Teresita y la insuficiencia renal, una enfermedad que la tiene al límite

Claudia Beltrán
03 septiembre 2018

"Pese a la carga de la pobreza y la enfermedad, Jesús Fabián y Román Enrique, sus dos hijos, de 11 y 9 años de edad, respectivamente, son su fuerza, la energía que la mueve, la levanta"

A su pobreza, a Teresita de Jesús Cardozo Moreno de 32 años de edad, le llegó algo más: insuficiencia renal crónica; sabe que su luz de vida en cualquier momento puede apagarse.

Pese a la carga de la pobreza y la enfermedad, Jesús Fabián y Román Enrique, sus dos hijos, de 11 y 9 años de edad, respectivamente, son su fuerza, la energía que la mueve, la levanta.

Cree en Dios, a quien le pide no se la lleve hasta que sus hijos crezcan y sean autosuficientes. Habla con ellos, les ruega no desaprovechen el tiempo, que estudien y trabajen el día de mañana.

Nunca deben olvidar ser hombres de bien, responsables, honestos, serios y jamás dejarse humillar por otras personas, siempre conservar su dignidad, parte de los consejos a sus pequeños hijos.

"Estar conmigo me levantan el ánimo, antes, cuando no estaban, me daba lo mismo levantarme, así como ir o no ir a hemodiálisis, me la pasaba deprimida, ahora la vida es diferente con ellos".

Hay días en que ni ella ni sus hijos comen.Sin desayunar se han ido al internado Paquita Núñez, y en la noche, han habido ocasiones en que duermen sin cenar. No hay dinero.

"Siento horrible cuando mis hijos me dicen que tienen hambre", enfatizó.

El año pasado no pagó un peso por el internamiento de sus dos hijos, en cambio ahora, le están requiriendo 200 pesos por cada uno, 400, mensuales, dinero que no tiene.

Todos los menores ahí se quedan, y salen cada viernes, en cambio, con sus hijos, hay una excepción, todos los días salen para estar en familia.

Su enfermedad le impide trabajar formalmente, ya que por vida, martes, jueves y sábado, tendrá que estar en el hospital, limpiándose las sustancias nocivas de la sangre, o drenándose el agua.

"Sé que me necesitan y quieren estar conmigo, son mi inspiración para seguir viviendo".

No puede estar mucho tiempo en el sol, tampoco caminar, porque se fatigará, y eso ocasionará sed, y no puede tomar muchos líquidos. Por la insuficiencia renal. No orina.

A dos cuadras del hospital renta un cuarto, por el cual, paga mil 500 pesos mensuales, dinero que obtiene de la venta de bolsitas de dulces.

"Siento horrible cuando mis hijos me dicen que tienen hambre".

La desesperación y la tristeza le caen encima cuando en el reducido cuarto que rentan, sus hijos le han externado la existencia de hambre.

Como no tiene estufa eléctrica ni refrigerador, compran en los abarrotes comida hecha y con algún vecino, de favor le pide le calienten las tortillas.

Quisiera tener un mejor espacio para vivir con sus hijos, pero no hay cómo hacerle, no hay dinero.

El director actual del Hospital General ha sido solidario con ella, gracias a él, acude a las sesiones de hemodiálisis gratis.

"Ellos conocen todo el tema, les he platicado de dónde provino la enfermedad, han estado conmigo en hemodiálisis,me preguntan si no me duele".

Al principio de su enfermedad, por cada sesión pagaba 970 pesos, en ese entonces su papá le ayudaba con la pensión que recibía, después se le bajó la cantidad a 500 pesos.

Por falta de dinero, llegó a ir a una sesión, ocasionando que todo su cuerpo se inflamara. Habló con el director quien le bajó la cantidad a 200 por sesión, pero tampoco podía pagar eso.

Hasta que el director, al hacerle el estudio socioeconómico, determinó que debía ser gratis.

Los riñones le dejaron de funcionar

Teresita nació en Costa Rica, sindicatura de Culiacán, que tuvo que dejar atrás y asentarse cerca del Hospital General, su 'casa' donde tres veces a la semana recibe sesiones de hemodiálisis.

Hace cuatro años, a medio día se sintió cansada, le dio sueño y se durmió, algo inusual en ella. Dormida su papá notó que su vista se puso en blanco y llamó a la ambulancia de Cruz Roja.

Cuando llegaron los paramédicos ya había reaccionado. Cuando los ve entrar a su casa, se preocupó pensó algo les había pasado a sus hijos, o a su papá.

Su papá le dice que los llamó porque cuando dormía su vista se puso en blanco y empezó a saltar en la cama, como la vieron de pie, los paramédicos se retiraron, sin revisar algún signo vital.

