México y EU, listos para un nuevo capítulo en su rivalidad

Noroeste/Redacción
11 marzo 2023

Este domingo, México y Estados Unidos se medirán en esperado duelo del Clásico Mundial de Beisbol

GOODYEAR, Arizona._ Han pasado diez años desde la última vez que México y Estados Unidos se enfrentaron en un Clásico Mundial de Beisbol.

La noche del domingo jugarán en un Chase Field que seguramente estará reventar - ya se agotaron todas las entradas - y una audiencia televisiva nacional en FS1.

Preparen sus ojos y sus oídos en consecuencia.

“Va a haber muchas banderas, muchas matracas”, dijo el ícono del beisbol mexicano Vinny Castilla, refiriéndose a los ruidosos instrumentos favoritos de los fanáticos mexicanos. “No puedo esperar por ese juego. Va a ser increíble”.

Castilla, cuyos 320 jonrones en las Mayores son la mayor cantidad para un jugador nacido en México, es el coach de la banca de la selección de México. Para ser claros, no mira más allá del partido inaugural del torneo del sábado contra Colombia. Pero se da cuenta del potencial trascendente del escenario del domingo.

En torneos de beisbol de primer nivel, donde se ven las caras los mejores, Estados Unidos y México no han jugado lo suficiente como para cultivar recuerdos similares a la historia futbolística compartida por los dos países. El juego correcto, en el lugar correcto, en el momento correcto, puede cambiar eso. Y ha llegado el momento de que la rivalidad beisbolera entre Estados Unidos y México se eleve en importancia cultural.

El equipo estadounidense es el campeón defensor. México tendrá al mejor róster que jamás ha traído a este torneo. El Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, es un apasionado del beisbol que intercambia mensajes sobre el Clásico con el mánager de la selección, Benji Gil.

Phoenix es el hogar de una de las comunidades mexicoamericanas más grandes de los Estados Unidos. Si los juegos anteriores sirven de guía, una mayoría entusiasta de fanáticos llegará el domingo al Chase Field vestidos de verde y rojo.

“Estados Unidos tiene los mejores jugadores de beisbol del mundo”, aseguró Castilla. “Se supone que debemos vencerlo en futbol. Es un asunto bien grande cuando podemos vencer a Estados Unidos jugando beisbol”.

México lo ha logrado dos veces en tres encuentros del Clásico, incluido el enfrentamiento más impactante de la rivalidad hasta la fecha.

En el juego final de la segunda ronda en el 2006, una victoria estadounidense habría llevado al Team USA a la semifinal. El mánager estadounidense Buck Martínez tenía al legendario Roger Clemens en el montículo, con tres futuros miembros del Salón de la Fama, Derek Jeter, Ken Griffey Jr. y Chipper Jones, en la alineación titular.

Pero Óliver Pérez, entonces un joven zurdo de 24 años perteneciente a los Mets, abrió por México y desconcertó a los bateadores estadounidenses durante tres entradas en blanco. Jorge Cantú impulsó dos carreras contra Clemens, quien cargó con la derrota.

Gil, un jugador de cuadro de aquel equipo mexicano del 2006, dijo que el impacto de la victoria fue “enorme” ... y aún perdura.

“Eso hizo que muchos fanáticos de los deportes en México se convirtieran en fanáticos del beisbol”, indicó.

Michael Young, siete veces convocado al Juego de Estrellas, era el primer bate del equipo de Estados Unidos en Anaheim esa noche. Ahora forma parte del cuerpo técnico estadounidense que lidera el mánager Mark DeRosa. Young planea hacer referencia al dolor de aquella derrota en sus conversaciones con los jugadores de la selección estadounidense antes del encuentro del domingo.

“Recuerdo que estaba tan [molesto] como lo he estado alguna vez en un juego de beisbol”, dijo Young. “Ya habíamos jugado varias veces para ese momento, pero ninguno de nosotros estaba preparado para jugar beisbol de ese nivel. Estábamos acostumbrados a una serie de tres juegos o una serie de siete juegos en la postemporada. Estábamos teniendo problemas para batear como un equipo. Había un talento increíble. Pero de un golpe, parpadeamos, y el juego había terminado. Estaban celebrando. Jugaron un gran beisbol.

“Recuerdo que fui al clubhouse, di un vistazo y pensé, ‘Esto no debió haber pasado. Este equipo es demasiado bueno’. Hasta el día de hoy, 17 años después, me afecta. Todavía me afecta. Pero así es la competencia. En verdad nunca lo superas”.

El resultado definió tres narrativas que duraron por años: Japón, y no Estados Unidos, avanzó a la semifinal y se coronó en la primera edición del Clásico; Estados Unidos esperaría otros 11 años para ganar el oro; y México demostró que era capaz de superar a su vecino al norte, y lo volvió a hacer con un triunfo por 5-2 en el Chase Field en el Clásico del 2013, en el que el conjunto estadounidense nunca llegó a tener la ventaja.

Siete años después de la derrota, Young recibió una invitación inesperada para jugar por México en el Clásico del 2013. Young nació en California, pero su madre, Anna, es 100 por ciento de origen mexicano. La selección estadounidense también le ofreció a Young en puesto en su róster en aquella ocasión. Al final, Young decidió permanecer en los entrenamientos primaverales con su nuevo equipo, los Filis de Filadelfia. Reconoce ahora que le hubiese sido difícil cambiar de uniforme y jugar por la selección que cortó su sueño de un título en el Clásico del 2006.

Rowdy Téllez tiene una historia parecida que lo llevó a elegir otra selección para el torneo este año. Como Young, Téllez nació y se crió en California. Como Young, Téllez tiene raíces mexicanas. Gil le ofreció a Téllez un puesto en la selección mexicana después de una campaña 2022 en la que el cañonero empalmó 35 cuadrangulares por los Cerveceros de Milwaukee.

Téllez aceptó. El miércoles, vistió orgullosamente el uniforme verde y blanco de México para las prácticas de bateo en el Goodyear Ballpark. Pensó en su abuelo, John, quien nació en México y era hijos de padres que cultivaban remolacha. John jugó beisbol invernal en México y llevó su amor por el beisbol con él cuando emigró a Estados Unidos.

“De ahí es mi familia”, dijo Téllez al preguntársele sobre el significado de la camiseta que tenía puesta. “Es bien grato ser parte de México y jugar con ellos”.

Gil, quien está dirigiendo en el Clásico por primera vez, entiende los matices de cómo la historia de una familia determina la lealtad a una selección sobre otra. Gil nació en Tijuana, pero se mudó a California a los 3 años y se graduó de la escuela secundaria Castle Park en Chula Vista, California.

Pero como jugador y mánager en el Clásico, siempre ha decidido representar al país que lo vio nacer.

“Somos vecinos, ¿verdad?” señaló Gil. “Hasta la gente adinerada que vive bien en México y no tienen el sueño americano, va a Estados Unidos, ven la cultura, visitan las grandes ciudades, van de compras, a Disneylandia.

“Nos encanta Estado Unidos. Nos encanta la vida americana, el estilo de vida y la cultura. Y probablemente más que ninguna otra cultura, los Estados Unidos también ha adoptado la cultura mexicana. Existe un gran respeto entre una cultura y otra y admiración y respeto”.

Entonces, Gil hizo una pausa.

“Pero obviamente, queremos ganar”.

El domingo, esas dos culturas chocaran en un terreno de beisbol. Pocas veces se puede afirmar que un juego puede determinar el futuro crecimiento de un deporte, pero ese es precisamente el caso en el Chase Field este fin de semana.

(Con información de MLB)