Higiene de la actividad física (2 de 3)

Dr. Epifanio Castañeda Labra
09 enero 2025

Amigo lector de Noroeste, existe en Sinaloa un dicho que dice, “Ayer la barca de oro, y ahora a empezar de nada”. No lo dice así, pero el respeto siempre debe de prevalecer. Pues bien, ojalá que usted esté consciente de lo importante que es tener calidad de vida en las últimas etapas de la vida, aunque esta (calidad de vida) debe ser siempre, pero para que esto tenga factibilidad de llevarse a cabo, usted debe de realizar factores que lo lleven a la cosecha de estar en las mejores condiciones posibles, entre estos está: la alimentación e hidratación, actividad física, uso de medicina para mejorar la inmunidad (vacunas, etcétera).

En lo que se refiere a la actividad física se deben tener los cuidados suficientes, donde la higiene de la misma se debe conservar. Esta higiene es importante, realizando la actividad física donde no haya cansancio, fatiga ni dolor, respetar la condición física y sobre todo la ejecución de cualquier actividad.

El ejercicio cien por ciento saludable es el ejercicio aeróbico, aunque el anaeróbico, si se realiza respetando su capacidad, lo más probable es que sea de beneficio, y esta se haga de una a dos veces por semana, mientras el aeróbico lo puede hacer todos los días.

El ejercicio aeróbico tiene que reunir ciertas características siendo estas que se entrene 20 y 90 minutos de preferencia, no debe de cansar, fatigar o dolor, cíclico, no descansar más de 48 horas seguidas, siempre buscando que la condición y acondicionamiento sea distal, corazón derecho, corazón izquierdo y mantenimiento.

Cuando se realice “ejercicio” se tiene que realizar una calistenia previa y esta sea suficiente (que su cuerpo esté en condición). Se debe tomar en cuenta la higiene del aire, ya que el medio ambiente es un complejo conjunto de factores naturales, sociales, domésticos, productivos y otros. En este sentido el aire requiere la mayor atención, ya que ejerce una influencia permanente sobre el organismo. De acuerdo a las condiciones, al aire libre o en los locales, es necesario considerar el estado sanitario del medio aéreo, ya que las variaciones desfavorables que en él ocurran pueden ocasionar un sensible daño a la salud de las personas.

También para la higiene del aire es necesario tomar en cuenta la temperatura del mismo, aunque en el individuo tiene mecanismos fisiológicos para su termorregulación. Si sabemos que la mayor parte del calor se entrega a través de la superficie de la piel (90 a 90%), el resto se consume en el calentamiento de los alimentos, el aire inspirado, etcétera. Cuando existen problemas de termorregulación, se deben corregir estos.

La alta temperatura influye negativamente en las funciones de la actividad nerviosa superior: disminuye la atención, la exactitud y la coordinación de los movimientos, la velocidad de reacción, la capacidad para pasar de un tipo de trabajo a otro, lo que puede ser causa de lesiones traumáticas en las clases de deporte y en algunos tipos de trabajo. En los casos de altas temperaturas de aire, en particular en los climas calientes, el organismo se debilita y se hace más susceptible a las enfermedades infecciosas.

En las bajas temperaturas del aire, la pérdida de calor aumenta, y se crea el peligro del sobreenfriamiento del organismo: Las influencias prolongadas o breves, pero intensas, de las bajas temperaturas, ocasionan diversas reacciones reflejas de carácter general y local, con cambios funcionales no solo en los lugares sometidos al enfriamiento, sino también en partes del cuerpo alejadas.

La temperatura ambiente más favorable es de 18 a 20 grados centígrados para una humedad normal del aire y un reposo relativo. La temperatura del aire superior a 24 o 25 grados centígrados e inferior a 14 o 15 grados centígrados, bajo las mismas condiciones, rompe el equilibrio térmico del organismo.

La humedad del aire también se debe tomar en cuenta para la higiene de la actividad física, siendo estas tanto en temperaturas calientes como frías.