digno y la reintegración social.
“En todos los años anteriores que ha estado haciendo la calificación la Comisión Nacional [de los Derechos Humanos] había reprobado en toda la batería de preguntas y cuestionamientos que se hacen en el interior. Yo no he visto algunas cosas que me parecen elementales”, expresó.
El titular del organismo lamentó que actualmente no existan programas formales de educación universitaria al interior de los penales, como los que funcionaron en décadas pasadas, cuando algunas facultades ofrecían carreras profesionales dentro de los centros de reclusión.
Mencionó el caso de presos políticos que lograron terminar estudios de ingeniería y otras licenciaturas durante su internamiento.
“Hablar de reinserciones es abrir de educación al interior de las cárceles, como hubo en algún tiempo que fue cuando estuvieron los presos políticos allí. Las escuelas, ahora facultades, de las universidades tenían carreras y había gente que podía realizar carreras estando como preso”, apuntó.
Señaló que otra deficiencia es la falta de bibliotecas funcionales, pues, en sus visitas, ha constatado que los libros no se prestan a las personas privadas de la libertad bajo el argumento de que podrían destruirlos.
“Yo he preguntado cada vez que voy pregunto y lo que me dicen: “no los prestamos porque los pueden destruir”. Eso no es cierto. Nadie va a destruir libros, al contrario”, dijo.
También cuestionó que los talleres laborales se encuentren inactivos o con mínima operación, pese a que podrían representar una oportunidad real de reinserción y productividad.
Así como, la ausencia de programas de trabajo que limitan la posibilidad de reintegración de las personas privadas de la libertad y perpetúa las condiciones que provocan la reincidencia.
“Hemos insistido que un lugar para invertir e incluso atractivo para los inversionistas son las cárceles... Una, porque ahí no van a pagar el total de impuestos que se pagan afuera. La otra, porque la manos de obra que está en la cárceles, pues esa no va a faltar”.
“He visitado el interior de las cárceles en lo que es Estados Unidos, Cuba, México y Panamá. Y a mí me ha tocado estar en esos centros de trabajo que hay al interior de las cárceles y que me dijeran: ‘ahorita está el turno que le toca y mientras está un turno durmiendo al que le toca continuar’, o sea, no paran esos centros de trabajo las 24 horas y están ocupados”.
“Hay una ventaja más con eso: están trabajando, son productivos, una parte del salario queda en el sistema penitenciario y la otra se va con la familia, o sea, pueden aportar, eso es buscarle verdaderamente, la reinserción social”, afirmó.
También consideró que es necesario replantear la visión del sistema penitenciario para que cumpla su propósito social, más allá del castigo.
“La otra es de que desaparezcan de manera definitiva en la práctica, eso de la carta de no antecedentes penales. Si alguien salió de la cárcel es porque cumplió ante la sociedad y por lo tanto no tiene por qué existir. Hay estados donde ya no ya la abrogaron, pero yo creo que en todo el País debe hacerse”, concluyó.