En la noche, cenando, de la nada su brazo derecho lo aventó hacia atrás. 'Viste', le dijo a su papá y después, ya no supo qué pasó. Perdió la noción y su cuerpo se puso rígido.

A como pudieron el cuerpo rígido lo subieron a un carro y la trajeron al Hospital General de Culiacán donde quedó internada en terapia intensiva ocho días.

Cuando despierta, la doctora le dijo había sufrido un infarto y sus riñones habían dejado de funcionar, que debía empezar un proceso de hemodiálisis.

"Recuerdo que estaba hinchada en cama, ni idea de lo que me decía la doctora, batallé para digerir la información".

Le ponen un catéter, con el cual duró un año, sin embargo, por lo delicado que es traerlo, se lo quitaron y le pusieron una fístula en el brazo derecho.

Cuando estaba en terapia intensiva, una hermana la ayudó llevándose a sus hijos a la Ciudad de México donde los metió a la escuela.

Su padre dejó Costa Rica y se vino a Culiacán para estar con su hija en una casa que le habían prestado a ella, pero a los meses, el señor fallece. Su madre murió de diabetes hace 18 años.

Dos años después, su hermana y familia dejan la Ciudad de México y se regresan a Culiacán. Jesús Fabián y Román Enrique, le piden a Teresita vivir juntos y así están desde hace dos años.

Sus hijos vivían en Culiacán en una casa de Infonavit con su hermana, esposo, y cuatro hijos.

A pesar de su situación, Teresita hará un esfuerzo para ir a gobierno estatal y ver si hay la manera de conseguir financiamiento para conjuntamente con su hermana, poner un negocio de planchado.

Con autoempleo, salir las dos adelantes, con sus familias.

Román Enrique, el pequeño, quisiera quedarse a dormir en el internado, pero no puede, porque no tiene toalla, champú, jabón de baño, pasta de dientes, cepillo, sandalias, ni maleta.

No es embarazo

Teresita es una mujer pequeña y delgada, con panza abultada que parece embarazo avanzado.El riñón dañó el hígado y eso ocasiona que se le inflame el estómago.

De novia, con su primera relación, se embarazó, le pidió a su pareja vivir juntos, pero él no aceptó. Parió a Jesús Fabián, a quien su pareja atendió los primeros tres meses, después lo abandonó.

Jesús Fabián fue registrado con sus apellidos, ya que el papá no se presentó, cuando se le citó.

Con la ayuda de su papá salió adelante con su primer niño, que hoy tiene once años. Dos años después tuvo otra relación y procreó a Román Enrique.

De su segunda relación se separó, porque su pareja no trabajaba, no aportaba para la manutención de su hijo, al contrario, como ella trabajaba, le pedía para los refrescos y para el periódico.

Sin embargo, con su segunda pareja, el papá trata de enviar algo de dinero a su hijo, pero esta quincena no envió.

Con el dinero que obtiene de la venta de dulces tanto en la Clínica 35 el IMSS, como en el área de Urgencias del Hospital General, es para renta, así como para ropa y calzado que sus hijos necesitan.

Cuando sus hijos regresaron con ella, el ambiente cambió para ambas partes. Ellos le ponen empeño a la escuela y la salud de Teresita ha mejorado.

"Estar conmigo me levantan el ánimo, antes, cuando no estaban, me daba lo mismo levantarme, así como ir o no ir a hemodiálisis, me la pasaba deprimida, ahora la vida es diferente con ellos".

Con ellos a mi lado, sé debo estar bien, con buen ánimo.

"Sé que me necesitan y quieren estar conmigo, son mi inspiración para seguir viviendo".

Se ha encargado de transmitir a sus hijos que puede estar bien, pero su corazón, en un instante se puede parar.

"Ellos conocen todo el tema, les he platicado de dónde provino la enfermedad, han estado conmigo en hemodiálisis,me preguntan si no me duele, les digo que no".

Cuando la han internado en el hospital, su hijo de once años, se hace cargo del menor, a quien envía al internado y se regresa con ella para estar al pendiente de lo que necesite.

"Ellos saben que debo cuidarme mucho, saben que puedo morir".

En las noches, antes de dormir, los tres rezan y en lo individual, cada quien ora. Los tres se bendicen entre sí. Se desean buenos sueños, y se dicen 'hasta mañana'.

"Me dicen: 'que descanses mamá, duerme bien, sueña con nosotros, hasta mañana si Dios quiere".

Quisiera tener un plan funerario para no ser una carga a su hermana, sin embargo, pensar en ello, es imposible, el peso que entra, es para la sobrevivencia de los tres.

 

¿QUIERE AYUDAR A TERESITA? Puede llamar a las oficinas de Noroeste, 7598100. Ella no tiene teléfono.