Testigo relata lo que vivió aquel jueves negro en Culiacán

Noroeste/Redacción
27 octubre 2019

"El jueves 17 de octubre, el operativo fallido para capturar a Ovidio Guzmán desató una ola de violencia que tomó desprevenidos a los civiles que estuvieron en el lugar de los enfrentamientos"

CULIACÁN._ El jueves 17 de octubre, minutos después de las 15:00 horas, se desataron diversas balaceras simultáneas en la zona norte de Culiacán, generando la confusión en la población civil que quedó en medio de las ráfagas.

A través de WhatsApp empezaron a difundirse videos de los enfrentamientos armados y los sitios en el norte de la ciudad, sin obtener una versión oficial y desatando diversos rumores.

Horas después el Secretario de Seguridad Pública y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, informó que se había tratado de un operativo para capturar a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán.

Uno de los ciudadanos que quedó atrapado en uno de los enfrentamientos contó cómo iniciaron las cosas aquel jueves negro. Por seguridad su identidad fue omitida.

“Yo estaba en el semáforo, yo tenía enfrente un camión pero cuando yo me estaba acercando a ese semáforo estaba viendo un carro de redilas que estaba pitando, que se quería meter. Cuando pasó justamente por el lado mío, yo me di cuenta que venía como que muy pesado, se miraba la caja muy abajo; sentí un mal presentimiento.

"Cuando el semáforo se puso en verde, se atravesó un vehículo de carga y se escucharon las primeras detonaciones; me asomo, veo que hay una gente armada que le están disparando a las llantas de ese camión. Entonces es cuando el carro de redilas se abre, y se bajan unos cuantos sujetos armados igual, fue cuando empezaron las detonaciones.

"Simplemente agaché la mirada porque nunca sabes cuando te caiga una bala perdida, entonces, cuando yo me agacho, me cubro con el volante, por los retrovisores empiezo a ver gente armada que se bajaron de unos carros que estaban detrás mío. Toda esa gente se fue al frente, todo eso, y fue cuando empezaron a tirar poncha llantas en uno de los carriles como para que no pasaran.

"Mi instinto de supervivencia fue apagar el carro, quedarme agachado y esperar a que pasara el último. Ya en el momento que yo no vi ninguno, me salí de mi carro. Justamente cuando la gente me vio que me salí, la gente empezó a apagar carros, empezó a salir. En ese momento empezó la balacera en sí.

"Pasó ese carro de redilas disparando, se fue, entonces la gente que quedaba ahí armada empezó a robar carros, entonces la gente armada se subió y se fue. Yo pensé 'ya se acabó esto'. Yo iba hacia mi carro, porque dije 'prefiero que ya no me agarre aquí', en mi mente fue 'vete de aquí antes de que se ponga más feo, antes de que se llene de policías, de militares'.

"Sabía que no debía estar ahí, sabía que me debía de quitar de ahí porque se podía poner peor. Yo no sabía, hasta después, en qué situación pasaron las cosas. Cuando yo iba de regreso a mi carro, porque se había calmado ligeramente, se escuchaban detonaciones a lo lejos, pero muy a lo lejos, dije 'pues mejor me voy a mi carro y me voy de aquí'.

"Cuando yo ya iba camino hacia mi carro fue cuando bajó otra camioneta de redilas, se empezó a escuchar la ráfaga más fuerte, entonces pues dije, mejor no me acerco a mi carro, no vaya a ser y me resguardé.

"Se escuchaba muy fuerte, se miraba cómo las balas rozaban por los árboles y caían hojas, se escuchaba súper cerca las ráfagas.

"Ahí me quedé como una hora, una hora y media ahí parado, entonces cuando se calma, se empieza a escuchar un silencio, me asomo, por el miedo a una bala perdida, veo una camioneta de redilas que estaba estrellada en sentido contrario y llena de balas.

"Se escuchaba un silencio y dije 'mejor me voy de aquí'. Ya me fui hacia mi carro, por suerte me pude mover en ese momento.

"Yo me desvié por donde se podía, seguí, seguí, seguí. Me metí a como pude y llegué a mi casa. Ya cuando llegué a mi casa empecé a ver videos de qué había pasado, qué estaba pasando.

"Si de por sí hacía calor esa tarde, por la adrenalina llegué empapado. Me temblaban las manos por la misma adrenalina.

"Nunca me había tocado estar tan cerca. Sí se puso feo, miraba cómo la gente, al principio que me bajé, que me siguió la gente, empezó a correr, se empezó a esconder donde pudiera; debajo de los carros, donde fuera, donde no le fuera a tocar una bala. Veía cómo la gente gritaba, cómo las señoras agarraban a sus hijos protegiéndolos.

"La gente era un mar de gritos, un mar de desesperación, era un pánico total. Lo bueno es que no pasó tanto a mayores como pudo haber sido".