Un padre de 22 generaciones

Istar Meza
18 junio 2017

"Jorge Meléndrez, Rector y fundador de la Universidad de San Miguel, cuenta los orígenes de la institución educativa, la experiencia de ser padre en momentos difíciles y las diferencias entre las familias de ayer y hoy"

Con la inquietud de mejorar los procesos de educación que había a fines de los 80, y la necesidad de formar a los jóvenes en el área de la administración y los negocios en un sentido especializado en un mundo que cambiaba rápidamente, Jorge René Meléndrez Quezada fundó la Universidad de San Miguel.

"Básicamente fue por una conceptualización de lo que estaba sucediendo en el mundo a nivel de las empresas, los cambios que se estaban dando en las áreas de especialización en tanto que la oferta de las universidades locales estaba siendo muy generalizada todavía", cuenta.

Recuerda que encontrar el nombre fue muy inspirador, pues originalmente pensaba que al denominar una nueva universidad podía ser la Universidad de Culiacán, Tres Ríos, del Noroeste, pero no le satisfacía.

Un día, caminando por la avenida Álvaro Obregón, vio la figura del Arcángel San Miguel en Catedral. Además estaba un vehículo estacionado que tenía un letrero que decía "Saint Paul University", una universidad de Estados Unidos, y pensó que si ya había una Universidad de San Pablo, pues en Culiacán sería Universidad de San Miguel.

"Soy cristiano católico, tengo una devoción de toda la vida y obviamente respeto mucho las tradiciones, la presencia de los ángeles como seres de luz dentro del proceso de la creación místicamente hablando y San Miguel Arcángel se identifica como el soldado principal de Dios y además de patrono de la ciudad yo lo identifico como un protector, tengo muchas colecciones de san migueles", señala.

Orígenes

Cuenta que cuando tenía 27 años, estaba terminando la carrera de economía y tomó la decisión de contraer matrimonio. Al tiempo se fue a trabajar a la Ciudad de México con el Instituto Mexicano de Comercio Exterior y allá tuvo la oportunidad de continuar con un estudio de posgrado en el área de comercio internacional. De ahí que trabajó en ese campo cerca de 10 años.

"Cuando me casé y me fui a México, tenía 20 años casado cuando comenzamos a pensar en fundar la universidad, que va a cumplir 27 años fundada, mi esposa y yo cumplimos 46 años de vida matrimonial en mayo pasado", señala.

Cuenta que tiene una esposa maravillosa que ha sido su sostén, su fuerza y su apoyo permanente en todos los trabajos que ha tenido y en los proyectos que ha emprendido, por lo que considera que sin ella muchas cosas no se hubieran podido hacer, ya que ella ha estado siempre con él, cuidando a los niños y acompañándolo en las giras de trabajo.

Meléndrez, de 73 años, tiene tres hijos. Jorge René es el hijo mayor, quien nació en 1972; Liliana, su segunda hija, nació cinco años después, y la tercera es Beatriz, nacida en 1982.

"Uno no se da cuenta la dimensión de ser padre hasta que ya tiene a los hijos, ahí en la situación de traerlos al mundo, alimentarlos, trabajar para ellos, vestirlos, cuidar el proceso de salud en las enfermedades, dormir o no dormir, desvelarse con ellos y con la esposa, ser padre significa una gran responsabilidad", refiere.

Considera que definitivamente se deben tener los valores más importantes para ser padre y cumplir cabalmente en ese grado tan serio de responsabilidad, pues es un valor sustantivo, así como tener todos aquellos valores con los cuales se fue educado, la honestidad personal, la fidelidad en la relación familiar.

Meléndrez dice que cada padre debe ser el ejemplo de sus hijos, para que crezcan con los mejores atributos, ya que no se les puede llamar la atención por algo que ellos ven que como padre se hace, porque la congruencia es un valor muy importante que todo padre debe pensar en tener.

"Uno aprende a ser hijo de familia y a respetar, querer, amar a sus padres, cuando uno empieza a ser papá, cuando no sientes la responsabilidad de ser padre no te acuerdas de la responsabilidad de ser hijo, hasta que no eres padre realmente empiezas a valorar el trabajo de tus padres", relata.

Padre de varias generaciones

Expresa que en la relación con los padres de familia que tienen a sus hijos en la Universidad o Bachillerato, hoy reclaman que sus hijos reprueben, como si fuera responsabilidad de la institución, y van y reclaman una mejor calificación para ellos, lejos de lo que antes sucedía, cuando eran los papás quienes reclamaban en casa porque se llegaba con una boleta con bajas calificaciones.

Mencionó que son situaciones ejemplo de cómo existe una gran diferencia entre ser padre antes y ser padre ahora, consintiendo al hijo y culpando a los demás, a diferencia de años atrás, cuando el único responsable de malas calificaciones era el hijo.

"Soy papá de tres hijos y abuelo de cuatro nietos, pero también soy padre adoptivo de muchos alumnos que han egresado de la universidad, hemos formado matrimonios felices que han salido entre alumnos de las 22 generaciones y que los muchachos de las primeras generaciones ya me traen a sus hijos, que están viniendo a prepa algunos y otros que ya entraron a la carrera, parte de una extensión de alumnos que vi a los 18 ó 19 años y hoy que los veo a sus casi 40 años los veo como si fueran hijos también", relata.

Recuerda que sus dos hijas estudiaron ahí, pero su esposa tuvo mucho que ver en el equilibrio de que asistieran a la universidad donde su papá era el dueño y rector, pues para ellas era una situación incómoda y su esposa era la que platicaba mucho con ellas en el sentido de que debían de pasar como unas alumnas más.

Momentos difíciles

Relata que uno de los momentos más cruciales que han tenido su esposa y él es cuando a su hijo recién casado, luego de su luna de miel, le detectan un linfoma de Hodgkin.

Recuerda que fue un proceso muy difícil de casi siete años de trabajo médico, viendo distintos especialistas para sacar adelante a su hijo de la enfermedad.

Cuenta con cierta tranquilidad y brillo en los ojos, que en aquél momento sentía una mezcla de sentimientos difíciles de explicar.

"Me daba rabia, molestia, enojo, no comprendía por qué podía sucederle eso a mi hijo en la flor de su juventud, recién casado, regresando de la luna de miel, había una serie de emociones encontradas, que después al pasar el tiempo empieza uno a tomar las cosas con calma, hasta ver la realidad y empezar a trabajar en el proceso de su salud, con un poco de resignación de decir 'bueno, es lo que me tocó vivir y lo tenemos que sacar adelante'", refiere.

En la oficina, rodeado de fotos de sus hijos y nietos, relata que en aquél momento lo único que quería era ponerse en su lugar, que simplemente se cuestionaba por qué a su hijo y no a él, que ya tenía muchos más años ya vividos, pero después entendió que no es correcto desear que el mal se le revierta, porque "Dios es grande y aprieta pero uno resiste de vida".

Menciona que ahora eso sólo es recuerdo y espera este domingo celebrar el Día del Padre como siempre.

"Con los chiquillos corriendo, el más pequeño con su espada en la mano, con los nietos y la familia unida, mis hijos, mi esposa, en la casa conviviendo en familia", señala.