Y aunque no lo crean, dice científico, las plantas tienen su versión del kamasutra

06 julio 2019

"Casi igual que los humanos, las plantas atraen a su pareja y, si es que hay afinidad, tienen sexo e hijos"

Heriberto Giusti Angulo

Como diría el psicólogo Sigmund Freud hace alrededor de un siglo: todo es sexo.

Pero lo que el fundador del psicoanálisis no contemplaba en su afirmación, es que no solamente los “animales instintivos” buscan tener sexo, también las plantas.

Y esto no es solo una metáfora lejana, sino un hecho tangible probado científicamente. En palabras del especialista José Díaz Saturnino, doctor en Ciencias en Biotecnología, las plantas simplemente no pueden evitar querer “echarse un pa...”.

Durante la sexta edición del evento ‘Pisteando con Ciencia’, y la primera en Culiacán, el también Licenciado en Biología describió ante los asistentes al Backstage Bar cómo es que las plantas realizan su “kamasutra”. Y lo hizo de una manera muy casual y simple... simple como la ciencia.

“Normalmente nosotros, los dizque científicos, solemos presentar las cosa que hacemos, las cosas que investigamos, ante gente seria y que se supone sabe mucho”, comentó.

“Pero en realidad la ciencia es simple. Nos han hecho a nosotros creer, desde que somos criaturas, que la matemática, la física, la química, la biología, son cosas para gente que piensa mucho, gente aburrida. Pero en realidad la onda no es así”, reflexionó.

Enfatizó que es asombrosa la similitud que guardan los sistemas reproductores humanos y los del reino vegetal.

“La primera cuestión que nos debe surgir a nosotros es, ¿cómo se forman las plantas? Y luego, ¿cómo se forman las flores en las plantas? Las plantas tienen una necesidad gigantesca vinculada a la luz del sol, al agua, al CO2, y luego a un conjunto de hormonas”, explicó.

“Alguna vez ustedes van a tener hijos, o ya los tienen, y se van a dar cuenta de que sus hijos empiezan a liberar, cuando entran en fase de adolescencia, un aroma “especial”... apestan bien gacho las niñas y apestan bien gacho los niños. Pero nos llama la atención ese peste. ¿Por qué? Porque son hormonas, que nos indican que la criatura va entonces a entrar en madurez reproductiva. Lo mismo sucede, precisamente, con las plantas”, dijo.

“La parte importante de una flor no son los pétalos, ni son los sépalos… En realidad, en la naturaleza lo importante son los órganos sexuales. Y en la planta, en la flor, los órganos sexuales son, precisamente, el ovario y los estambres”, detalló.

Díaz Saturnino profundizó en el proceso mediante el cual las plantas “atraen” a las abejas e insectos que las polinizarán o, lo que es lo mismo, “fecundarán”.

“Las flores no solamente les dan néctar. También les dan cera, les dan polen… y les dan hormonas. Esas hormonas que a los bichos los pone, también, cachondos”, explicó.

“Probablemente ustedes no estén todavía con un hombre al que le apeste la bisagra macizo, o pueden luego decir, ‘Ay, es que ya me acostumbré al aroma del Pánfilo’ ... Pues sí, claro, porque te agrada, porque tienes aparte una relación de tiempo con el Pánfilo. Pero luego llegamos los amigos y le decimos al Pánfilo, ‘Oye, cabrón, ya báñate, no la ch…’”, bromeó.

“Lo que pasa es que el Pánfilo está liberando hormonas”, acentuó.

Una vez que la planta atrajo a su “Pánfilo”, éste va a depositar su polen y dará lugar a un ciclo de reproducción característico de las plantas y similar al de un humano.

“Cuando los granos de polen se depositan, inicia entonces lo que podríamos decir nosotros el ‘coitus’, la fecundación. El grano de polen, cuando es aceptado, se activa. Se empieza a abrir su ‘poro germinativo’ del cual van a emerger, empujados por el citoplasma, los ‘núcleos’. Y tiene dos núcleos importantes: un núcleo reproductivo, que es el que va a formar al embrión, y un núcleo vegetativo”, mencionó.

“El núcleo vegetativo va a formar, precisamente, esta estructura. Si estamos hablando nosotros de que esto es macho, ¿qué es esta parte? Esto es un pene, hace las veces de pene. Y este pene lleva lo mismo que el de algunos de ustedes aquí”, bromeó.

“Es increíble ver que este pene va creciendo y lleva a los núcleos, lo que para nosotros fueran los espermatozoides”, detalló.

Finalmente, el especialista describió la parte final de este kamasutra de las plantas: el “acto de amor” entre la flor y el pene vegetal.

“Éste es un esquema en el que podemos ver qué es lo que sucede a partir de la llegada de un gramo de polen a un ovario: llega a la flor, se reconocen, y empieza a crecer el pene. Pero el pene no entra a la brava, sino que hay un proceso también, en ocasiones, suaaave, tranquiiilo, pausaaado”, relató.

“¿Pero por qué? Porque no va a ser el único pene en ingresar aquí: van a ser cientos o, en ocasiones, miles. Imagínense, como dicen aquí en Sinaloa, ¿cuántos “pa...” se podría echar el ovario de un aguacate? Uno. ¿Por qué? Porque nada más tuvo una semilla”.

-- "¿Pero qué tal una sandía?”, cuestionó.