Sobreviviente a matanza en Ruanda convierte el odio en perdón

Nelly Sánchez
26 mayo 2016

"La autora del libro Sobrevivir para contarlo dice que Dios la escuchó cuando se escondía en un cuarto de baño"

El 7 de abril de 1994, cuando Immaculée Ilibagiza estaba en su cuarto, su hermano llegó y le preguntó: ¿sigues durmiendo, no sabes lo que está pasando? Luego se enteró que Ruanda vivía uno de los momentos más violentos de su historia: el presidente ruandés fue asesinado y la etnia Hutus llevó a cabo un genocidio contra los Tutsis.
Ilibagiza, encerrada en un pequeño baño, junto con otras seis mujeres, sobrevivió a la matanza, y lejos de buscar venganza, perdonó. Y ese testimonio que ha compartido en muchos países del mundo, lo trajo con los sinaloenses, por invitación de Vifac Culiacán y Patronato El Dique.
Ayer, al subir al escenario del Modular Inés Arredondo, la autora del libro Sobrevivir para contarlo, aseguró que está agradecida con Dios y con la vida, porque de no haber pasado por aquella situación, no sería lo que es hoy.
La autora contó que a partir de ese día, cerraron todas las actividades, bloquearon las fronteras y anunciaron la matanza de las familias, una por una.
Y fue su padre quien tomó un rosario y le dijo a la gente que en ese momento tenían una oportunidad: arrepentirse e irse al cielo. A ella le dio un rosario y le pidió que se fuera a esconder.
"Mi padre era doctor, y como lo vi en ese momento me hizo creer en Dios, mi fe dio un paso adelante, pero al irme, sentí que nunca los volvería a ver".
Y esa fe la probó cuando encerrada en un baño de un metro, junto con seis mujeres más, pidió a Dios una señal muy clara: que los asesinos no encontraran el lugar y no lo pudieran abrir.
"A los asesinos les daban premios por matar más gente, buscaban en todas las casas, llegaron a casa, eran más de 400 ahí, la rodearon para que nadie escapara, se subieron a la azotea, buscaron en los cuartos, las maletas, por si había bebés, y cuando llegaron al baño uno dijo no, no creo que tengan a nadie escondido aquí y se fueron", narró.
"Esa fue la prueba real: Dios existe, Dios me escuchó y no estaba en el templo, estaba en el baño y no hablé, lo hice con el corazón", explicó.
A partir de entonces, dijo, le pidió convertir su odio, sus ganas de venganza y comenzó a leer la biblia, a rezar rosarios y perdonó.


"Esa fue la prueba real: Dios existe, Dios me escuchó y no estaba en el templo, estaba en el baño y no hablé, lo hice con el corazón".
Immaculée Ilibagiza
Sobreviviente a genocidio en Ruanda